Los fondos de inversión Templeton y PIMCO llegaron al país en tiempos de Mauricio Macri en la Presidencia y Luis «Toto» Caputo en el manejo de la colocación de deuda argentina. La deuda en manos de organismos públicos llega al 50% (la mayoría en ANSES).
Para el Gobierno debería ser un desfile. Comparado con el proceso de reestructuración de deuda emitida bajo legislación internacional, el canje local sería rápido y exitoso. Al punto de ejecutarse sólo bajo la mirada de funcionarios de segunda y tercera línea, mientras la conducción máxima del Palacio de Hacienda se concentra el lo que suceda desde hoy en Wall Street. La razón de las expectativas positivas del Gobierno sobre la operación paralela a la internacional es que los principales acreedores de títulos públicos en moneda extranjera emitidos bajo jurisdicción nacional ya confirmaron que participarán del canje. El aval del primero de los poseedores de esta deuda es obvio. El sector público, en todas sus versiones, será el primero que ingresará. Si se tiene en cuenta que se canjearían unos u$s46.000 millones, y que el Estado mantiene unos u$s22.000 millones de esa deuda, casi el 50% de la aceptación a la oferta de reestructuración está garantizada. En el listado de tenedores públicos de estos pasivos se encuentra, en primer lugar, la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSES) con un 45% (especialmente letras del tesoro), seguido de un 35% del Banco Central de la República Argentina (BCRA) (fundamentalmente bonos) y un 20% repartido entre bancos públicos y tenencias otros organismos públicos, provincias y municipios. Todos entrarán rápidamente en el canje y el capítulo público estará cerrado.
El segundo frente es el privado; donde la estrategia del Palacio de Hacienda para conseguir buenos resultados viene siendo aplicada desde hace más de dos meses y, se descarta, será positiva. Según aseguran en Olivos, los dos principales acreedores externos que aún mantienen posiciones importantes en deuda emitida bajo legislación nacional ingresarán rápidamente al canje. Se trata de los fondos de inversión Templeton y PIMCO, llegados al país en tiempos de Mauricio Macri en la Presidencia y Luis “Toto” Caputo en el manejo de la colocación de deuda argentina y quienes aún detentan entre u$s4.000 y u$s5.000 millones en sus cuentas de títulos públicos locales. Sumados a otros fondos de inversión similares, completarían unos u$s10.000 millones que aceptarían la propuesta, con lo que la suma superaría los u$s32.000 millones. El resto del dinero estaría repartido entre bancos del mercado financiero argentino, compañías de seguro y fondos de inversión locales y diferentes empresas de todo tipo. Se trata de un público donde serán los propios bancos con presencia local los que deberán avanzar en el contacto directo y “convencerlos” de ingresar, algo que no debería traer mucha angustia al proceso. Quedará una parte importante para avanzar: los tenedores particulares, quienes, a diferencia de lo que puede ocurrir en sus primos hermanos poderosos con bonos por el mundo emitidos bajo legislación internacional, en Argentina no existirían riesgos de aceptación. La alta adhesión que logró Guzmán dentro del mercado interno, a su fallida propuesta que venció el 4 de agosto para reestructurar la deuda bajo legislación de Nueva York, avalarían el optimismo. Se estimó en Hacienda que en aquel llamado se logró más del 90% de ingresos de los tenedores de esos bonos, pero dentro del mercado local.
Lo interesante del éxito casi seguro del canje local fue haber logrado el ingreso de PIMCO y Templeton. El Pacific Investment Managment Co. ya le demostró al Gobierno que no hay que esperar actitudes radicalizadas de su parte. El primer gesto lo dio a mediados de junio, cuando accedió a la reestructuración del pago del Bono de Política Monetaria (BoPoMo, alias TJ20); evitando que en un momento clave y peligroso (más que el actual) de la economía argentina se volcaran al mercado interno unos $66.000 millones. A partir de ese movimiento, y a diferencia de lo que ocurrió con los grandes fondos internacionales, siempre hubo contacto directo y diálogo fluido entre Hacienda y PIMCO. Se trata de uno de los fondos de inversión más importantes del mundo, y del principal apostador a la deuda soberana de países emergentes a nivel mundial. El fondo se convirtió en un gran tenedor de deuda soberana del país en los últimos años. Si bien tenía operaciones anteriores, la profundización de sus operaciones llegó por el conocimiento directo y la confianza que la casa de inversiones le tenía a Caputo desde sus días de operador VIP del mercado financiero mundial, especializado en deuda latinoamericana. Se trata de una firma de inversión fundada en Newport Beach, California, en 1971 por William H. Gross (que aún la dirige) y por Mohamed A. El-Erian. En 2000 fue adquirida por Allianz, y desde ese momento opera bajo su ala, pero como fondo independiente. En Argentina perdió fortunas. Y probablemente su intención sea olvidarse por muchos años de apostar al mercado local en pesos. Pero con una salida elegante.
Situación similar es la de Franklin Templeton Investmentis. La casa que maneja Michael Hasenstab confirmó en mayo pasado que había desarmado todas sus posiciones en deuda argentina emitida bajo jurisdicción internacional, asegurando que sólo mantenía unos u$s55 millones en estos papeles y que, a raíz de una posición tan poco relevante, no forma parte de las negociaciones. Sin embargo, también aseguró que su presencia en el país continúa siendo importante, detentando unos u$s2.500 millones en deuda local. Originalmente ese dinero llegaba a los u$s4.000 millones. Esto implica que en el país, Templeton lleva perdidos unos u$s1.500 millones. Lo positivo es que, según el mensaje de ayer, aún cree y mantiene esas inversiones.
El fondo es dirigido por una leyenda de las finanzas. Michael Hasenstab, uno de los pocos financistas top a nivel mundial que puede mostrar como cucarda, el haber superado exitosamente la crisis de 2008. Casi al nivel de otro gran acreedor del país, hoy muy mencionado: BlackRock, de Larry Fink. Hasenstab puso a comienzos de 2018 su mira en un mercado poco explorado hasta el momento: la Argentina, donde una gestión “market friendly” y donde un conocido de conocidos, Luis Caputo, ejercía el rol de ministro de Finanzas y prometió una operación espectacular. El 14 de mayo de 2018, cuando el país lanzó una megaoperación de colocación de deuda, a través de la reapertura de la colocación de los Bonos del Tesoro 2023 y 2026, Templeton ingresó con sus primos hermanos del Black Rock por casi u$s3.000 millones. Era parte de la estrategia de Luis “Toto” Caputo, que esa semana se jugaba parte de su prestigio de “Messi de las finanzas locales”, intentando la renovación de unos u$s30.000 millones en aquellos megavencimientos de Lebac de un martes al mes. Caputo no sólo logró la renovación del 100% de las Letras sino que además pudo colocar la operación de los Bote con el desembarco de Franklin Templeton en el país.