El riesgo país subió casi 100 puntos, mientras que en dólares, la bolsa se hundió 18%. La tasa de política monetaria pasó del 27,25% al 40%, es decir, 1275 puntos básicos
Luego de jornadas frenéticas del tipo de cambio, la calma de a poco parece haber llegado, con un un dólar buscando un equilibrio en la zona de $ 24,50. Ahora bien, los cambios a nivel financiero que deja atrás esta corrida bancaria no son menores.
Tomando como punto de partida el 23 de abril podemos ver que el Merval en pesos apenas subió un 0,35%, aunque el fuerte ajuste se vio en términos de dólares, con una caída del 18%. Las acciones de Holcim, Grupo Financiero Valores, Cablevision, Galicia y Supervielle perdieron más del 30%. Apenas Petrobras, Tenaris y Aluar supieron mantenerse a flote con subas de 20%, 1,92% y 1,1% respectivamente en dólares.
En lo que refiere al riesgo país, subió 99 puntos a 482 puntos el martes. Este avance se vio reflejado en los rendimientos de los bonos tanto de la parte larga como la parte corta de la curva. El Centenario marcó una suba de su tasa de 50 puntos básicos, pasando de 7,8% a 8,3% durante la corrida y el Bonar 2024 pasó de rendir 5,2% a 6,6% entre el 23 de abril y el 15 de mayo.
Obviamente la suba del dólar fue la variable que mayor atención concitó, con un tipo de cambio que subió un 20% y fue la moneda que más se devaluó en el mundo. Para tener una idea, la segunda moneda que más perdió fue la lira turca, con una devaluación de menos de la mitad (8,1%).
Cuando se mira el Tipo de Cambio Real Multilateral (TCRM) al 15 de mayo estamos en niveles similares a los de la salida del cepo en diciembre de 2016 con lo cual la prioridad será mantener esa competitividad cambiaria. No dejar que se atrase el dólar si entran capitales, un escenario en el que el BCRA deberá comprar reservas.
En concreto, el dólar subió cuatro pesos en tres semanas. Para contener la corrida el BCRA implementó un gran número de medidas. Decidió subir rápidamente la tasa de política monetaria al 40% desde el 27,25% previo a la corrida, es decir, 1275 puntos básicos en tres semanas. Una evolución similar tuvo la Lebac que subió 1380 puntos básicos, pasando de 26,2% al 40%.
Además, en el medio inició conversaciones con el FMI para poder recibir una asistencia financiera que tranquilice a los mercados y que muestre a su vez señales de liquidez en el mercado. Por otro lado, el BCRA tomó financiación del Banco de Basilea por u$s 2000 millones y finalmente Luis Caputo salió a emitir esta semana u$s 3000 millones en los bonos Botes, en uno de los peores días para los mercados emergentes.
En paralelo el BCRA se mostró firme en marcar el techo del dólar en $ 25 ofreciendo u$s 5000 millones. Les redujo la exigencia de liquidez a los bancos para que acompañen la licitación de Lebac y para que la presión alcista del dólar quede reducida. De esta manera, el BCRA logró una renovación del 100% en la licitación de Lebac y la tensión en el tipo de cambio finalmente aflojó. Durante toda la corrida perdió u$s 8461 millones en reservas.
El BCRA se mostró por momentos detrás del mercado y por momentos delante. Pero cuando más firmeza se necesitaba (más próxima a la licitación de Lebac), el equipo económico supo cómo enfrentar la situación y más que aprobó el examen.
Los condicionamientos del FMI hacia Argentina aún no se conocen pero seguramente conlleven medidas que apunten a una reducción del déficit de manera más agresiva, relegando parte del gradualismo que intentaba llevar adelante el gobierno.
Justamente, el ministro de Hacienda Nicolás Dujovne, junto con Caputo, señaló durante los días de mayor nerviosismo que la meta del déficit para este año se iba a ajustar al 2,7% del PBI desde el 3,2%.
Es importante contar con el apoyo del FMI en contextos en que la suba de tasas amenaza al mercado global de emergentes. Sin dudas que puede ser una alerta para el precio de los bonos pero es una suerte de refugio para el financiamiento que necesita argentina de acá a los próximos años. En este entorno adverso en materia de tasas a nivel internacional, acceder al Fondo implica una muy buena estrategia para reducir riesgo global.
Los impactos en materia economía seguramente los comencemos a ver. En cuestiones de crecimiento, FIEL anticipó que la economía va a crecer un 2% en vez de un 2,5% proyectado inicialmente. Esta semana además se conoció el dato de inflación de abril, de 2,7%, marcando una tasa anua del 25,5% y un acumulado en el año del 9,6%. Ya nadie habla de la meta de inflación del 15% y de hecho, desde el gobierno afirman que este año tendremos mayor inflación de la esperada.
Justamente, el traslado a precios de la devaluación seguramente lo sentiremos en los próximos meses y pocos analistas cuestionan que veremos este fenómeno.
Esto genera que el BCRA deba mantener el menos tiempo posible las tasas en estos niveles pero a al vez deberá asegurarse que el pánico haya pasado y comenzar a elaborar estrategias desde cero, esta vez en forma más coordinada con Hacienda para reducir el déficit fiscal con un nivel de gradualismo quizá menor al que inicialmente se preveía.
En concreto, el mercado pidió un ajuste por las malas, algo que el gobierno quería hacía por las buenas y éstas fueron las consecuencias.