Las elecciones quedaron atrás, pero la presión sobre el tipo de cambio no afloja. Se espera una aceleración del ajuste del dólar oficial, aunque por ahora no comenzó
La tensión cambiaria es cada vez más notoria. Sin intervención del Banco Central para contener el dólar bursátil (tanto el contado con liquidación como el MEP), la brecha con el tipo de cambio oficial se ubica nuevamente arriba del 100% y entró en una zona de alto riesgo. Sin acuerdo con el FMI en el corto plazo, ahora la apuesta del Gobierno para llegar con algo más de tranquilidad a fin de año pasa –una vez más- por el campo: la cosecha de trigo viene con volúmenes récord.
La cosecha total estaría en torno a los USD 2.600 millones, que se irán liquidando paulatinamente. Se estima que en diciembre sería USD 400 millones, una cifra menor en este contexto, pero el resto se irá desembolsando entre enero y marzo. El mes próximo habrá que pagar otro vencimiento de USD 1.900 millones, similar al realizado en septiembre, que también tendrá un fuerte impacto negativo sobre las reservas líquidas.
La cifra por la cosecha de trigo que ingresaría el mes próximo, no obstante, sería insuficiente para equilibrar totalmente el mercado cambiario. Pero hay otro factor que podría jugarle a favor al Gobierno: siempre hacia fin de año aumenta fuerte la demanda de pesos, ante la necesidad de hacer frente a sueldos, medio aguinaldo y vacaciones. Hacia fin de enero esos pesos sobrantes deben ser absorbidos por el Banco Central para que no aumente la presión sobre el tipo de cambio.
El panorama cambiario se presenta sumamente complejo. Ayer el economista Pablo Goldín, director de Macroview, indicó que “históricamente las brechas superiores a 100%, como las que tenemos ahora, no se sostienen por mucho tiempo. El mejor escenario para el Gobierno es que el dólar libre quede en torno a $200 y el oficial vaya subiendo gradualmente a $120 ó 130, pero no es tan fácil lograrlo”.
El titular del BCRA, Miguel Pesce, tomó una decisión fuerte esta semana, al dejar de intervenir para controlar el dólar bursátil. Inmediatamente subieron los tipos de cambio que se usan para dolarizar vía bonos o acciones. Ayer el Contado con Liquidación terminó a $ 212 (es el precio para sacar divisas), sacándole mucha distancia al tipo de cambio libre, que finalizó a $ 201.
La decisión reflejó la preocupación por la falta de reservas líquidas, por lo que se vuelve más difícil intervenir para mantener un valor determinado para la divisa. Claro que cuidar el stock de dólares implica a su vez un riesgo, que es una disparada mayor de los tipos de cambio financieros.
Para colmo, el mercado sigue desequilibrado y ayer el Banco Central tuvo que vender USD 70 millones, luego de un par de días de mayor estabilidad. La expectativa es que la entidad acelere la suba del tipo de cambio oficial, aunque por ahora se mantiene el mismo ritmo de aumento de 1% mensual.
Además, se sigue con atención la negociación con el FMI para llegar a un acuerdo, ante la necesidad de refinanciar cerca de USD 40.000 millones que habrá que pagar hasta 2023. Aunque no hay detalles del contenido de las conversaciones, uno de los temas principales que se discute con el organismo pasa por el funcionamiento del mercado cambiario y la necesidad de acumular reservas. Esto explica por qué el Central dejó de vender dólares para controlar la cotización en el mercado bursátil, luego de haber destinado a ese objetivo nada menos que USD 2.500 millones el último año. El fracaso de esa política está a la vista: el dólar libre superó los USD 200 y la brecha cambiaria supera el 100%, pero ahora con muchos menos reservas en el BCRA.