Para los analistas, las condiciones no están dadas para levantar las restricciones cambiarias. Sin embargo, pareciera que el Gobierno ya tiene resuelto de dónde echar mano para sustituir lo que recauda con el gravamen
El presidente, Javier Milei, insiste con que las restricciones cambiarias dejarán de existir bajo su Gobierno: la fecha la puso él mismo y es a mitad de este año. Todo ello, pese a que los expertos sostienen que las condiciones no están dadas y que existen algunos factores que truncarían la liberación total del cepo. Uno de ellos es el Impuesto PAÍS, el cual bajo esa lógica dejaría de existir, pero es más fácil decirlo que concretarlo.
Y es que el Impuesto PAÍS tiene una importancia creciente en la percepción nacional. De hecho, el gravamen aporta el 7% de la recaudación y es posible que si se toma una proyección anual esté en el orden del 1,5% de Producto Interno Bruto (PBI), tal como señala a Ámbito Nadin Argañaraz, director del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF).
«Teniendo en cuenta que el impuesto al cheque aporta 1,8% o 1,9% del PBI, claramente la recaudación del Impuesto PAÍS es clave», advierte el experto. Argañaraz confía en que seguramente el Gobierno va a evaluar muy bien las opciones que tiene a la hora de sacar el cepo y cómo juega el tributo en el tema de importación de insumos de bienes, «así cómo su peso en el tema meramente cambiario».
Dicho lo anterior, surge la pregunta de cómo hará el Gobierno para compensar lo que deje de recaudar con el Impuesto País cuando levante el cepo.
Las opciones que tiene el Gobierno
Hernán Letcher, economista y director del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), indica en diálogo con este medio que, al levantar el cepo, «algún tipo de corrección cambiaría va a haber».
También considera que al desmantelar la restricción cambiaria «debería mejorar los derechos de exportación». Estima que, tal como sucede ahora y hasta mayo próximo, «habrá un incremento en la recaudación del impuesto a los combustibles por el descongelamiento de ese gravamen».
Sin embargo, advierte que no considera que aquello alcance «a compensar el peso del Impuesto PAÍS», pero en principio calcula que echarían mano de esos dos rubros. Letcher concluye que «y si no, lo compensarán con mayor reducción del gasto».
La encrucijada «moral» de aumentar otros impuestos
Hace apenas seis meses, el presidente Javier Milei calificaba en un discurso como diputado nacional a los impuestos «como un robo» y tachó a Ganancias, el impuesto que pesa sobre lo percibido por el trabajo de las personas, «como un delirio».
En ese sentido, Rafael Flores, especialista en política fiscal, asegura a este medio que en el primer bimestre del año, el Impuesto País recaudó $814.000 millones sobre un total de la recaudación de $10.690.000.
Flores sostiene que eso representa «el 7,6% de la recaudación en lo que va del año y el 11,6% si se toman solamente los recursos tributarios». Así las cosas, a grandes luces es un número muy importante en recaudación, que de hecho supera en este bimestre a Ganancias. Por lo tanto, «el Gobierno tiene ahí un problema serio porque tiene el objetivo de levantar el cepo, pero levantar el cepo significa que le caiga la recaudación en este porcentaje», advierte Flores.
Entonces, ¿qué puede hacer el Gobierno para compensarlo? Para Flores, una opción es el impuesto a las Ganancias. Esto sostiene, se debe a que el tributo a lo percibido por los trabajadores «está recaudando muy poco a partir de la reforma que hizo Sergio Masa (exministro de Economía) el año pasado».
Recomponer los ingresos por el lado de Ganancias volvería a poner la situación como en el pasado y «le permitiría al Gobierno cubrir parte de lo que deje de percibir por el Impuesto País», asevera Flores.
¿Qué otros ingresos puede llegar a tocar el Gobierno?
El experto explica que responder esta pregunta «es muy difícil». Su argumento se basa en que el de Milei es un Gobierno que sostiene que «no quiere aumentar impuestos, pese a que lo ha hecho». En su opinión, seguramente quieran ir por algún recorte mayor del gasto, en sintonía con lo que plantea Letcher, «pero el gasto tiene muchas rigideces donde tampoco es tan fácil», e incluso muchos de los anuncios que se están haciendo con un esquema más grandilocuente que en la práctica «no van a llegar a reducciones tan importantes».
De esta manera, resulta casi imposible descifrar cuál es el esquema que está planteado el Gobierno, o siquiera en el que está pensando, y eso es lo que genera más dudas en cuanto a la sustentabilidad del ajuste fiscal que está en marcha. Es decir, ¿de qué manera se va a lograr que dicho ajuste sea sustentable cuando se anticipa una caída de los ingresos que ya se está viendo afectada por el impacto de la recesión?
Al desconocerse cuál es la hoja de ruta del Gobierno para ver de qué forma será sustentable el ajuste fiscal, las opciones para compensar la quita del Impuesto País se reducen o más ajuste o más impuestos, una encrucijada de tipo moral que volverá a poner al presidente en aprietos.