Los anticipos del dato de inflación de enero y la previsible caída de la demanda de pesos revirtieron el debate de una posible baja a la necesidad de un incremento. El BCRA niega cambios por ahora
El vértigo de los acontecimientos económicos y la volatilidad de las variables hacen que, en la Argentina, la discusión sobre una posible decisión en el corto plazo mute, en apenas 15 días, al debate de la aplicación de la misma medida pero en sentido contrario. Es lo que ocurre con la tasa de interés de referencia del Banco Central. En cuestión de semanas, en la entidad admiten que el análisis pasó de una posible baja, en el caso de que la inflación consolidara una tendencia bajista -lo que no ocurrió-, a una probable suba a mediados de febrero aunque, aclararon, esa idea por ahora no está en carpeta. En otras palabras, en el equipo económico siguen sosteniendo que “no habrá cambios” en la tasa de interés, a pesar de que la marcha y contramarcha de la semana pasada de la autoridad monetaria respecto a la tasa de pases para los fondos comunes de inversión (FCI) removió el avispero en ese sentido.
La expectativa del mercado apunta ahora a un nuevo aumento de las Leliqs, a pesar de que hace apenas dos semanas, cuando se conoció el dato de inflación de diciembre, la biblioteca de operadores y analistas financieros se dividió en dos. Por un lado, quienes opinaron que la tasa de 75% de las Leliqs era “excesivamente positiva” y por ende se imponía bajarla y aquellos que consideraron que la política adoptada por el directorio del Banco Central, que preside Miguel Pesce, de mantenerla en altos niveles era “una medida lógica y prudente”.
Los datos preliminares de inflación de enero surgidos de las mediciones privadas y también de los indicadores de alta frecuencia que siguen en los despachos oficiales coinciden en un avance del IPC cómodamente por encima de 5%, por lo que la ansiada consolidación de la “tendencia a la baja” habría quedado lejos de confirmarse. El dato, combinado con la típica caída de la demanda del dinero del segundo mes del año -fenómeno monetario por el cual disminuye en febrero la necesidad de pesos de empresas e individuos-, vuelve a promover el debate sobre la necesidad de un ajuste sobre la tasa de política monetaria.
“La caída de la demanda de dinero puede exigir una suba de tasas”, tituló el equipo de research de PPI un apartado en su informe de perspectivas semanas en el que explicó que tras una semana caracterizada por los vaivenes en la decisión del Banco Central respecto a la tasa de pases a un día para los FCI, se asoma la inestabilidad monetaria habitual de febrero que, en esta oportunidad, puede representar un desafío adicional.
“El directorio de la autoridad monetaria finalmente decidió dejar a medio camino su decisión de elevar el coeficiente de pases pasivos a 1 día al que los FCI pueden colocar en el BCRA. Al mismo tiempo, abrió el juego para que los bancos puedan tomar caución bursátil. Con esta medida, el BCRA apuntala una remuneración para los pesos de cortísimo plazo en tasas efectivas anual (TEA) de 85% y 95% y, simultáneamente, encarece el apalancamiento de aquellos que tomaban fondos para comprar dólares en MEP y CCL”, detalló el análisis que consideró que eso le resta atractivo a la colocación a plazo fijo de grandes fondos.
“Se reduce el premio por estar colocado en instrumentos de mediano plazo, como el plazo fijo, implicando un riesgo de aceleración de la nominalidad al volverse más líquidos los agregados monetarios”, motivo por el cual sostuvo que se debería conceder un incremento al rendimiento de los plazos fijos. “La autoridad monetaria debe convalidar una suba de tasa de Leliq, de la que aún no luce muy convencido”, opinó PPI.
Los analistas de la consultora en finanzas están en lo cierto. Tal como a mediados de mes descartaron una reducción, ahora resisten una suba de la tasa de política monetaria.
“La idea de una suba de tasas está fundada seguramente en lo que se hizo con la tasa de pases para los fondos comunes de inversión pero eso fue para controlar la brecha cambiaria. Pero no tiene nada que ver con el esquema de tasas”, apuntó una fuente al tanto de esas discusión en el ámbito oficial que admitió que “no hay margen para recortarla” pero tampoco sería “atinado” subirla ahora.
“La clave va a estar en la inflación. El dato de enero viene más alto, es decir que la tendencia a la desaceleración no se mantuvo pero tampoco sería un registro que dejaría a la tasa real otra vez en terreno negativo, con lo cual la intención es sostener la tasa donde está por ahora”, afirmó el funcionario.