• Ultima detalles para una unidad de cuenta que seguirá la inflación; aún se desconoce el índice de precios oficial
Un equipo del Banco Central trabaja en estos días contra reloj para anunciar, en breve, el lanzamiento de una nueva unidad de cuenta que regirá para el sistema financiero y pretenderá devolver a la Argentina el crédito a largo plazo. La medida buscará dar respuestas a una demanda de la clase media con dificultades para acceder a la casa propia, en una economía que, a lo largo de esta última década, se ubicó entre las de menor expansión financiera del mundo.
El plan del macrismo es, tal como anticipó este diario hace ya casi un año, copiar el modelo que diseñó para su sistema financiero el Banco Central de Chile, el segundo país con más créditos hipotecarios en Latinoamérica: fijar una nueva «moneda» que regirá para créditos y depósitos, que cotizará diariamente, y que se calculará con una fórmula sobre el nivel de inflación oficial, como la que hoy mismo se usa para el Coeficiente de Estabilización de Referencia (CER). Su existencia permitirá a los tomadores de un préstamo a largo plazo (más de 10 años) pagar cuotas mensuales que evolucionarán de acuerdo a la inflación; y a los ahorristas, a la vez, retirar el dinero que guardaron en el banco con el mismo valor real que tenía el día que lo depositaron (más una tasa de interés que podrá o no fijar el banco).
Para esto, el Banco Central debe disipar una incógnita no menor: definir el índice de precios oficial que deberá considerar para volcar sobre la ecuación y que terminará por darle forma a la nueva unidad de cuenta. Es, con todo, exactamente el mismo obstáculo que tiene ahora mismo para confeccionar el CER.
En Chile, esta unidad de cuenta tiene el nombre de «Unidad de Fomento», y en Uruguay rige desde hace más de cinco años la «unidad indexatoria». El mecanismo funciona como una cobertura frente a la evolución de los precios tanto para quienes deben otorgar el financiamiento como para quienes lo demandan. «No es concretamente una indexación, como la que hoy ya tenemos con el CER, sino que se trata de monetizar el índice de precios. La cuenta matemáticamente es la misma. Pero la variante está en que el valor de esa cifra, que surge de aplicar una fórmula sobre la inflación oficial, cotiza todos los días como una moneda. Esto permite simplificar y bajar los costos de muchas transacciones», comentó a este diario el economista Ergasto Riva, autor de «La moneda virtual», el libro que hace tres años destacó las bondades de este sistema.
Esta nueva moneda es la principal apuesta que tiene en marcha el Gobierno para que los créditos productivos e hipotecarios se expandan con fuerza en una economía que tendrá alta inflación por algunos años más. Se trata de una alternativa diferente a la que habían propuesto en estos últimos años desde los bancos, de aplicar un swap de tasas de interés (que forzara al Banco Central a asumir el compromiso de saldar cualquier aumento en las tasas de referencia que se produjera por encima de lo previsto).
En el documento que emitió este último jueves sobre los objetivos y planes para 2016, el Banco Central destacó como una prioridad establecer «un sistema de depósitos y créditos en unidades de cuenta de poder adquisitivo constante en términos reales». El Gobierno busca acortar de esta manera la enorme brecha que separa a salarios que hoy están en pesos de inmuebles cuyos precios se determinan en dólares: «Esto permitirá no sólo que las cuotas iniciales sean sensiblemente más reducidas, sino que el ingreso necesario para acceder a estos préstamos será muy inferior a los que actualmente se requieren, reduciendo las barreras de acceso al crédito para amplios sectores de la población», completó el informe. El plan exige, además, algunos cambios en la legislación.
Fuente: http://www.ambito.com/diario/noticia.asp?id=822095