El objetivo es que la cotización se mantenga pegada al piso de la «zona de no intervención». El FMI avala si no se usan reservas
En la semana más caliente para el dólar desde octubre, el Banco Central dejó en claro cuál será su política en medio de una situación estresante. La «medicina» incluyó fuerte suba de tasas, absorción adicional de pesos y ventas en el mercado de futuros de dólar. Si algo dejó en claro esta activa presencia de la autoridad monetaria es que el sistema de bandas cambiarias es en realidad una ficción.
En teoría, la «Zona de No Intervención» que se definió entre el BCRA y el Fondo Monetario Internacional tenía como objetivo que el dólar flote libremente entre el piso y el techo predefinido. Pero el Gobierno no está dispuesto a asumir ningún peligro con el tipo de cambio hasta las elecciones. La distancia entre ese piso y techo es de nada menos que 30%, una brecha demasiado grande para darle tanta libertad al dólar. Ni bien la cotización empezó a levantar un poco de vuelo, rápidamente salieron a ponerle un límite.
La tasa de interés de referencia que había caído a menos de 44% cerró la semana al borde del 50%. El objetivo es incentivar la inversión en pesos con rendimientos más altos y calmar así el traspaso al dólar. La pregunta obvia que surge es: ¿cuál será la tasa de interés necesaria para evitar una masiva dolarización cuando falten dos o tres meses para las elecciones?
El dólar mayorista finalmente se desinfló sobre el cierre de la semana y terminó a $ 39,22, habiendo superado los $ 40 el miércoles. Ese precio lo dejó nuevamente muy cerca del piso de la banda cambiaria, a menos de 2% de distancia.
El acuerdo entre el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, y el titular del Central, Nicolás Sandleris, es mantener al dólar prácticamente pegado al piso de la banda cambiaria, que aumenta a un ritmo de 2% mensual hasta fin de marzo. Recién a fin del mes próximo el BCRA definirá a qué ritmo se ajustará para el trimestre abril-junio. Pero teniendo en cuenta que la inflación continúa alta, seguramente se mantendrá el mismo ritmo de ajuste.
Lo sucedido en los últimos días consolidó la idea de que en realidad no existe una verdadera zona de libre flotación para el dólar. Eso sí, el Central respetó el compromiso de no vender las reservas que acumuló por el préstamo del Fondo. «En realidad, conseguimos calmar al mercado sin salirnos del acuerdo que tenemos firmado y eso es muy positivo», le transmitió a Infobae una alta fuente del equipo económico.
Para el Gobierno el equilibrio cambiario es imprescindible, vital, para llegar con posibilidades a las elecciones presidenciales de octubre. Y es un objetivo que está muy por encima de conseguir la reactivación de la economía. A esta altura del año, ya está claro que esa recuperación llegará a cuentagotas y que a duras penas se sentirá en los salarios a medida que avance el 2019.
No se trata de volver a un esquema de dólar fijo, mucho menos en un contexto inflacionario. Pero sí de evitar a toda costa cualquier salto brusco de la divisa. Por eso, el objetivo es mantener al dólar pegado al piso de la banda. Ese nivel aumenta de manera gradual, progresiva y predecible. Es la definición de la «tablita cambiaria», que en la jerga económica se denomina «crawling peg».
¿Cuál es el beneficio de adoptar una «tablita» para el dólar en este momento? Básicamente darle certeza a los inversores de que una elevada tasa de interés le ganará a la evolución del tipo de cambio, evitando, o al menos postergando una mayor dolarización de portafolios.
El gobierno de Mauricio Macri arrancó su mandato liberando el cepo cambiario, y promoviendo la flotación del dólar. Pero el acuerdo con el FMI, al establecer un piso y un techo, permitió contar con una referencia bien concreta sobre su evolución. Para fin de marzo, por ejemplo, el nivel inferior de la banda quedó establecido en $ 39,38. Y si se mantuviera el ajuste de 2% mensual, para fin de abril se ubicaría en $ 40,16.
Para los próximos meses se esperan menos sobresaltos. En breve comenzarán a entrar los dólares de las cosechas de maíz (récord) y de soja. En abril se calcula que entrarán unos U$S 150 millones diarios hasta junio, lo que permitiría que la divisa se mantenga cerca del mínimo de la banda.
En la reunión de cierre que Dujovne y Sandleris mantuvieron con la misión del FMI también se discutió sobre la venta de dólares que llevará adelante el Tesoro, por alrededor de USD 10.000 millones. Allí se resolvió que deberá tratarse de un esquema ordenado, con montos diarios y sin discrecionalidad. De esta forma, se buscará evitar que esas divisas que prestará el FMI sean utilizadas de manera directa para frenar una eventual presión cambiaria sobre todo en el tercer trimestre, cuando la incertidumbre electoral llegue a su máxima expresión.