Lo reconocieron los vicepresidentes salientes de la entidad, Gustavo Cañonero y Verónica Rappoport, en reuniones que tuvieron con economistas este miércoles, luego de presentar sus renuncias.
El mismo día que presentaron la renuncia a sus cargos, efectiva al 10 de diciembre, Gustavo Cañonero y Verónica Rappoport, vicepresidentes del Banco Central (BCRA), se reunieron con economistas de bancos y consultoras para hacer un balance de su gestión de 14 meses al frente de la autoridad monetaria.
En un ambiente distendido, cordial y de intercambio, según definieron quienes estuvieron invitados, los funcionarios compartieron sus proyecciones de reservas netas, que el titular del BCRA, Guido Sandleris, negó en la conferencia de prensa dado que no es información pública.
«Desde el punto de vista de las buenas prácticas, está bien que el BCRA no revele la cantidad de reservas netas para que no dar pistas sobre su poder de intervención en el mercado. De todos modos, dijeron que ellos calculan que cerrarán el año en u$s 15.000 millones. Tiene sentido después de las compras de dólares del último tiempo y las que pueda hacer en los últimos 2 o 3 días», sostuvo uno de los asistentes a la reunión.
«Hicieron un balance de la gestión de Guido Sandleris y mostraron que asumieron en muy mal momento, en medio de la crisis por balanza de pagos y las razones por las que ellos creían que nunca pudieron terminar de estabilizar», apuntó otro de los presentes.
En ese sentido, marcaron 4 argumentos: la herencia de alta liquidez, el aumento de tarifas, la devaluación y el resultado de las PASO. Luego de eso, reconocieron que el cimbronazo financiero era tal que resultaba imposible hacerle frente solamente con las herramientas de política monetaria. Y admitieron que el BCRA no podía decir públicamente que la crisis era muy grande para evitar generar pánico. De hecho, señalaron como un mérito del esquema monetario que no se haya espiralizado la inflación en los últimos meses.
Si bien no cargaron contra el ala política del Gobierno, sí dejaron entrever que hay cierta diferencia de diagnóstico con Hacienda en el cálculo del déficit fiscal que, de todos modos, pronosticaron que será menor al estimado. «Mi conclusión fue que estaban lavando un poco su imagen. Es cierto que el BCRA solo no podía hacer todas las cosas. No obstante, le echaron la culpa de todo a lo que se viene sin reconocer que el Gobierno tuvo una estrategia de polarización que no fue consistente con la estrategia monetaria», armó otro de los asistentes.
Con respecto a la negociación con el FMI, los funcionarios sostuvieron que el organismo multilateral fue más flexible en el último tiempo y que está abierto a la negociación, especialmente ahora que sabe que la nueva gestión buscaría una reestructuración de la deuda.
En cuanto a la transición, los funcionarios dijeron que tuvieron contactos con algunos representantes del gobierno entrante después de las PASO pero que la relación se suspendió dos semanas antes de las elecciones generales. Así, concluyeron que no hay transición en la autoridad monetaria.