En la época de mayor liquidación del agro la entidad vende divisas para abastecer la demanda
El Banco Central se enfrenta a una situación de estrés de divisas. En el período estacional de mayor superávit comercial, por las exportaciones vinculadas a la cosecha gruesa en otoño, la entidad debe vender dólares para abastecer la demanda mayorista y eso le impide sumar reservas internacionales.
Convergen en este singular 2020 dominado por en su comienzo por los efectos de la pandemia de la Covid-19 una serie de condiciones, entre las que destacan: la incertidumbre sobre la deuda, el “cepo” y la ampliación de la brecha cambiaria, y menores ventas del agro por las elevadas retenciones y los bajos precios internacionales de las materias primas que exporta el país.
Cerca de los USD 43.200 millones, las reservas están casi al nivel más bajo del último año (USD 43.106 millones el 7 de noviembre de 2019). Para encontrar una cifra menor hay que retroceder más de tres años, a los USD 39.884 millones del 25 de enero de 2017. El contraste es enorme con el récord de activos en las arcas del Central, hace poco más de un año, de USD 77.489 millones, el 9 de abril de 2019, entonces sostenido por el préstamo del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Amílcar Collante, economista de CeSur (Centro de Estudios Económicos del Sur) , afirmó: “el Banco Central no está pudiendo hacerse de reservas, a pesar del cepo cambiario y el superávit comercial. En un punto, a los controles los establecés para reprimir la demanda, pero lo que se te va con ese desincentivo es la oferta. Nadie va a liquidar dólares, porque ya se perdió todo el colchón de competitividad de las PASO, queda atrasado la paridad oficial mayorista y en simultáneo los socios comerciales devaluaron”.
“Cuando asumió Alberto Fernández las reservas netas eran de unos USD 11.500 millones y hoy están más cerca de los USD 9.500 millones de dólares. La caída de las reservas netas no es de la misma magnitud que la de las reservas brutas, donde incide la salida de depósitos en dólares del sistema. La disparada de la brecha entre el oficial y el blue hace que algunos ahorristas quieran sacar sus divisas del sistema para canjearlas a un precio más alto”, acotó Collante, en diálogo con Infobae.
El descenso en el nivel de reservas brutas fue impulsado en el último mes por el retiro de depósitos en dólares. Desde el lunes 20 de abril, cuando se flexibilizó la cuarentena para la atención al público en los bancos, salieron del sistema financiero unos USD 1.000 millones, monto comparable al superávit comercial del período.
Los depósitos en dólares en efectivo se redujeron un 5,6% desde los USD 18.289 millones del viernes 17 de abril los USD 17.285 millones el 12 de mayo.
“En momentos de incertidumbre, el refugio es el dólar. No sabemos qué va a pasar con la reestructuración de la deuda, si habrá acuerdo o si no. El que tiene que subir es el oficial, y los paralelos se van a empezar a calmar cuando haya algún tipo de señal desde la política que ancle las expectativas”, agregó el economista de CeSur.
Los analistas de Portfolio Personal Inversiones subrayaron: “dentro del mercado de cambios la tendencia alcista no cede a pesar de las últimas restricciones oficiales. En pleno proceso de reestructuración de la deuda junto a la incertidumbre del futuro económico, ante la crisis tanto a nivel local como en el mundo, las presiones continúan. El marco económico de emisión monetaria y déficit fiscal no dejan de generar dudas, y el riesgo de default todavía se mantiene, por lo que tanto el contado con liquidación como el MEP siguen con presión alcista”.
“Un escenario donde la incertidumbre por la reestructuración de la deuda se mantiene, más una fuerte emisión monetaria y expansión de la Base Monetaria es el cocktail perfecto para presionar al alza al tipo de cambio. Por ende, de mantenerse este escenario actual, no vemos por qué las cotizaciones del dólar dejarían de seguir subiendo estas semanas”, agregaron desde Portfolio Personal.
Un informe del Grupo SBS advirtió sobre “una inconsistencia entre las políticas monetaria y cambiaria”, debido a que la “tasa de expansión monetaria se aceleró a medida que el BCRA fue emitiendo pesos para financiar al Tesoro, pero la tasa de devaluación no acompañó”.
El estudio de los economistas Adrián Yarde Buller y Juan Manuel Franco enfatiza: “esta inconsistencia presiona sobre el mercado cambiario a través de dos vías. Por un lado, aprecia el tipo de cambio real -los precios de los bienes y servicios transables suben más lento que los no transables- desincentivando las exportaciones e impulsando la demanda de dólares para atesoramiento e importaciones. Por otra parte, crece la brecha entre el tipo de cambio mayorista y el implícito en los activos financieros ya que este último captura más plenamente la expansión monetaria”.
Los expertos del Grupo SBS apuntaron que “tarde o temprano esta inconsistencia deberá resolverse ya que el BCRA seguirá financiando al Tesoro y el margen para seguir vendiendo dólares es limitado”. La solución podría combinar tres elementos: una tasa de depreciación mayor a la de expansión monetaria, una esterilización más activa y restricciones cambiarias adicionales.