El Índice de Precios de las Materias Primas que elabora el Banco Central arrojó en junio una disminución de 3,4% respecto de mayo. En comparación con un año atrás se derrumbó 8,3%. Golpea al superávit comercial justo cuando el mercado interno está en receso
El tiempo de gran bonanza de precios externos que favoreció a la economía argentina parece haber afianzado un punto de giro. Si bien en el caso de los alimentos las cotizaciones se mantienen elevadas en una visión retrospectiva, ya parecen decididas a no repetir los picos de los últimos años.
El índice de precios de las materias primas que elabora el Banco Central cayó 3,4% en junio, principalmente por mermas en los valores de los granos y sus derivados.
"En el mes se destacaron por su incidencia en el comercio exterior de la Argentina, tales como los pellets de soja 4,4%, maíz 6,9%, aceite de soja 3%, cebada 8,5%, trigo 8,4%, porotos de soja 1,2%, oro 0,7% cobre 1% y del acero 0,8%. Por el contrario aumentaron los precios del aluminio 5%, de la carne bovina 3,2% y del petróleo crudo 2,5%", destaca un informe de la autoridad monetaria.
En comparación con un año atrás el índice de precios de las materias primas disminuyó 8,3%, explicado principalmente por la caída del maíz, cebada soja y sus derivados.
En el primer semestre el promedio de las materias primas que más exporta la Argentina experimentaron una disminución de 7,1 por ciento.
Deterioro del tipo de cambio real
Y si bien Economía alentó a mediados de enero una brusca de devaluación del peso, para ubicar la paridad cambiaria en un nivel de "sustentabilidad macroeconómica", lo cierto es que rápidamente se olvidó esa definición y se cayó en un régimen de cambio fijo, pese a que la tasa de inflación se disparó desde entonces más de 15% y con ello se afectó nuevamente la competitividad de las empresas argentinas.
Para peor, persisten cupos de exportación de granos como en el caso del trigo que hay retenidos en exceso sobre las necesidades para el consumo interno unas dos millones de toneladas, que impiden hacer ventas al resto del mundo antes que las cotizaciones continúen bajando.
De ahí que con receso en el consumo interno, por el perjuicio que provoca la inflación sobre la capacidad de compra de los salarios y atraso cambiario más baja de los precios de los principales productos de exportación, cabe esperar que la merma de la actividad se acentúe en el tercer trimestre.