En medio de la «tormenta perfecta», la percepción negativa de los inversores se profundizó. Moodys alerta sobre las vulnerabilidades de la economía
A pesar de haber conseguido la reclasificación a economía emergente hace tan sólo dos meses, Argentina mantiene debilidades propias de los considerados «países de frontera». El castigo a sus títulos de deuda y la consiguiente disparada del riesgo país pone la economía local detrás de todos los países de África, en un ranking que mide el incremento de la percepción negativa de los inversores en los últimos tres meses.
Tal como dijo el presidente Mauricio Macri, Argentina quedó atrapada en una «tormenta perfecta». Sin embargo, no alcanza con enumerar la suba de la tasa del Tesoro que impulsó a un desarme masivo de posiciones de inversores internacionales de los países emergentes, el fortalecimiento del dólar como moneda global, la crisis de la lira en Turquía, la depreciación de las monedas en la región, con el real a la cabeza, para explicar cómo el país pasó a ser la promesa de los mercados en 2016 al tener el activo soberano más castigado dos años después, sólo superado por el de Zambia.
Así lo destaca un informe de la calificadora de riesgo Moodys, que indica que la prima de riesgo soberano argentino fue la que más creció en los últimos tres meses. «Respecto a la exposición del soberano al endurecimiento de las condiciones de financiamiento interno, las primas de riesgo de Argentina han aumentado más (400 puntos básicos) que cualquier otro país, excepto Zambia, pero el tenor de deuda a largo plazo promedio del gobierno (9.7 años) proporciona una reserva sustancial contra los mayores costos de financiamiento», destaca el reporte.
Pese a este factor que podría amortiguar el impacto de la caída, la agencia crediticia enumeró otras muchas vulnerabilidades de la economía local que están puestas en juego en este contexto adverso. Por ejemplo, al observar el tamaño y la composición de la balanza de pagos y el ratio de reservas del Banco Central Argentina aparece junto con Ghana, Mongolia, Pakistán, Sri Lanka y Zambia, como el grupo de países que, además de Turquía, son más frágiles respecto a la apreciación de la divisa estadounidense.
El déficit de cuenta corriente y déficit fiscal es lo que pone al país contra las cuerdas. Según el banco suizo UBS: «Argentina, por ejemplo, tiene un déficit de cuenta corriente del 5.3% del PIB y el peso es la moneda emergente con peor desempeño dentro de las economías emergentes este año, con una caída de hasta 39%», apuntó la entidad en un reporte reciente. «En tanto, el déficit de Sudáfrica es del 3,7 del PBI y el rand también se ha enfrentado a la presión vendedora», comparó.
La debilidad de la moneda es un factor que explica en buena medida la desconfianza de los inversores. Según Moodys, Argentina y Pakistán son los emergentes más frágiles, aunque en el país de medio oriente, la rupia, sólo haya caído un 10% contra el dólar este año.
«Los desequilibrios macroeconómicos subyacentes de Argentina -incluidos los grandes déficits fiscales y de cuenta corriente, en parte financiados por los flujos de deuda, y una inflación persistentemente alta – exacerban los riesgos para el soberano en el contexto de la fuerte caída de la moneda local contra el dólar», afirmó la agencia internacional.
«La baja cobertura de reservas para hacer pagos de deuda venideros, como se refleja en un Indicador de Vulnerabilidad Externa (EVI) y una alta proporción de la deuda pública en moneda extranjera, en casi el 70% del total, son signos adicionales de la vulnerabilidad Argentina», cerró el organismo internacional.
«Hay una falta de confianza generalizada hacia la Argentina: los inversores dudan de la estabilidad política del país, no ven que el tipo de cambio haya encontrado un punto de equilibrio y hay desconfianza en la macro en general», dijo Gustavo Nea, socio de Research for Traders.
Con todo, aunque el analista se mostró escéptico a una mejora en el corto plazo, añadió: «Los precios están baratos. Veo posibilidades de algún rebote, a pesar de que no va a cambiar la cuestión de fondo».
La semana pasada los bonos en dólares cerraron con una caída promedio de 1,5%. El riesgo país terminó con un salto semanal de 3,75%, unos 25 puntos por encima del viernes anterior.