El mercado inmobiliario es uno de los más afectados por la devaluación que comenzó a fines de abril y que llevó al dólar a un nuevo promedio de $ 28. En ese contexto los créditos privados en UVA se derrumbaron 42% en junio según el último informe de bancos del BCRA.
Según el comunicado de la entidad que dirige Luis Caputo el volumen operado en créditos al sector privado en UVA totalizó $7.600 millones «reduciéndose con respecto a los meses anteriores», reconoce. En mayo ese universo de créditos alcanzó $13.082 millones es decir un 42% menos según el informe anterior.
En ambos meses casi el 80% correspondió a créditos hipotecarios lo que explica la fuerte deceleración del mercado inmobiliario. Por caso, en mayo 25% de las operaciones que se iban a realizar con crédito hipotecario fueron canceladas, según datos del Colegio Profesional Inmobiliario al tiempo que advierten que «apenas se realizan operaciones».
A este escenario complejo hay que sumarle los cambios para acceder a un crédito hipotecario UVA. Por ejemplo para recibir $1 millón a 30 años se debe ganar al menos $25.284, lo que representa un incremento de $6.000 respecto de las condiciones que existían hace un año atrás.
Las UVA representan la milésima parte del costo de un metro cuadrado de construcción y su valor se actualiza cada día de acuerdo a la inflación. Por eso quien ya sacó un crédito ha visto incrementado significativamente la cuota que debe pagar, ahora quien todavía no lo hizo, espera a tener un escenario más claro.
El informe del Central también advierte que las tasas de interés nominales activas operadas con las empresas y familias en moneda nacional se incrementaron en mayo en casi todas las líneas de crédito. Y las tasas de interés promedio operadas en UVA para hipotecarios, personales y prendarios aumentaron ligeramente con respecto a abril.
Por último explica que el ratio de irregularidad del crédito al sector privado se ubicó en 2,1%, levemente por encima del valor del mes pasado y del nivel de un año atrás. Sin embargo aclara que «los niveles actuales de morosidad resultan moderados, tanto en relación al registro de los últimos 10 años como en una comparación con los países de la región».