En la semana previa a las elecciones, el Central podría perforar el piso de USD 46.000 millones brutos de reservas. En la previa electoral, es dudoso que el campo liquide exportaciones. Y el viernes el BCRA debió colocar USD 30,46 millones del bono AL30D para evitar que el dólar suba de precio
A pesar del feriado de Estados Unidos que le quitará volumen al mercado local y al mundo, porque les faltará la referencia más importante, comienza en la Argentina una semana a cara o cruz. El viernes hubo un anticipo: El Banco Central tuvo el día de más alta intervención para contener al dólar MEP, desde que restringió los negocios en el mercado de contado con liquidación.
A pesar de las veladas amenazas hacia los operadores y clientes a través del comunicado conjunto con la Comisión Nacional de Valores, la autoridad monetaria tuvo que colocar USD 30,46 millones de AL30D para evitar que la divisa suba de precio. Este monto es 50% más elevado que el del jueves y el doble que el del miércoles. La progresión no es optimista y derriba todas las estimaciones oficiales de cuanto necesitaban para intervenir en el mercado.
Cuando sacaron la medida para restringir al contado con liquidación, estimaban que debían tener una intervención hasta fines de noviembre de menos de USD 20 millones diarios para que las reservas de libre disponibilidad lleguen con cierta holgura a esa fecha. A este ritmo, deberían sacrificar los dólares que les dio el FMI y pensar de qué manera le cancelarán los vencimientos de fin de año. Todo el armado de Martín Guzmán, el ministro de Economía, comenzó a crujir en las bases.
De hecho, hasta su estadía en el ministerio comenzó a estar en boca del mismo kirchnerismo. Un mal paso en las PASO, significará un cambio rotundo en el Gabinete de Alberto Fernández y Guzmán encabeza, en los rumores, esos cambios.
Por eso los inversores deberán jugarse a cara o cruz. Los más conservadores se cubrirán con dólares y atacarán las reservas del Central. Los que se arriesguen, no solo mantendrán sus posiciones en acciones y bonos, sino que las incrementarán apostando a una derrota del oficialismo.
Los que crean en una victoria del oficialismo serán partícipes de una venta en masa de acciones y bonos de la deuda que, si no encuentran compradores, derrumbará sus precios.
La única buena noticia del viernes es que el Central no compró ni vendió divisas en el mercado mayorista porque desatendió a los importadores. Muchos habían adelantado sus compras el jueves, pensando en el feriado de hoy en Estados Unidos.
Rally roto
De esta manera, rompió un rally de cuatro ruedas consecutivas de ventas por USD 370 millones y logró que las reservas aumentaran USD 9 millones a 46.033 millones. De todas maneras, no sorprendería que esta semana perforen el piso de los 46 mil millones holgadamente. No habrá gente del agro dispuesta a liquidar dólares en esta semana previa.
El riesgo país, a su vez, subió 10 unidades por la caída de los bonos de la deuda en el exterior. Después de una secuencia positiva de subas de hasta 9% en 15 días, tuvieron un leve retroceso. Y no estaría mal seguir apostando a estos bonos si se piensa en un triunfo de la oposición porque los vencimientos más complicados son a partir de 2024 y las tasas de retorno actuales son elevadas y, por lo tanto, pueden transformarse en convenientes.
Embolsados
La Bolsa no dio signos de espanto. Por el contrario, los inversores se mostraron cautelosos y negociaron 30% menos del volumen habitual. Esto implica que no hubo desesperación por vender o comprar. El S&P Merval, el índice de las acciones líderes, finalizó con una baja de 0,50% pero con un recorte de pérdidas importante cuando faltaban 12 minutos para el cierre, ya que en ese momento había tocado su piso y estaba 0,80% abajo.
La mejor encuesta para las PASO las dará esta semana el mercado. Ellos opinan con dinero y eso da más valor que a cualquier interrogatorio telefónico sobre a quién votarían. La otra pregunta clave, después de la suba de $ 1 del “blue” a $ 182, es si seguirá la tendencia alcista de la moneda en la plaza libre.
Este dólar no es el de las grandes manos, sino el de pequeños y medianos ahorristas. Mueve menos dinero, pero tiene un impacto psicológico superior a los dólares financieros que permanecieron sin cambios.