Cuando elevan la nota, como ocurrió esta semana, el mercado, que suele estar en un ciclo alcista, tiende a alcanzar un techo que viene seguido por ajustes importantes
Esta semana, la calificadora Standard and Poors (S&P) decidió elevar la calificación crediticia en dólares de la deuda argentina desde B a B-. Pero si bien se trata de una buena noticia, lo cierto es que por lo general las mejoras en las notas de las calificadoras tienden a indicar que estamos cerca de un punto de inflexión en el mercado accionario y que incluso podríamos estar de frente a un proceso de ajuste.
Los mercados financieros siempre se anticipan. Este concepto es fundamental no sólo a la hora de operar en los mercados sino también a la hora de armar un portafolio de mediano plazo. Y uno de los elementos que los participantes del mercado suelen utilizar para establecer expectativas es la opinión que forrmulan las calificadoras, quienes no realizan recomendaciones de compra o venta pero que al emitir una opinión sobre la probabilidad de pago de los activos de deuda están de alguna manera condicionando la percepción sobre la conveniencia (o no) de invertir en tales activos.
En concreto, lo que se puede apreciar en el mediano y largo plazo es que cada vez que las calificadoras de riesgo elevan la nota de un determinado país, el mercado se encuentra dentro de una tendencia alcista y que esa mejora de perspectiva genera un nivel de optimismo que empuja al mercado a alcanzar un techo que viene seguido por ajustes importantes.
En el mismo sentido, cuando degradan la calificación crediticia de un país, suele darse dentro de un contexto de pesimismo que se acentúa aún más, empujando a los precios de los activos a un piso y por ende, a una histórica oportunidad de compra.
En concreto, cuantas más mejoras crediticias se produzcan en el menor tiempo posible, más saturado de optimismo va a estar el mercado y más cerca estaremos de enfrentar un escenario de ajuste considerable. A su vez, cuantas más degradaciones de deuda enfrente un determinado país, más rápido se saturará de pesimismo, permitiendo entender que gran parte de las bajas ya se produjeron, abriendo paso a un contexto de recuperación de mediano y largo plazo.
Haciendo un repaso del Merval en pesos y en dólares a partir de las subas o bajas de calificación crediticia podemos ver que en el piso histórico del año 2002, Argentina sufrió 7 degradaciones de deuda de la calificadora S&P y cuando finalmente entramos en default, el Merval dejó de caer y comenzó uno de los mercados alcistas más importantes de su historia. Es decir, el mercado cayó más de un 70% hasta que entramos en default y a medida en que el mercado caía, Argentina sufría más degradaciones de deuda, hasta que alcanzó su peor calificación y desde allí el Merval dejó de caer.
Un nuevo ciclo se inició en el año 2003 y desde entonces el mercado primero y la economía después, entraron en un sendero de recuperación. Hasta el techo del año 2008, el Merval avanzó un 1100% en pesos, alcanzado 4 mejoras de calificación crediticia y pasando de Default a B+, la mejor calificación crediticia alcanzada por Argentina desde el año 2000. Luego de esta noticia, el Merval en pesos extendió la suba un 35% adicional y para iniciar posteriormente un importante ajuste perdiendo en el 2008 más de un 55% de su valor.
En el trayecto bajista de 2008 las calificadoras vuelven a degradar la nota de Argentina y muy cerca del piso bajaron la calificación de la deuda local en B-, una noticia que representó una histórica oportunidad de compra nuevamente. En septiembre de 2010 las calificadoras vuelven a elevar la nota argentina y a comienzos de 2011 nuevamente el Merval alcanza un techo para perder cerca de un 45% de su valor en pesos. El piso de dicho ajuste fue alcanzado con la degradación de deuda en octubre de 2012.
Sin embargo, desde 2012 a la fecha, las calificadoras se han disociado de las especulaciones del mercado local ya que a pesar de que continuaron sistemáticamente degradando la deuda argentina, los precios de las acciones siguieron con la secuencia alcista, en lugar de caer y generar una oportunidad para entrar. Las bajas de notas alimentaron el bull market.
Una vez que se resolvió el conflicto con los holdouts, las calificadoras volvieron a elevar la nota argentina para pasarla de default técnico a B- y finalmente en esta última semana, a B. Ahora con la mejora, el mercado empieza a asimilar que se podría estar acercando finalmente un techo.
En concreto, lejos de ver a este tipo de noticias como positivas, en el fondo para el mercado representan más bien un argumento adicional para incrementar la cautela sobre todo en posiciones de mediano y largo plazo, debiendo por lo tanto ser más selectivos respecto de los activos a invertir. Esto no implica en que el potencial del Merval y de los bonos argentinos se encuentre amenazado, simplemente entendemos que estas noticias no suponen señales de compra.