En ese lapso logró comprar apenas USD 190 millones, mientras que en el año lleva vendidos USD 4.370 millones. Los inversores miran las reservas como una clave para medir el riesgo de la deuda soberana
En las últimas ruedas de un año en el que sus arcas sufrieron toda la furia de la inestabilidad cambiaria, el Banco Central (BCRA) tiene su pequeño brote verde. En las últimas 9 ruedas contadas desde el jueves 3, la entidad conducida por Miguel Pesce no tuvo que vender dólares para satisfacer la demanda de importadores, ahorristas y empresas. De hecho, en 7 de esas ruedas pudo además comprar dólares con las que recomponer al menos mínimamente sus tenencias. Fueron USD 190 millones los que sumó, según datos no oficiales. Y, por breve que sea el plazo de calma en el mercado oficial, es ni más ni menos que la mejor racha que vivió la autoridad monetaria desde junio pasado. Nunca había logrado hilar 9 ruedas cambiarias sin vender en todo el segundo trimestre.
El BCRA terminó ayer con un saldo positivo en su intervención en el mercado cambiario. Al final de la rueda la oferta privada de divisas no sólo fue suficiente como para abastecer a toda la demanda del día sino que, además, dejó un sobrante. Fueron apenas USD 10 millones, que se suman a las compras de los días anteriores para arrojar el saldo de USD 160 millones. Fuentes del mercado señalaron que a ese monto se sumó el saldo positivo de USD 30 millones de hoy.
Los USD 190 millones que obtuvo Pesce en las últimas ruedas se reducen a casi la mitad si se toma todo el mes, ya que a pesar de duras trabas a las importaciones, la reducción del universo de compradores autorizados, un castigo del 65% al precio del dólar para ahorro y para consumos con tarjeta, entre otras trabas, diciembre había empezado con el mismo tono que dominó en el año: con el Central teniendo que vender para abastecer al mercado.
Entre el 29 de mayo y el 17 de junio el Banco Central había hilado 13 ruedas consecutivas sin ventas. En ese momento, el saldo positivo había sido mucho más voluminoso. Recogió USD 1.050 millones en ese lapso.
Los de este veranito de diciembre son números muy modestos. Se comparan, por ejemplo, con un resultado vendedor de USD 4.730 millones en todo 2020 hasta este momento.
En el mercado explican que hay dos causas detrás de la novedad de que el Central no pierda reservas por intervenciones en el mercado. “Es doble. Estas semanas se vieron más liquidaciones de exportaciones de mineras y del agro”, dijeron en una mesa de un banco privado. “Y por el otro las importaciones siguen estando muy pisadas”, agregaron.
La capacidad del BCRA para sumar reservas es una de las claves que miran los inversores para definir sus posturas en bonos soberanos.
Si el ministro de Economía, Martín Guzmán, da con una receta que evite una devaluación desordenada del tipo de cambio oficial y logra entrar a un camino de estabilización, eso se va a ver entre otros puntos en una posición más cómoda del Central en el mercado. Un Central que, en suma, puede comprar reservas con las que eventualmente el Tesoro pueda hacer pagos de deuda, desde 2024 en adelante.
Y, a su vez, Guzmán necesita más confianza en la capacidad de repago del país para que la tasa de los bonos en dólares se achique y arrastre a la baja al costo de endeudamiento en pesos, del que depende para limitar la cantidad de dinero que le hace imprimir al Banco Central. Tiempo hay, pero el ritmo es muy lento. Y no hay seguridad respecto a que la tendencia de compra de reservas pueda sostenerse.
“Los indicadores de liquidez son el barómetro para el futuro pago de la deuda y explican la alta correlación entre las reservas de divisas y los precios de los bonos. La demanda estacional de puede puede proporcionar cierto alivio en las próximas semanas; sin embargo, el desequilibrio estacional y estructural de la oferta y la demanda de dólares de los Estados Unidos podría empeorar hasta el año próximo”, escribió Siobhan Morden de Armherst Pierpoint Securities en un mail para sus clientes.