Vamos a un nuevo escenario mundial, con una crisis sin precedentes. Estados deficitarios y altos niveles de deuda. El resultado será más impuestos progresivos a la renta e individuos, tasas de interés más elevadas e inflación. Argentina deberá trabajar en el marco de estas restricciones y con severas desventajas.
Por Salvador Di Stéfano
Hay un mundo antes y después de la pandemia. Y hay países antes y después de la vacuna. El que tiene la vacuna podrá reconvertirse en forma más rápida y sacara ventaja a los países que aún no están inmunizados. Está claro que Israel, Gran Bretaña y Estados Unidos llevan la delantera y son los que más pueden crecer en el año 2021. En cambio, por ahora Argentina optó por no comprar vacunas a Estados Unidos.
El mundo retrocedió fuertemente en el 2020, gracias al auxilio fiscal de los Estados muchas regiones le pusieron un piso a la caída de actividad. Los que carecieron de capital para ayuda a empresas tuvieron un retroceso extraordinario, como por ejemplo, Argentina con una caída del PBI del 10%.
El blog de la economista del FMI Gita Gopinath dice textualmente: “A fin de limitar el daño a largo plazo, el país debería considerar la conversión del respaldo de liquidez previo (préstamos) en respaldo con características de capital para las empresas viables, y elaborar el mismo tiempo marcos de reestructuración extrajudicial para acelerar las eventuales quiebras. También habrá que dedicar recursos para ayudar a los niños a recuperar el tiempo de instrucción que perdieron durante la pandemia”.
Todo lo dicho luce muy razonable, la pregunta es: ¿cómo hará Argentina, que es un país con recursos nulos, para enfrentar una reconversión de este tipo?
El FMI considera que los países que hagan política fiscal expansiva podrán recuperarse fuertemente, pero ve en el mundo emergente una imposibilidad de poder llevar a cabo estas políticas, con lo cual el crecimiento a nivel mundial será muy desigual. El 2021 nos traerá un rebote económico, pero desde 2022 en adelante las diferencias se verán acentuadas.
En el discurso de organismo internacional hay una gran dosis de realismo, y probablemente Argentina podría verse favorecida con un cambio en las condiciones de pago de su deuda contraída en el período de Mauricio Macri. El pago de la deuda a 20 años no parece que sería una locura cuando se lee atentamente el diagnóstico del FMI sobre la crisis, y el rol del mundo emergente en el escenario actual.
Para que los países crezcan se necesita capital: no vemos en el escenario actual una mayor inversión extranjera directa en el mundo emergente. Las grandes empresas multinacionales están abocadas a reestructurar su pesada deuda, vendrán tiempos difíciles para las compañías, que primero se van a ordenar en sus países de origen, y luego verán cómo se reacomodan para el futuro.
Todos los economistas repiten dos frases: “Estamos ante la presencia de una crisis sin precedentes” y “Vamos a un cambio en la cadena de suministros”. La primera avala medidas extraordinarias de expansión de emisión, reestructuración de deudas, subsidios y avala gran déficit fiscales. La segunda acorta las distancias entre la casa matriz y sus subsidiadas, cambia el flujo de comercio mundial, se buscará cercanía en lugar de menor precio, todo redundará en mayores costos, por ende, la inflación asecha.
Hasta un año atrás se hablaba del fin de la inflación en el mundo desarrollado, producto del mayor envejecimiento de la población, y los efectos de la globalización que bajaba costos, gracias a una mano de obra a menor precio. En la actualidad, la mayor inyección de dinero a la economía, la reactivación que se observa en los países que hubo estímulo económico, y un incremento en la demanda de los consumidores que recibieron cheques del Estado en concepto de subsidio, llevará a una suba de los precios, que no sabemos si será temporal o llego para quedarse.
Estados Unidos acaba de sancionar un plan de estímulo de 1,9 billones de dólares, y está por lanzar un plan de infraestructura de 2,0 billones de dólares. Este último plan se financiaría con la suba de impuestos a las empresas que pasaría del 21% al 28% anual. Para las empresas que están en el exterior el tributo sería del 21%. Esta suba de impuestos se replicará en todo el mundo, no hay que descartar una mayor progresividad de los impuestos con incrementos de alícuotas sobre la renta, inmuebles y herencias.
La deuda americana comienza a estar en el ojo de la tormenta, la emisión de bonos americanos ronda los 21 billones de dólares, casi un PBI de Estados Unidos, un 53,9% de esta deuda vence en los próximos 3 años. Es casi de manual que se renovará a largo plazo, eso nos dejará una curva de tasas de interés con pendiente positiva, con bonos americanos a 10 años con tasas por encima del 2% anual, un dólar revaluado e iliquidez de mercado. Cuidado con el precio de las acciones.
¿Qué pasará en la Argentina?
En este escenario Argentina está muy endeudada, ha reestructurado la deuda privada, y seguramente será beneficiaria de mayor plazo y menos tasa en las deudas con los organismos financieros internacionales.
Nuestro país no cuenta con recursos para llevar adelante estímulos económicos y esto limitará la capacidad de reconversión de nuestra economía, que tiene que pasar de lo presencial a digital, lo que dejará en el camino a muchos trabajadores.
La inversión estará ausente por mucho tiempo en países emergentes, los países desarrollados le darán beneficios a sus empresas para que lleven a su territorio la cadena de suministro.
Argentina se verá beneficiada por un mejor precio en las materias primas, pero el país no sale solo con mayores exportaciones de soja y maíz, necesita ampliar la paleta de productos a exportar, sin inversión será imposible aumentar las exportaciones, por ende, habrá que explorar beneficios fiscales para los empresarios locales, ya que desde el mundo difícilmente muestren interés.
El FMI cree que argentina en el 2021 crecerá el 5,8%, mientras que en el 2022 solo el 2,5%, con esta tasa de crecimiento toda recuperación será muy larga.
Conclusiones
* El mundo va a un escenario de mayor carga tributaria para empresas e individuos, esto es inevitable, los Estados están mayoritariamente en déficit y la colocación de deuda saturada, con el agravante que en los próximos años los vencimientos son elevados.
* La tasa de inflación será más elevada, producto del efecto no deseado de los estímulos económicos, inyección de dinero en la economía y aumento generalizado de todas las materias primas.
* La mayor inflación sumado al alto endeudamiento de los países traer consigo un aumento en la tasa de interés, que pasara a ser positiva contra la inflación. Esto implicaría un cambio en el valor de los activos de toda la economía.
* Bajo estos supuestos, si Argentina no lanza un plan económico consensuado entre oficialismo y oposición, seguirá al garete, los vientos internacionales la podrían llevar a lugares no deseados. La clase política debería comenzar por un buen diagnóstico, tenemos un severo problema de oferta, dado que hace años no tenemos inversión. Si el país no se pone de pie para comenzar a trabajar, el retroceso será cada día más importante.