El Gobierno prevé, en lo nominal, un aumento del gasto si se atiene a lo que proyectó en el Presupuesto. Pero si se lo mira en función del PBI o si se estima correctamente la inflación del año próximo, la “motosierra” estará vigente
Uno de los aspectos que más inquieta al público sobre lo que va a pasar el año próximo con la economía es cómo funcionará la “motosierra” de Javier Milei en 2025. ¿Seguirá el ajuste del gasto público?. En el escenario que proyecta el Gobierno nacional, según el presupuesto que elevó al Congreso, se supone que habrá un superávit fiscal del 0,03% del PBI y uno primario del 1%.
La clave del 2025 en materia fiscal va a pasar por la recuperación de la actividad económica. Y eso es así porque el año próximo el Gobierno nacional va a prescindir de los ingresos que generó el Impuesto PAIS durante 2024, que sirvieron claramente para lograr el superávit, además de lo aportado por otras ayudas como el blanqueo y la moratoria.
La pregunta que se hacen los analistas es de dónde van a salir los recursos para poder sostener estos números. Y la respuesta vendrá de al menos tres vías claves. Una va a ser la propia recuperación de la actividad económica que desde el Palacio de Hacienda, Luis Caputo imagina en el 5%. Los otros factores que van a intervenir serán la caída del pago de intereses de deuda, como producto del uso de instrumentos financieros capitalizables, y la reducción a la mitad del déficit de las empresas públicas. Al menos esa es la hoja de ruta que imaginó Caputo para el presupuesto del año próximo.
Pero hay que tener en cuenta que la inflación de este año va a ser algo más alta que la prevista por Economía y la del 2025, que está estimada en 18,5%, resulta muy optimista. El efecto que tendrá eso eso sobre las cuentas es que si el gasto crece lo que dice el presupuesto, en rigor, va a estar muy abajo de la evolución del IPC, lo que en términos reales daría una caída, en vez de una expansión del mismo.
Con o sin Presupuesto 2025
Es de suponer que se apruebe o no la pauta que mandó el Gobierno nacional al Congreso los números gruesos de la política fiscal se encaminarán por ese lado, aún ante la eventualidad de que haya que prorrogar una vez más el Presupuesto 2023.
Los números en términos de crecimiento real del gasto y los ingresos parecen más generosos de lo que son si se los plantea en función del PBI. Todo indicaría que la “motosierra” seguirá aunque tal vez algo más acotada, siempre que se cumpla la pauta inflacionaria del 18,5%. Si en cambio los precios subieran al 38,4% como estiman los consultores del Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM) del Banco Central, las proyecciones cambiarían dramáticamente.
Según indica el proyecto del Gobierno, el Palacio de Hacienda espera que los ingresos totales crezcan un 4,4% real respecto del 2024. En materia de gasto, el primario aumentaría un 5,7% real y los intereses de la deuda caerían un 10% real. El gasto total aumentaría un 4,2%.
El único gasto primario que tendría una merma real en 2025 es el relativo al déficit operativo de las empresas públicas, que se reduciría un 55% respecto al de este año. El resultado primario seguiría siendo positivo, aunque bajaría en términos reales un 8,4%.
Según plantea el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF), el mayor gasto presupuestado va a ser financiado en buena parte por un menor gasto en intereses de deuda y en el déficit operativo de empresas públicas.
Los gastos e ingresos en términos del PBI
En términos del PBI, lo previsto para el año 2025, implicaría variaciones mucho menores que las de 2024. Por el lado de los ingresos totales, se proyecta una baja de 0,16%. Es decir, pese a que subirían 4,4% real en comparación con el 2024, los ingresos totales en relación a la economía caerían, porque el PBI crecería más, al 5%.
Por su parte, el gasto primario pasaría desde el 15,12% del PBI en el año 2024, al 15,16% del PBI en el año 2025. Es decir que tendría un incremento de 0,05 puntos porcentuales del PBI. Los intereses de deuda caerían 0,23 puntos desde 1,53% del PBI en 2024 al 1,31% del PBI. De esa manera, el gasto total pasaría desde un 16,65% del PBI en 2024 al 16,47% del PBI en 2025. Esto significa una baja del gasto público total equivalente a 0,2 puntos porcentuales. También, si se prevé que respecto del 2024 el gasto suba 4,2%, como el PBI va a crecer 5%, en términos reales va estar cayendo.
El resultado primario seguiría siendo superavitario de 1% del PBI, y el resultado fiscal aumentaría levemente a un superávit de 0,03% del PBI.
La recuperación económica necesaria
Al respecto, el Centro de Estudios Políticos y Económicos (CEPEC), señala que “según el proyecto de presupuesto, el Gobierno argentino apunta a lograr el equilibrio fiscal en 2025”. “El PBI se proyecta con una suba del 5% para 2025, por lo que implícitamente está reconociendo un aumento en la actividad, motorizado principalmente por la industria y el comercio”, señala el centro de estudios.
El reporte considera que para el año próximo “aparecen dos factores importantes, uno es que la base de comparación va a ser muy mala, por lo que estadísticamente tendrá una comparación positiva, y el otro es que la recaudación empezó a mostrar mejoras, en el margen, todavía por debajo de la inflación, pero la acumulada del año empieza a revertir esa tendencia”.
“Vemos central para asegurar aumento en la recaudación que se apuntale la actividad económica: no parece haber lugar para más ajustes sin que eso no genere rispideces sociales, por lo que sin aumento de actividad y por lo tanto empleo y consumo, será difícil mantener la línea fiscal”, advierten en el CEPEC
La regla fiscal
Tal cual dice el articulo uno del proyecto de presupuesto, el resultado tiene que ser equilibrado el año próximo y los subsiguientes. Si la ley se aprueba, entonces quedará fija a regla, de lo contrario la misma dependerá de la voluntad política de gobierno de Milei. La Asociación Argentina del Presupuesto y la Administración Publica (ASAP) plantea en ese sentido, “cualquier desvío en los ingresos proyectados que afecten negativamente el equilibrio financiero, deberá ser compensado con un recorte de los gastos”.
“Para ello, las partidas no sujetas a un monto de ejecución mínimo previsto legalmente, deberán ser recortadas en la proporción necesaria a fin de reestablecer el referido equilibrio financiero”, señala el estudio.
La reforma fiscal que promete Guillermo Francos
En recientes declaraciones el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, señaló que el Gobierno trabaja en una reforma fiscal que permitiría simplificar y eliminar algunos impuestos. ¿Cuales serían? En principio, tendría que apuntar a reducir las retenciones a las exportaciones. Otro candidato a desaparecer es el Impuesto al Cheque. Pero según se desprende de las respuestas que dio a los senadores en su último informe, la baja de impuestos dependerá de que se logre un superávit fiscal de tipo estructural, es decir, que no dependa de “anabólicos” como fue este año con el Impuesto PAIS, la moratoria y el blanqueo, que sumaron ingresos extraordinarios.