Como parte del encuentro en el que recibirá a sindicalistas, industriales y empresarios, los banqueros llevarán propuestas para realizar cambios en la economía. Y también buscarán consensuar que se avance con el impuesto a la renta financiera sin afectar los depósitos
Espero que tengan preparadas sus preguntas para mis respuestas”, solía decirle a los periodistas Henry Kissinger, ex Secretario de Estado estadounidense. Casi respetando la misma tónica filosófica, los bancos nucleados en la Asociación de Bancos Argentinos (Adeba) van al encuentro con la presidenta Cristina Fernández que se llevará a cabo hoy en Río Gallegos, con la iniciativa guardada en el bolsillo: “la agenda la pone la presidenta”, dicen.
De todas formas, en la carpeta que lleva Jorge Brito, el titular del Banco Macro, existen algunos puntos que se han consensuado de antemano. Uno de los principales tiene que ver con el atraso cambiario y la falta de dólares. Los bancos no piensan eludir la discusión del tema, más bien, participarán activamente tratando de dar su visión del asunto. Saben que por parte de la Unión Industrial Argentina (UIA) la propuesta estará más vigente que nunca y que para un sector del Gobierno cuya cabeza visible es el viceministro de Economía Axel Kicillof, el desdoblamiento cambiario y, por ende, la devaluación del tipo de cambio de algunos sectores de la economía que hoy piden ayuda (y la legalización de ese desdoblamiento), está a la vuelta de la esquina. Por eso buscarán terciar entre la posición dura de los sindicatos (y en parte del propio Gobierno) que se resiste a la transferencia de riqueza que provoca cualquier devaluación de los sectores de ingresos bajos a aquellos que han ahorrado en dólares, y la de los industriales. En este sentido, la posición de las entidades es respaldar medidas que potencien la competitividad del tipo de cambio, pero que deberá acompañarse de un paquete de estímulo y de una política monetaria con mayor control, es decir, con menor emisión e inflación. Para ello reclamarán que se vuelva al superávit fiscal y comercial o que, al menos, se comience a transitar ese camino. “Queremos que la economía vuelva a la fotografía del 2007, cuando teníamos crecimiento y consumo pero no tasas de inflación tan elevadas”, sostienen.
Estimaciones de la Cámara de Exportadores de la República Argentina (CERA) indicaron que el saldo de la balanza comercial de este año será de u$s 8.300 millones en lugar de los u$s 10.000 millones previstos por el Gobierno nacional. Por otro lado, según consultoras privadas, la base monetaria terminaría creciendo en torno al 36/38% en diciembre 2013. Así, el tipo de cambio de cobertura cerraría el año en torno a $ 12 por dólar y el blue se ubicaría en $ 11.
Un capítulo aparte es el tratamiento del impuesto a la renta financiera. Sabido es que el Gobierno avanza con cambios en el impuesto a las Ganancias, pero que también se encuentra redactando la letra chica del proyecto que grave la especulación financiera. En este sentido los bancos planean avalar la iniciativa -o al menos no oponerse-siempre y cuando se preserve al pequeño ahorrista. En la traducción, sostienen que se opondrán a que se graven los depósitos a plazo fijo, por lo menos aquellos que se ubican por debajo de los $ 700.000.
En el Gobierno creen que el gravamen a la renta financiera no alcanza para compensar una eventual modificación en Ganancias. Días antes de las elecciones, el titular de la AFIP, Ricardo Echegaray, dijo que podrían recaudarse unos $ 5.500 millones al año. Como contrapartida, el fisco embolsó unos $ 25.000 millones en 2012 por la cuarta categoría de Ganancias. Sin embargo, en el Ejecutivo entienden que el impuesto a la renta financiera podría funcionar como un gesto político (estaría bien visto por los trabajadores) y un mensaje a los bancos. En el Gobierno acusan a Jorge Brito, el titular de Adeba, de apoyar a Massa. Por eso lo habrían convocado a la reunión de hoy mientras que a los bancos extranjeros, nucleados en la Asociación de Bancos de la Argentina (ABA), “los dejó pasar”.