Las agencias auguran un año electoral con dificultades cambiarias y alta inflación. Consideran que las elecciones crearán turbulencias en los mercados
Las calificadoras de riesgo esperan que la economía argentina continúe enfrentando dificultades este 2015. No sólo porque se trata de un año electoral, sino porque los desequilibrios de la macroeconomía parecen destinados a converger en los próximos meses. En concreto, las agencias estiman que se agudizarán las presiones cambiarias e inflacionarias, mientras que el nivel de reservas podrá hacer frente a los vencimientos de deudas, aunque su situación permanece «delicada».
En un informe que difundió Standard and Poor‘s, la calificadora calcula que el PBI cayó 1,5% en 2014, al tiempo que el tipo de cambio se depreció de manera significativa. Aunque estima que las condiciones mejoren «ligeramente» este año, con un crecimiento del PBI en torno al 1%, alertó que las «importantes presiones inflacionarias y del tipo de cambio probablemente continuarán».
Para la calificadora, el país afronta problemas económicos que, aunados a las próximas elecciones presidenciales, podrían obstaculizar los volúmenes de nuevas emisiones y el desempeño de las transacciones. «Las próximas elecciones presidenciales de octubre crearán turbulencia en los mercados de capital. Durante los años electorales, por lo general esperamos un activo primer semestre, con muchas transacciones cerrando antes de que las elecciones creen incertidumbre en los mercados», puntualizó el informe de Standard and Poor‘s sobre financiamiento estructurado para América Latina.
Sin embargo, de acuerdo a Moody‘s 2015 será el segundo año recesivo para la economía argentina. «Los temas grandes siguen siendo los mismos. Lo que es novedad, es que nosotros en 2013 esperábamos una recesión para 2014, pero no esperábamos dos años de recesión. Esto si es una cuestión que se está poniendo peor de lo que se esperaba algún tiempo atrás, aunque todavía no tuvo un fuerte impacto en el empleo», explicó a este diario Gabriel Torres, director de calificaciones soberanas de Moody’s.
Con respecto al atraso cambiario, desde Moody‘s proyectaban a comienzos de 2014 que después de la devaluación de enero, el peso terminaría el año en un valor cercano a $12. «El peso prácticamente ni se movió frente a una inflación que sigue aumentando. Por ahora el Gobierno parece tener la capacidad para mantener la olla a presión, aunque está claro que no la podrá mantener a largo plazo, la presión sigue aumentando», sostuvo Torres.
Con respecto a las reservas, Moody‘s había calificado el 15 de enero como evento de crédito negativo la demora en el pago de la deuda de u$s 5.000 millones que el Banco Central (BCRA) mantiene con los importadores, el cual atribuye como el resultado de «años de controles de cambiarios que llevaron a una profunda recesión y escasez de productos».
En este sentido, los dólares que no fueron entregados a los importadores inflan las reservas del BCRA, que si bien son suficientes para afrontar los vencimientos de deuda, la situación sigue «delicada», dijeron desde Moody‘s. «Esperamos que los controles continúen hasta al menos el final de la actual administración en diciembre de 2015», sostuvo la agencia.
Con respecto a las elecciones, el último reporte de Fitch ya había apuntado que las principales preocupaciones del electorado son la desaceleración económica, las restricciones cambiarias y la alta inflación. «Cualquiera de los ganadores potenciales es probable que desarrolle una política económica más pragmática, aunque deshacer algunas distorsiones introducidas en los últimos años puede ser un desafío. Las primeras iniciativas podrían incluir un posible regreso a los mercados de capitales en un intento para relajar las restricciones cambiarias e implementar políticas más estrictas para reducir el déficit y su monetización», apuntó Fitch