Según analistas, el Gobierno debe mostrar un plan económico de largo plazo, pero remarcan que está en la dirección correcta. Acuerdo con el FMI y fortalecimiento de las reservas, entre las claves.
De la expectativa de tasas menores al 10%, casi sin escalas, al peor arranque en 20 años entre los emergentes (según Morgan Stanley). Tras su debut hace dos meses, los flamantes bonos en dólares del exitoso canje de deuda llegaron a acumular en sus precios un derrape cercano al 30%, lo que se reflejó en sus altos rendimientos que tocaron hace unos días el 18% anual.
Esto fue producto de un deterioro en las expectativas del mercado, causado por diversos factores, entre los que sobresalen, según Martín Vauthier, director de Eco Go, “las tensiones políticas y varios eventos disruptivos, como Vicentín, el proyecto del “impuesto a la riqueza”, la cuestión de coparticipación con la Ciudad, mayores restricciones con el dólar, la ausencia de una señal fiscal contundente”. También influyeron en las últimas semanas, sobre todo en el bono de referencia del mercado, el Bonar 2030 (AL30), las intervenciones oficiales para bajar los dólares financieros: “Hay una mayor oferta de bonos por parte de organismos oficiales, lo que hace que suba la tasa de interés en forma diaria, por lo tanto la demanda está un poco asustada y se corre, salvo los compradores de largo plazo”, describió Rafael Di Giorno, director de Proficio Investment.
Así, los títulos soberanos, tanto los Globales como los Bonares, a 10 años pasaron de rendir en torno al 11% en su debut -que ya era la tercera tasa de salida (“exit yield”) más alta en reestructuraciones emergentes en las últimas dos décadas- a cotizar hasta casi siete puntos porcentuales por encima de aquel nivel, solo en cuestión de semanas.
Ahora bien, con estos atractivos rendimientos, junto con la distensión de la brecha cambiaria en las últimas dos semanas (en el blue ya cayó 60 puntos, y se acercó ayer el 90%), los precios de los títulos soberanos, ¿encontraron un piso, y pueden representar una oportunidad, o todavía es muy prematuro pensar en un rebote, más allá de suba de los últimos días, producto de una menor aversión al riesgo global?
A priori, según los analistas consultados por Ámbito, por ahora las señales fiscales y monetarias dadas en las últimas semanas por el ministro de Economía, Martín Guzmán, son insuficientes para que haya una reacción de los soberanos, aunque existe unanimidad en el hecho de que van en el sendero correcto y de que hay espacio para mejorar las expectativas, teniendo en cuenta además que el país despejó el horizonte de deuda de corto plazo. También creen que podría ayudar un eventual “viento de cola” externo, a partir del resultado de las elecciones en EE.UU., los estímulos de la Fed, y la expectativa por la vacuna contra el covid-19.
“Los rendimientos de los bonos argentinos están muy altos, especialmente, comparados con otros países de la región, incluso con Ecuador, que acaba de reestructurar la deuda casi contemporáneamente con la Argentina. Esto tiene que ver con la visión de mediano plazo del país”, sostuvo a este medio el ex secretario de Finanzas, Daniel Marx. Si bien reconoció que “en la práctica existen varios problemas ahora, la Argentina tiene varios años para que esto se pueda corregir y creo que se va a corregir. No hay vencimientos de deuda relevantes en los próximos tres años”.
Si el mercado internacional llegara a decantarse por un mayor apetito por el riesgo con emergentes (modo “risk-on”) tras la victoria de Joe Biden en EE.UU., la Argentina podría verse favorecida para capitalizar algo del derrame, creen algunos operadores.
Sin embargo, advierten que deberían aparecer “catalizadores locales positivos” para que la recuperación sea sostenida. “Un plan económico, una moderación fiscal, cordura monetaria, un acuerdo con el FMI, la recomposición de reservas, un sendero de unificación cambiaria y el compromiso de desarmar progresivamente el cepo son algunos de los drivers que podrían jugar a favor de las valuaciones”, enumeró Nery Persichini, jefe de estrategia de GMA Capital.
Una muestra del atractivo (riesgo) de los bonos soberanos es que, con las tasas actuales (de hasta el 16,3%), la Argentina es hoy uno de los países que más rápido permitiría duplicar el capital de los inversores: “Con una Tasa de Retorno Interno (TIR) constante, bastarían menos de 5 años. Mientras que, en emergentes, con grado especulativo, el promedio es 12 años”, calculó Persichni.
En esa línea, Juan José Vázquez, jefe de Research de Cohen, remarcó que “el mundo nos vuelve a dar otra oportunidad, pero está en nosotros aprovecharla”. Puso el ejemplo de los bonos “High Yield” corporativos norteamericanos con calificación “CCC”, que rinden solo 8,53%, mientras que “nosotros tenemos bonos que llegan a rendir el doble”. “Para que se produzca una recuperación en el precio de los bonos hará falta que el Gobierno proponga un plan para reducir más la brecha cambiaria y el déficit fiscal”, enfatizó.
“Hoy la economía argentina está en una situación frágil, no necesariamente estable, por lo que no le va a quedar otro camino al país que corregir un poco el rumbo, enderezar los problemas que tiene, para que eso se vea reflejado en los bonos soberanos”, añadió Marx.
Para que los títulos reaccionen en forma sostenida, “hacen falta señales de un rumbo claro, de un programa económico que sea creíble, que esté respaldado por la política, y que encare la cuestión fiscal, que es la raíz del desequilibrio monetario-cambiario. También se necesita algún refuerzo en las reservas del Banco Central, vía exportadores en el marco de un acuerdo con el FMI, no alcanza la señal de que se va a emitir menos”, dijo Vauthier.