Si bien es cierto que se habló mucho del escrache que sufrió Melconian cuando estaba por comenzar a hablar (pueden buscar los videos en YouTube), la principal razón que convocaba a los asistentes a este ciclo de conferencias era la de escuchar a los oradores para llevarse datos acerca de lo que ha sucedido en términos macroeconómicos durante estos últimos seis meses y pistas con respecto a lo que puede suceder a partir de ahora hasta las elecciones legislativas del año que viene.
Para resumirlo en una frase: “Melconian fue el más técnico, Pignanelli el más didáctico y González Fraga el más político”.
Rosario Finanzas estuvo presente en el evento y a continuación te dejamos un pequeño resumen de lo que dijo cada uno de los disertantes.
Carlos Melconian
Fue el más técnico de todos, su presentación se centró mucho en la explicación de gráficos que muestran la situación actual del país y la región para finalizar con un resumen acerca de la actividades que lleva actualmente adelante el Banco Nación.
Según Melconian, estamos en un ciclo de dólar barato en el mundo y de tasas cero. Actualmente en Europa hay riesgo de deflación debido a monedas que ya no pueden devaluarse y a economías que aún no logran salir de la recesión. En este contexto el dólar parece estar fortaleciéndose, lo que generaría escenarios futuros muy diferentes a los que tendríamos si el dólar se mantuviera estable en relación a las otras monedas de referencia.
Tres de los gráficos mostrados por Melconian daban cuenta de la evolución del tipo de cambio peso/dólar, las cuentas fiscales y la tasa de inflación argentina durante los últimos 60 años.
Con respecto al gráfico del tipo de cambio lo que se evidenciaba era una muy alta volatilidad con saltos abruptos en los periodos de crisis para luego comenzar nuevamente con apreciaciones cambiarias que derivarían, años más tarde, en un nuevo salto del tipo de cambio y devaluación.
Con respecto a las cuentas fiscales, el siguiente gráfico, que muestra el déficit fiscal como porcentaje del PBI, es por demás de explicativo:
Con respecto a la tasa de inflación, el gráfico era por demás de claro: Solo 13 veces durante los últimos 60 años la Argentina tuvo una inflación menor a un dígito, estando 6 de esos años dentro del gobierno de Menem que, a pesar de bajar la inflación, lo hizo a costa de un desequilibrio fiscal enorme que terminó explotando en 2001.
Las conclusiones de los gráficos mostrados por Melconian eran claras:
Es muy poco común que Argentina tenga superávit fiscal.
Es muy poco común que Argentina tenga una tasa de inflación anual menor a un dígito
Es muy poco común que Argentina tenga un tipo de cambio estable
En base a eso, quedan bien claras las razones por las cuales los argentinos tienen comportamientos tan cortoplacistas, centrados principalmente en la búsqueda de ‘atajos’: La estabilidad macroeconómica en la Argentina, que es absolutamente necesaria para generar crecimiento y desarrollo económico a largo plazo, ha sido siempre la excepción y no la regla, al menos en los últimos 60 años.
Aldo Pignanelli
Su disertación fue la más didáctica de todas ya que comenzó hablando de su deseo, como peronista, de que a Macri le vaya bien para desterrar la idea de que ‘Solo el peronismo puede gobernar a la Argentina’ para luego adentrarse en detalles acerca de los puntos fuertes y débiles de la situación actual del país.
Según Pignanelli, la situación de cara al 2017 es positiva ya que, en primer lugar, el presidente reconoció la existencia de la inflación y los problemas que esta trae aparejados, lo cual ya lo diferencia del anterior gobierno y de Daniel Sciolli. A pesar de eso, hizo hincapié en que dicha inflación se le está yendo de las manos al gobierno y que el 25% de meta de inflación para el 2016 que había establecido en diciembre el gobierno de Macri, difícilmente podrá ser cumplida y que terminaremos el año con una inflación cercana al 40%.
Si bien es cierto que en estos seis meses el gobierno ha tenido aciertos económicos, entre los cuales Pignanelli destacó el pago a los buitres, el retorno a los mercados y el sinceramiento de las cifras del gobierno, también mostró varias banderas rojas que según él son preocupantes, siendo la más destacada el stock actual de Lebacs, que se utilizan para aspirar pesos del mercado sin perder reservas, pero que en este momento son equivalentes en tamaño a la base monetaria, es decir, hay casi tantas Lebacs emitidas como pesos y depósitos hay en la calle y en el sistema bancario. Este déficit cuasi-fiscal preocupa a Pignanelli ya que afirma que si no aumentan más las reservas, producto del blanqueo de capitales o de inversión extranjera directa, el Banco Central comenzará a tener nuevamente problemas para controlar el tipo de cambio.
Javier González Fraga
Este fue el más político de los oradores, su disertación comenzó atacando al Kirchnerismo por el estado en el que entregó el gobierno para luego comentar las primeras medidas tomadas por el gobierno de Macri finalizando con una explicación detallada de dos mega-planes de obra pública que se pondrán en marcha en los próximos meses para favorecer el empleo y la reactivación económica.
Según González Fraga, el principal problema de la Argentina es el populismo que utiliza una estrategia sencilla pero a la vez muy efectiva cada vez que llega al poder, la cual consiste los siguientes puntos:
Atrasar el tipo de cambio, de tal manera que el precio de los alimentos y demás bienes de consumo masivo caiga en términos de salario real, dando así una sensación de aumento del bienestar.
Subsidiar en todo lo posible a los servicios básicos, a pesar de que ello provoque una caída en la calidad del servicio, con el objetivo de que caiga el costo de vida.
Favorecer y estimular los booms de consumo para dar a la población una sensación de aumento del bienestar, al menos en años electorales, como sucedió en 2011 y en menor medida en 2015
Todo esto lleva a importantes desequilibrios fiscales, ya que como todos sabemos, nada es gratis y siempre alguien debe “pagar la cena”, teniendo el Kirchnerismo la astucia y la perversión de entregar el gobierno en un estado crítico pero no lo suficientemente grave como para que sea percibido por la mayoría de la población. Dicho de otra manera, si un entendido en la materia miraba los números de las cuentas nacionales le iba a resultar evidente que la situación financiera del gobierno era agobiante pero no lo suficiente como para que eso se note en la calle. La tendencia, por supuesto, era que en poco tiempo esa situación iba a comenzar a notarse pero hasta el momento del cambio de gobierno, el ciudadano común vivía en una especie de “calma que precede a la tormenta” y por lo tanto, el costo político de corregir dichos desajustes lo tuvo que afrontar Macri, apenas tomó posesión del poder.
Ahora que se realizaron los primeros ajustes, el gobierno de Macri apuesta a dos grandes planes de obra pública cuyo objetivo es el de mejorar la infraestructura del gran Buenos Aires y del noroeste argentino.
El primero de los planes consiste en urbanizar y mejorar todos los bienes públicos del gran Buenos Aires, lo que mejorará la vida de 11 millones de personas a partir de la urbanización, créditos hipotecarios a tasas subsidiadas, reformas de escuelas y hospitales, etc.
El segundo plan es el famoso “Plan Belgrano” que intentará mejorar toda la infraestructura vial y ferroviaria del norte argentino, de tal manera que los productores de esa región vean abaratados sus costos de transportes y así sus productos sean más competitivos, tanto en el mercado interno como en el exterior. Esto mejorará sus rentabilidades permitiéndoles subsistir, generando empleo y evitando que las personas de esa región deban trasladarse hacia otras zonas del país, obligados por la búsqueda de una mejor calidad de vida, en muchos casos a costa de tener que alejarse de familiares y amigos.