Primera Parte: https://www.rosariofinanzas.com.ar/Articulos.aspx?id=328
Segunda Parte: https://www.rosariofinanzas.com.ar/Articulos.aspx?id=330
Tercera Parte: Evaluar y ajustar los gastos según los ingresos
Charles Dickens en su libro ‘David Copperfield’ nos daba una sencilla fórmula:
Ingresos anuales 20, gastos anuales 19,6 = felicidad
Ingresos anuales 20, gastos anuales 20,6 = miseria
Quizá sea una simplificación exagerada, pero el concepto expuesto es fundamental. Gastar más de lo que a usted le ingresa es sumamente peligroso, es una bomba de tiempo que en cualquier momento puede explotar. Si este es su caso, hay que hacer cambios.
Para la mayoría de las personas, sus ingresos mensuales son relativamente estables, pero sus gastos varían. Hay meses en los que se gasta menos y al final queda un poquito para ahorro. Hay otros meses en los que los gastos son mayores que los ingresos y se recurre a lo ahorrado en meses anteriores para pagarlos. Y así se va tirando mes a mes, pero sin llegar nunca a controlar la situación. Los problemas surgen cuando hay varios meses seguidos en los que los gastos superan a los ingresos. Entonces se agotan los ahorros y no hay más remedio que usar la tarjeta de crédito o pedir dinero prestado para hacerle frente a los pagos.
En realidad, es aconsejable que los gastos no superen el 90% de los ingresos, para poder ahorrar o invertir mensualmente, como mínimo, el 10% restante. Este 10% se puede destinar a reducir las deudas, crear un fondo para emergencias o a inversiones que nos acerquen a cumplir los objetivos financieros a mediano y largo plazo. Sin ahorro, nada de esto es posible. Sin ahorro nunca tendremos el control de nuestra situación. Cabe aclarar que en países con alta inflación como el nuestro, el ahorro en sí mismo, no es suficiente. Tenemos que invertir el dinero que ahorramos, porque de lo contrario perderá valor mes a mes.
Evidentemente, cuanto más ahorre e invierta, más rápido logrará sus objetivos, las opciones de inversión irán aumentando y dispondrá de más control sobre su vida y su futuro.
Así que ajuste su presupuesto, tanto si tiene problemas para llegar a fin de mes como si le gustaría ahorrar un poco más. Para lograrlo sólo cuenta con dos opciones: aumentar los ingresos o reducir los gastos.
Acerca de aumentar nuestros ingresos, hablaré en algún artículo futuro ya que es todo un tema en sí mismo, por ahora solo concentrémonos en lo que habitualmente se hace en este tipo de situaciones, reducir gastos.
Nunca es agradable tener que reducir gastos pero hasta que no consiga alcanzar una situación financiera saludable, es un mal necesario. La mejor manera de encarar esta situación es comenzar por los gastos menos importantes e ir escalando en importancia hasta llegar a los gastos ‘innegociables’. Evidentemente el mejor punto para comenzar es en los mencionados ‘Caprichos’, también llamados ‘Gastos Discrecionales’. Como dije anteriormente, estos gastos son aquellos que realizamos en cosas que nos gustan pero que no son imprescindibles. Haga un pequeño auto-análisis y seguramente descubrirá gastos superfluos que realmente no añaden mucho a su calidad de vida y que le quitan fondos que podría utilizar para otros fines más productivos. Soy consciente de que estoy tocando un área sensible para muchas personas debido a que los caprichos están directamente ligados al placer y por lo tanto suele ser difícil valorarlos de forma objetiva.
Es por eso que digo: “¡Cuidado con los caprichos/lujos disfrazados de necesidades!”
Probablemente ya los tengamos tan internalizados que formen parte de nuestra rutina. El café/café con leche/capuchino diario en el bar, ir al cine/teatro, salir a tomar algo los fines de semana, el gimnasio, la peluquería, la pizza a domicilio y la televisión por cable suelen ser ejemplos de eso, pero si nuestros ingresos actuales no cubren la totalidad de nuestros gastos (incluyendo lo reservado al ahorro), se trata de lujos que por el momento no deberíamos permitirnos.
Dicho esto, en cuanto hayamos salido de números rojos, es saludable y necesario presupuestar una parte de nuestros ingresos para el ocio (pero siempre sin endeudarnos). Tenemos que disfrutar de la vida y recordemos que los presupuestos son como las dietas: si son demasiado estrictos suelen fracasar. Lo importante es buscar la forma de incluir estos gastos discrecionales dentro de nuestro presupuesto y ser estrictos para no gastar más de lo permitido.
Electricidad, comida, transporte, vestimenta son ejemplos de gastos necesarios para vivir, pero con los cuales podemos ahorrar si hacemos un uso racional de los mismos. Comencemos intentando dejar de comprarnos ropa todos los meses, utilizar lámparas de bajo consumo o viajar en transporte público y dejar el auto en casa siempre que sea posible. Como estos gastos son necesarios, no podremos eliminarlos del todo pero sí podemos ir haciendo pequeños ahorros ‘tipo hormiga’ que sumados a fin de mes, nos darán un ahorro acumulado importante.
Lo primero que hay que pagar cada mes son los gastos fijos obligatorios, tales como el alquiler, servicios, cuotas y seguros ya que son gastos innegociables y por lo tanto, es mejor librarse de ellos lo antes posible además de que si no los pagamos, sobrevendrán recargos.
En la última parte de esta serie de artículo veremos cómo hacer del ahorro un hábito de nuestras vidas, exponiendo las ventajas y beneficios que esta virtuosa costumbre nos traerá.