• El juez y los abogados lo hablaron el viernes.
• Emisión de Argentina es inembargable y no hay bancos colocadores.
Asesores directos del juez Thomas Griesa les dieron el viernes pasado a los abogados de los fondos buitre una mala noticia: no hay posibilidades de avanzar en sanciones concretas contra la Argentina por haber colocado el Bonar 24 bajo jurisdicción de Buenos Aires. El juez no encontró desde el 22 de abril (cuando comenzó la investigación) en adelante ningún tipo de documentación sólida que avale la participación de agentes financieros de peso en la colocación, especialmente el Deutsche Bank, el BBVA o el fondo Marathon, señalados como asesores directos del Gobierno argentino en la operación. Griesa tampoco pudo encontrar resquicios legales para avanzar en el freno para la emisión de esos bonos (o cualquier otro título público) cuando éstos son emitidos bajo las leyes de la Argentina. De esta manera, y más allá de las protestas formales y de la reiteración y las amenazas contra el país sobre la prohibición para realizar esa operación, el juez del segundo Distrito de Nueva York, o cualquier otro colega en otro nivel de la Justicia norteamericana, no podrían embargar ni la colocación de abril pasado del Bonar 24 ni ninguna otra emisión de deuda futura en las mismas condiciones que la del mes pasado.
Para Robert Cohen (NML Elliott) y el resto de los abogados contratados por los fondos buitre, la novedad resultó un baldazo de agua fría, sólo comparable con la misma emisión del Bonar 24. O más exactamente, con el éxito de la operación. Por éxito entienden los fondos buitre el hecho que el país haya podido bajar la tasa de interés a un dígito y que haya habido sobredemanda de estos bonos. En esa colocación, el Ministerio de Economía de Axel Kicillof tenía pensado emitir unos u$s 500 millones; sin embargo, recibió ofertas por u$s 1.878,7 millones y terminó aceptando unos u$s 1.415 millones; casi el triple de la hipótesis original. Saben los fondos buitre que la apertura de este frente de financiamiento es la clave para que el Gobierno de Cristina de Kirchner no tenga la necesidad, al menos económica, de sentarse a negociar con ellos una salida apresurada del «default técnico». Para ellos, ahora sí, la única alternativa sería esperar a 2016.
La situación enfureció a Griesa, que ordenó el 22 de abril a varios bancos internacionales a que le informen oficialmente si tuvieron que ver o no con la colocación del Bonar 24 como agentes colocadores o, incluso, si adquirieron estos títulos. El juez embistió puntualmente contra el Deutsche Bank y el fondo de inversión Marathon, señalados por los propios fondos buitre como los responsables de la operación; pero que le demostraron al juez que no participaron en ninguno de los tramos de la emisión de los Bonar. Al pasar incluso la entidad alemana le aclaró a Griesa que su sede central está en Fráncfort y que en Nueva York el banco posee una sucursal. El juez de Nueva York prometía incluso sancionar a los bancos que hubieran comprado el bono. Sin embargo, ya más tranquilo, no encontró argumentos legales para avanzar en ningún tipo de acusación seria contra la Argentina o contra las entidades financieras, ya que no pudo comprobar la participación de estas últimas en la colocación.
Desde el primer momento, desde el estudio Cleary Gotlieb Steen & Hamilton (CGS&H), se le aclaró a Griesa que la colocación se realizó bajo jurisdicción de la Argentina y sin la intervención de ningún banco privado «ni como consejero», con lo cual el juez no tendría nada ni nadie para embargar o multar.
Griesa manifestó el 22 de abril toda su ira ante la colocación de los u$s 1.415 millones del Bonar, y prometió venganzas jurídicas varias ante el avance de la operación, considerada desde noviembre del año pasado como ilegal por parte del juez, ya que, según su visión de la realidad, cualquier deuda voluntaria colocada por la Argentina debe realizarse en los Estados Unidos y someterse a la aplicación de la cláusula «pari passu». Esto es, a eventuales embargos. Lo mismo sucede, siempre según su visión, con las colocaciones realizadas fuera de EE.UU., incluyendo Buenos Aires.
Fuente: http://www.ambito.com/diario/noticia.asp?id=790028