• La tasa que cobran por líneas a corto plazo ya saltó hasta 300 puntos básicos en algunas entidades del sistema
El objetivo de mantener bajo control la cantidad de pesos en el sistema para frenar el dólar, aun a costa de medidas que puedan afectar la actividad, disminuyó la liquidez en los bancos y encareció en pocos días el financiamiento que las empresas toman a muy corto plazo. La tasa que cobran los bancos por sus préstamos a empresas para capital de trabajo, a muy corto plazo, subió entre 200 y 300 puntos básicos en las últimas semanas y ya llega hasta el 27% anual.
Sucedió que, hace una semana, la ANSES retiró más de $ 1.000 millones de los bancos privados y provocó inmediatamente un salto de 200 puntos básicos en el call money (líneas entre bancos a un día) y otro de entre 50 y 100 puntos básicos en las tasas de interés que pagan las mesas de dinero de las entidades por los depósitos que reciben del sector privado. El retorno por grandes plazos fijos llega ahora a un 22% anual, cuando se trata de los ahorros más grandes, si bien la Badlar privada que mide el Central se ubica en torno al 20,50%-21% anual.
El salto de esta tasa de depósitos, provocada de algún modo por el Gobierno, hizo más costoso el fondeo que necesitan captar los bancos para poder colocar sus préstamos, y no tardó en trasladarse a las tasas de interés de las líneas que otorgan a empresas a cortísimo plazo. Los adelantos en cuenta corriente de 1 a 7 días, que se pactaban hasta hace un mes a un costo del 22%-23% anual, se terminan por otorgar ahora con un rango de tasas de entre el 25% y el 27% anual, según las entidades consultadas por este diario.
El endurecimiento de la política monetaria actuó como un atenuante frente a la mayor expansión de pesos que había hecho el Banco Central a partir de diciembre pasado, y que no había terminado de absorber durante enero. También contrarrestó, a grandes trazos, el modesto recorte de tasas de interés que había empezado a aplicar el presidente del Banco Central, Alejandro Vanoli, a mitad del mes pasado y para todo el sistema mediante sus licitaciones de deuda semanales de Lebac. El Gobierno pretendió desarmar de este modo los primeros pasos de Vanoli hacia una política monetaria más heterodoxa para evitar cualquier estampida del dólar, al menos hasta que empiece a sentirse en la economía un flujo de divisas más contundente. Una dosis de ortodoxia, que puede agravar aún más la recesión actual pero que quita pesos del sistema para evitar que las empresas y los particulares se vuelquen a la compra de dólares en un momento de escasez. El aumento del efectivo en poder del público en las primeras semanas del año había dado fuerza a la demanda de dólares y elevó la presión sobre el tipo de cambio, tanto en el mercado legal como en el paralelo, con un «blue» que se mantuvo firme y cerca de los $ 14. Ahora, con los agregados monetarios bajo control, el billete en las cuevas ya perforó el piso de los $ 13.
Fuente: http://ambito.com/diario/noticia.asp?id=779553