El balance de la primera semana del nuevo escenario para formación de activos externos no muestra que se haya cumplido su principal objetivo: detener la caída de las divisas en el Central. Las expectativas miran a octubre
“¡Si así fue la semana que pasó, lo que va a ser el jueves!”. La advertencia se repitió con preocupación en la city durante el viernes. El jueves, es 1° de octubre, y se renueva el cupo mensual de USD 200 para comprar dólar “solidario”. El endurecimiento del control de cambios dictado por el Banco Central la semana pasada dispuso restricciones que impedirán comprarlos a muchos argentinos (como los 8,9 millones que cobran el IFE) y dejó el precio más caro, cerca de $132, a quienes sí pueden. Y estuvo muy lejos de traer tranquilidad.
A pesar de que hubo ocho jornadas sin mercado minorista, el primer balance de las nuevas medidas muestra que el Banco Central sigue vendiendo reservas y es el ofertante mayoritario del mercado. Un entredicho entre la Anses, el BCRA y los bancos frenó la venta de USD 200, que recién terminará de normalizarse el lunes. Aún con esa ventaja, las reservas cayeron, el Central interviene y la salida de depósitos es más difícil de disimular.
Entre el martes 15 y el viernes 25, las reservas del BCRA cayeron USD 525 millones y el Banco Central vendió entre USD 350 y 400 millones, solo para alimentar la demanda de importaciones ya que no hubo ventas minoristas. En las siete jornadas cambiarias entre el 15 y el 23 de septiembre, salieron USD 515 millones de los depósitos del sector privado.
En esos números complicados, que deben analizarse con todas las salvedades de un nuevo escenario que debe desarrollarse, los analistas no se atreven a distinguir cuánto del mal debut obedeció al endurecimiento de las restricciones cambiarias y cuánto a su problemática implementación, que incluyó normas modificadas una semana después de haber sido dictadas.
El jueves comienza un nuevo mes. “Hay que hacer algo”, dice el economista Lorenzo Sigaut Gravina, repitiendo la frase que el mercado entero decía antes de las últimas medidas. “Hay una señal de alarma muy importante y tiene fecha: el próximo jueves 1° de octubre. Cuando cambie el mes y se renueve el cupo de USD 200, la sangría de reservas se va a acelerar”, apuntó.
“El endurecimiento del cepo cambiario tenía un objetivo claro que era frenar la sangría de reservas, aún a costa de la propia credibilidad del ministro de Economía, que dos días antes había dicho que no se iba suspender el dólar ahorro. Se pagaron los costos pero el objetivo no se cumplió”, resaltó el director de la consultora Ecolatina.
“Lo importante en una medida de este tipo es cuando el Banco Central deja de vender reservas, pero eso no se pudo lograr, ni siquiera con el cepo ultra reforzado y la venta de dólar ahorro suspendida por el problema operativo los datos de la Anses”, agregó.
El debut del nuevo esquema cambiario tampoco pudo evitar otra consecuencia previsible: a mayores restricciones cambiarias, mayor brecha entre el tipo de cambio oficial y las cotizaciones alternativas. La diferencia entre el tipo de cambio oficial y el contado con liquidación (que utilizan las empresas) o el dólar libre (al que acuden los particulares) se disparó entre 15 y 25 puntos porcentuales desde que se implantaron las nuevas medidas.
La historia reciente indica que cada vez que la brecha fue tan alta, se corrigió a través de una devaluación abrupta, tal como ocurrió en el kirchnerismo con Axel Kicillof, en enero de 2014, o en el macrismo con Alfonso Prat Gay, en diciembre de 2015. El ministro de Economía, Martín Guzmán, explicó en una entrevista con Infobae qué esta vez no se seguirá ese camino. “Es cierto que la brecha cambiaria es un problema para el funcionamiento de la economía y nos ocupa. Buscamos primero estabilizar la brecha para luego reducirla. Pero no con un shock, no con devaluación. Había distintas alternativas, una fue la que se tomó. Otra era un mecanismo de mercado más formal: un desdoblamiento cambiario, pero eso está fuera de agenda”, afirmó Guzmán.
El Balance Cambiario de agosto del BCRA, conocido el viernes, puso en evidencia aquello que las nuevas medidas venían a corregir. Hubo 4 millones de argentinos en ese mes que, en base al cupo de USD 200, se llevaron USD 768 millones, Las ventas en el mes fueron de apenas USD 18 millones; como es esperable, la brecha reduce al mínimo la oferta, ya que todos prefieren vender al precio libre, 80 o 90% mayor que el oficial.
El revuelo que provocó el virtual feriado cambiario no estuvo exento de la clásica ola de rumores de todo tipo -algunos de ellos, verdaderamente absurdos- donde se mezclan medidas financieras extremas con recambio de funcionarios. La grieta política y la velocidad de las redes sociales para viralizar, hacen el resto.
La caída de los depósitos en dólares no implica ningún riesgo en el sistema financiero, sobre el que existe coincidencia de que está líquido y sólido. No está de más recordar que los bancos no pueden prestarle dólares a aquellos que no generan dólares, tal como ocurrió en los ’90 y terminó siendo una de las bombas que explotaron en 2001. A diferencia de aquellos tiempos, los dólares están. El economista Rodolfo Santángelo lo describe como una paradoja: “Dentro del desorden que tenemos, el sistema de depósitos en dólares es de lo mejorcito que tenemos armado desde hace 10 años. Es la casa de material en la historia de los tres chanchitos. Los depósitos en dólares son de la gente, no son del Banco Central”.