Con el retorno de las restricciones por la evolución de la pandemia y las consecuentes presiones sobre el gasto público resurgen los temores de que el equipo económico y el Banco Central se vean forzados a aumentar nuevamente la emisión monetaria
El Banco Central tendrá mucho trabajo desde hoy para contener a los dólares alternativos, porque hay temor de que no puedan cumplir con su palabra de no emitir tras las nuevas restricciones por el recrudecimiento de la pandemia. Las presiones de los sectores más combativos con manifestaciones diarias, presiona al Gobierno, porque son votos que no puede perder de cara a las próximas elecciones.
Cabe recordar, que la economía está diseñada este año en función de aumentar las bancas que son necesarias para asegurar reformas como la Judicial que le reclaman desde su partido al Presidente Alberto Fernández.
De la misma manera, que hubo que dar marcha atrás con la política tarifaria, la negociación con el FMI y la política cambiaria pensando en los comicios, estas restricciones agregan un problema porque les puede quitar otro instrumento para combatir la inflación. Si vuelve la emisión monetaria con fuerza, no habrá atraso cambiario que valga para impedir que se disparen los precios.
Los inversores tienen bien claro el panorama. El dólar estable compite con la permanente suba del riesgo país. Esto quiere decir que en el exterior no creen que los dólares que ingresarán este año por los mejores precios para el agro, incrementen las reservas de manera de tranquilizar a los acreedores. En otras palabras, no confían que la mayor cantidad de dólares que se espera asegure el pago de la deuda. Por eso el riesgo país, el viernes aumentó 17 unidades a 1.618 puntos básicos. En 6 ruedas consecutivas, por la caída de los bonos en dólares con ley extranjera, el riesgo país aumentó, 30 puntos básicos (1,90%).
Los bonos indexados, en tanto aumentaron sus cotizaciones porque la gran apuesta es a que la tasa mensual del costo de vida seguirá ganándole a la tasa mensual a la que sube el dólar. Pero esta idea, con el recrudecimiento de la pandemia, está haciendo equilibrio sobre una cornisa muy fina. Las últimas intervenciones del Banco Central en el mercado de cambios a través del bono AL30C, le costaron una buena parte de los dólares que compró. El viernes, se llevó de la plaza mayorista USD 150 millones, pero las reservas crecieron USD 53 millones a USD 39.850 millones. El Central se quedó con la tercera parte de lo que compró. Por eso, ahora la economía está desacoplada de lo que sucede en el mundo.
Las vacunas, antes que los bonos
Que suba o baje la tasa de los bonos del Tesoro de Estado Unidos no tiene tanta influencia como las noticias sobre las vacunas o el avance de la pandemia o la ocupación de camas en clínicas y hospitales. Por eso bajaron a menos de la mitad los negocios en la Bolsa en las últimas ruedas. Las acciones amenazan con seguir aplastadas. Los inversores también estarán atentos a la emisión si se deciden otorgar o aumentar subsidios. También preocupa, el probable recrudecimiento de la inflación que obligaría a modificar los convenios colectivos de trabajo y se dará de bruces con cualquier intento de controlar los precios.
Las góndolas hablan
En los supermercados, por caso, se observa la falta de algunos productos esenciales y la limitada variedad de artículos en las primeras marcas. El llamado del Presidente a las empresas para que utilicen toda su capacidad instalada para aumentar la oferta de bienes y las amenazas de suspender las exportaciones de carnes si sigue aumentando, es una muestra de lo que sucede en las góndolas y de la falta de recursos genuinos del Gobierno para combatir la inflación.
El dólar mayorista hoy abrirá, casi seguro con una suba de 15 centavos, porque la devaluación incluye los días no laborales. Pero este atraso en el dólar para exportar, con una inflación en alza hace que pueda llegar a un límite donde afecte las exportaciones. En el mercado de futuros, el dólar tiene una tasa de devaluación de 28% y la inflación esperada se acerca más a 50% que a 40%.
La Argentina se ha convertido en un país hipersensible a los cambios. Por caso, en los puertos de Buenos Aires se desató hace una semana un conflicto que paraliza las exportaciones y hace peligrar la salida de los bienes perecederos como carne y pollo. Los sindicatos con poder lo hacen valer.
Por eso, desde hoy la economía se complica más por la aparición de nuevos obstáculos para arribar a las elecciones con una economía con señales de reactivación. El Banco Central ha llegado a intervenir en el mercado de dólares alternativos con 90% de los negocios para evitar que suba y cada vez necesita de más fondos. Martín Guzmán, el ministro de Economía, deberá estar atento no solo a la negociación con el Club de París, sino a que le exijan medidas económicas que vuelen las pocas buenas intenciones que quedan de su estrategia para bajar la inflación y llegar a fin de año con el dólar en $ 102.