El presidente de la entidad, Guido Sandleris, resaltó los efectos de la política monetaria restrictiva que rige desde octubre, más la menor incertidumbre política y la ausencia de suba de tarifas
Poco más de una hora después de que el Indec difundiera el dato de inflación de mayo que confirmó las expectativas de nueva desaceleración que había recibido de los informes privados de los respondentes del REM, el presidente del Banco Central de la República Argentina, Guido Sandleris, brindó una conferencia de prensa en la que destacó el contraste entre la inflación de 3,1% de mayo con el 6,5% de septiembre de 2018, cuando aún no había comenzado la nueva política monetaria. «Por tanto ya se están viendo los primeros efectos, aunque aun falta mucho, pero la inflación de junio será menor», dijo.
Y agregó: «estas cifras siguen siendo muy altas. Están todavía muy lejos de los niveles aceptables. Estoy convencido de que, si persistimos en esta política monetaria estricta que estamos llevando adelante, la inflación seguirá bajando. De hecho, esperamos que en junio sea menor, en la medida en que se vaya disipando la incertidumbre política, y la ausencia de aumentos de tarifas, van a llevar a que el proceso de baja de la inflación será más rápido».
Sandleris explicó: «La inflación va a seguir bajando porque finalmente, después de mucho tiempo, están dadas las condiciones macroeconómicas para que esto suceda. Hemos recuperado los equilibrios básicos: el fiscal, un tipo de cambio competitivo y precios relativos no distorsionados. Sobre estas bases continuaremos implementando una estricta política monetaria. Alcanzar niveles de inflación de un dígito anual requerirá de tiempo y esfuerzo. La perseverancia es clave en este proceso».
Y concluyó el presidente del Banco Central: «tasas altas de interés implican costos para muchos sectores en el corto plazo. Sin embargo, en el contexto actual, la alternativa es aún más costosa. Esta política monetaria nos protege de la incertidumbre, interna y externa, y traerá beneficios para el conjunto de la sociedad que perdurarán en el tiempo».
Qué reveló la variación de los precios al público en mayo
Por segundo mes consecutivo la tasa de inflación fue en mayo inferior a la del mes previo, y eso ya generó la expectativa de una clara tendencia a la baja, principalmente por el agotamiento del proceso de adelanto de los aumentos de las tarifas de los servicios públicos al primer cuatrimestre, y el salto cambiario que tuvo lugar entre enero y marzo, que sorprendió a los mercados, y en particular al sector real de la economía, como se define a la producción y comercio de bienes y servicios.
Sin embargo, la buena noticia no tiene aún mucha fortaleza, por dos razones: 1) porque la tasa interanual volvió a acelerarse significativamente a poco más de 57%, cuando en mayo de 2018 había sido de 26,4%; y en abril de 55,8%; y 2) porque la denominada inflación núcleo fue superior al nivel general, tanto en el mes, como en el acumulado del año y en los pasados 12 meses, esto es la variación del promedio de precios no vinculados a factores estacionales, ni a decisiones discrecionales del Gobierno, como los regulados, y por tanto no se puede asociar el nivel de la inflación a estos dos desagregados.
De todas formas, la política monetaria restrictiva que mantiene el Banco Central, tanto por la decisión de congelar la expansión de base monetaria, en el nivel de septiembre, que fue una de las claves de la expansión del acuerdo stand-by con el Fondo Monetario, como por la fijación de una tasa de interés de referencia de política más de 10 puntos porcentuales por arriba de la inflación de los pasados 12 meses, y de más de más de casi 30 respecto de la proyección del mercado que hasta hace 10 días se ubicaba en 40% anual a diciembre.
De ahí que en el inicio de la conferencia de prensa Guido Sandleris resaltara que «ya se ven los primeros efectos de la política monetaria puesta en práctica desde octubre del último año», y por tanto, de cara a los movimientos habituales de redolarización de carteras en momentos previos a las elecciones presidenciales, aseguró: «se mantendrá la política monetaria restrictiva, para evitar un movimiento brusco de ese proceso, pero no alterar la tendencia».
El cambio de humor de los mercados desde mediados de mayo, con las primeras definiciones sobre las conformación de las cabezas de listas a presidente y vicepresidente por parte del kirchnerismo, y más recientemente del oficialismo, provocaron un punto de giro en el nivel de las tasas de interés de referencia y en la cotización del dólar. Dos variables claves que de mantenerse en esa tendencia tendrán efectos inmediatos sobre las tasas de inflación, tanto a nivel consumidor, como mayorista.
Pero no podrían sostenerse en esa línea desde comienzos de agosto, excepto el Gobierno quiera correr el riesgo de dejar atrasar el tipo de cambio, que ingresó en la zona de $40 por dólar en septiembre de 2018, y se mantuvo en ese rango, porque para entonces la inflación acumulada en un año será menor a la actual, pero aún muy superior a 40 por ciento.