La generosidad con los ahorristas duró poco. Los bancos empezaron esta semana a bajar las tasas de interés que pagan por sus plazos fijos, ante el gran flujo de pesos que recibieron a partir del levantamiento del cepo cambiario.
En apenas quince días, empresas y clientes particulares depositaron $ 36.000 millones nuevos en el sistema financiero. Frenaron con esto la caída que se veía desde mitad de noviembre en el stock que hasta entonces tenían las entidades del sector, y lo hicieron crecer, incluso, en un 9%.
Las mesas de dinero, que a mitad de diciembre habían llegado a pagar hasta 30% anual a pequeños ahorristas y 33% a los más grandes, ofrecen ahora 26% y 28% anual, respectivamente (datos privados). El objetivo es ponerle un freno a lo que en el sector empezaron a definir como una «lluvia de pesos»: los plazos fijos avanzan, a esta altura, a un ritmo récord del 56% interanual.
Los mayores incentivos que encontraron las empresas y los ahorristas para llevar dinero a las sucursales (casi en parte iguales) fueron dos: en primer lugar, la suba de casi 9 puntos porcentuales, hasta 38% anual, que había alentado inicialmente el Central en las tasas de interés que sirven de referencia a toda la economía (las de sus Letras de deuda); y en segundo lugar, la señal que envió al mercado de que empezaría a desandar poco a poco ese camino, y de que iniciaría a partir de entonces un ciclo bajista ininterrumpido en estos retornos. El comportamiento empujó al sector privado a apurarse por aprovechar esta efímera época de tasas altas, superiores a la inflación y a las expectativas de devaluación. La presunción de todos terminó por confirmarse: ahora, quien deposita sus pesos en el sistema recibe a cambio el mismo beneficio (o quizá menos) que percibía antes del cepo: la Badlar -la tasa que mide el Central para los depósitos mayores al millón de pesos- se ubicó el último jueves en el 26,6% anual; y el retorno para ahorristas minoristas, en tanto, quedó en 25,11%.
La dinámica es completamente diferente a la que se percibía para estos mismos depósitos desde mitad de noviembre, cuando Alejandro Vanoli estaba al frente del BCRA, hasta el levantamiento del cepo cambiario. Y va en sentido contrario a la tendencia estacional que suelen mostrar estos ahorros en esta época del año: entre los argentinos se percibe mayor consumo y menos ahorro, por la celebración de las fiestas y la llegada de las vacaciones; y entre las compañías empieza a verse retiro de fondos para el pago de sueldos y aguinaldos (en los años anteriores, los plazos fijos casi no variaron durante este período, a pesar de la fuerte emisión de pesos).
Fuente: http://www.ambito.com/diario/noticia.asp?id=823062