Entre los activos en dólares, 50% estarían repartidos entre bonos provinciales y corporativos, mientras que el restante 10% de los fondos en Letes. Para la parte de la cartera destinada a pesos, allí las Lebac son el principal protagonista buscando aprovechar tasas altas que fijó el Banco Central en las últimas semanas.
Luego de las PASO el mercado ha venido incorporando las renovadas expectativas de un buen resultado electoral oficialista en octubre, lo que permitió que la curva de bonos argentinos achique sus spreads entre 50 y 60 puntos básicos. En el mismo periodo, el Banco Central ha invertido la curva de Lebac, vendiendo letras largas y haciendo más atractiva las tasas de largo plazo, lo que empujó a que los inversores se inclinen hacia los últimos vencimientos y descomprimió el abultado vencimiento de las letras más cortas. En paralelo, las tensiones geopolíticas han elevado el nerviosismo en los inversores a nivel internacional y se lo ve como un condicionamiento importante en el armado de portafolios. En ese contexto, Ezequiel Zambaglione jefe de Research de Max Valores propone su visión de la macro local y recomienda un portafolio con 60% de activos en dólares, un 30% en Lebac y un 10% en acciones.
Haciendo un pequeño repaso de la situación internacional hay buenas y malas noticias. Por un lado, las tasas históricamente bajas que ofrecen los bonos de los países desarrollados (en muchos casos hasta negativas) hacen que los bonos y acciones de países en desarrollo sean más atractivos para los inversores internacionales, generando un flujo de inversiones financieras hacia la región, donde los activos argentinos sobresalen con tasas por encima del resto de los países. Por otro lado, las tensiones geopolíticas se mantienen y de alcanzar cierto nivel podrían generar que los inversores que están buscando tasas altas se inclinen por activos de refugio como el oro o los bonos del Tesoro de EE.UU., lo que provocaría caídas importantes en los bonos y acciones de países emergentes. Bajo este escenario dual, como inversor es más importante que nunca entender el nivel de riesgo que se asume sin dejarse seducir por rendimientos potencialmente altos que impliquen riesgos mayores a los que se desea asumir.
Para construir una cartera primero debemos entender nuestro perfil de riesgo y luego deberemos decidir es qué porcentaje de la cartera se encontrará dolarizada y qué porcentaje en pesos. En este caso por tratarse de un inversor con un perfil de riesgo moderado, un horizonte de inversión de un año, y el dólar como moneda de referencia, pensamos en una cartera que apunta a tener un 60% en dólar, un 30% en pesos y un 10% acciones, todo ello con el objetivo de buscar protección en dólares sin dejar de aprovechar los buenos rendimientos en pesos.
Entre los activos en dólares, pasadas las PASO se observó un importante aumento en los precios de los bonos, lo que sugiere que los inversores están incorporando un escenario positivo electoral para Cambiemos, dejando poco espacio para mayores subas ante noticias en este sentido. El nivel actual de tasas luce acorde a la situación macroeconómica, por tanto mayores subas en los precios hacia fin de año parecen limitadas y el mayor rendimiento que ofrecen los bonos largos no parece compensar el mayor riesgo que asume el inversor.
Por el contrario, se presenta más atractivo buscar mayores rendimientos a través de bonos provinciales o corporativos más cortos, donde se destacan los de la provincia de Buenos Aires o de Córdoba con rendimientos de entre 5% y 6%, y los de YPF e IRSA, compañías con bajos niveles de endeudamiento. Finalmente mantendría una posición de 10% en fondos de Letes en dólares, con rendimientos cercanos al 3%.
Dentro de las posiciones en pesos, las tasas que ofrecen las Lebac son muy atractivas, especialmente las más largas que ofrecen un rendimiento de más de 7% por encima de la inflación esperada para los próximos 9 meses. Como alternativa a la compra de Lebac, se destacan los fondos que invierten en Lebac, que ofrecen rentabilidades similares pero con la posibilidad de tener disponibilidad de los fondos en 24 horas. La mayor ventaja de los fondos es que el inversor no corre el riesgo de perder rentabilidad por olvidarse de renovar su Lebac, sin tener que estar atento a las fechas de vencimientos. En este sentido, la nueva figura de Colocador Integral de Fondos, la cual Max Valores posee, es muy interesante ya que permite al inversor acceder a todas las familias de fondos y no exclusivamente a la de su banco.
El restante 10% del portafolio lo destinaría a acciones, pensando en obtener mayores rendimientos que en los bonos, aunque con un horizonte de inversión de mediano plazo. Para ello los sectores con mejores perspectivas son el sector financiero y el de generación de energía. Por el lado del sector financiero, las perspectivas de crecimiento son muy buenas, teniendo en cuenta la baja participación que actualmente tiene el sector en la economía, especialmente cuando se lo compara con el resto de los países de la región. Mientras que el actual deterioro de la matriz energética argentina prácticamente obliga al Gobierno a mantener los incentivos a la producción, lo cual favorece a las empresas del sector. Nuevamente, la mejor opción para invertir en acciones son los fondos comunes de inversión, donde con bajos montos se puede invertir en distintas compañías, reduciendo el riesgo que se enfrenta sin pagar mayor costo.
En resumen, con un horizonte de inversión de 1 año y buscando rendimientos en dólares, el portafolio se conformaría por un 60% en bonos en dólares, 30% en pesos y 10% en acciones. Entre los activos en dólares 50% estarían repartidos entre bonos provinciales y corporativos, y el restante 10% en fondos en dólares, mientras que en pesos las Lebac son el principal protagonista. Para el 10% de acciones lo ideal es suscribir a un fondo a través de un colocador integral.