Pocos días atrás el mercado festejaba que el indicador había perforado el piso de los 1.800 puntos. Ayer, se miró con preocupación la situación inversa
La inflación de enero en la Ciudad de Buenos Aires de 7,3%, la más alta desde julio, puso en alerta a los inversores. El Gobierno, a su vez, reafirmó su decisión de adecuar el dólar mayorista a las nuevas circunstancias y la devaluación del mes ahora corre a un ritmo de 5,9% mensual.
La aceleración de precios de las dos últimas semanas, además del alza de la carne, se explica en que las empresas alertadas de que el ministerio de Economía buscaba un acuerdo de precios que no sea superior a 3% mensual, se apresuraron a remarcar para sentarse a la mesa de negociaciones con sillas más altas.
No es la primera vez que este escenario se repite: el Gobierno busca detener la inflación con controles y, finalmente, la acelera. El control de precios es un golpe anunciado que el contendiente esquiva con facilidad.
Por supuesto, todos los cálculos del REM (Relevamiento de Expectativas del Mercado) que hizo el Banco Central entre las consultoras privadas y publicó hace 4 días, ya son antiguos. Calcularon 5,6% para enero y 97,6% en el año. Hoy la mayoría cree que la inflación de 2023 será más alta que 2022 y alcanzará los 3 dígitos.
Los bonos duales, que cubren contra inflación y devaluación, fueron más demandados por los inversores institucionales porque ambas variables se aceleraron. La suba de estos títulos llegó a 0,87%.
Los bonos de la deuda externa siguieron el camino inverso, arrastrados por la fuga de dólares de países emergentes ante el posible endurecimiento de la política monetaria de Estados Unidos, y el aumento del rendimiento de los Bonos del Tesoro norteamericano.
De esta manera, hubo títulos que cayeron hasta 3,2% como fue el Global 2035 y elevaron el riesgo país en 63 unidades (+3,6%) a 1.912 puntos básicos. Causa asombro la volatilidad. Hace 2 ruedas el mercado festejaba que el riesgo país había perforado el piso de los 1.800 puntos al cerrar en 1.795 puntos básicos y ahora miran como se encamina a atravesar el techo de los 2.000 puntos básicos.
El Banco Central no dejó de intervenir en la plaza cambiaria a pesar del peor escenario de las reservas. “Las intervenciones se volvieron una rutina porque sobre el cierre levanta la paridad en dólares usando las escasas divisas que tiene y vende en pesos para lograr una baja en los dólares financieros. El costo de esta maniobra hoy fue de USD 4,6 millones. En los últimos minutos de la rueda vendieron 26,2 millones de bonos equivalentes a $3,2 millones. A pesar del esfuerzo, el MEP y el contado con liquidación siguieron en valores estables similares a los de la semana pasada”, señaló el trader Esteban Monte.
El MEP, tras la intervención, cedió $3,42 (-1%) a $353,94, mientras el contado con liquidación avanzó $2,76 (0,8%) a $365,71. Ambos dólares están en precios similares a los del cierre del viernes pasado.
El “blue” padeció la fuerte oferta de manos chicas que tienen el vencimiento de alquileres, tarjetas y gastos de vacaciones y perdió $6 al cerrar en $373. En la plaza mayorista, el dólar aumentó $1,08% a $189,12. Pero ante la escasez de liquidaciones de los exportadores y el magro monto de negocios, debió vender USD 45 millones que, sumados al pago pendiente al FMI, hicieron caer las reservas en 733 millones a 40.286 millones. De esta manera, las reservas en el año pierden USD 4.320 millones.
Las acciones, a pesar de que el S&P Merval, el índice de las acciones líderes subió 1,77% en pesos y perdió 0,3% en dólares, se negociaron en un clima pesado. De hecho, el volumen bajó a $2.903 millones el más bajo del año.
Los ADRs -certificados de tenencia de acciones que cotizan en la Bolsas de Nueva York- también se contagiaron de la cautela y los negocios se redujeron a la mitad del viernes a $3.843 millones. El cierre fue mixto y lo mejor pasó por Grupo Financiero Galicia (+3,2%) e YPF (+2,7%).
Cada rueda muestra más pesimismo que la anterior porque el Gobierno choca con obstáculos difíciles de superar. Las reservas netas, por caso, están en un tercio de lo que se convino con el FMI, y la inflación, lejos de calmarse, volvió a los peores niveles del año pasado. La pregunta que se hace el mercado es cuánto tiempo más podrá intervenir en la plaza cambiaria. La cosecha gruesa parece cada vez más lejana y la aparición de un tercer dólar soja, más cercana.