Es la cifra más alta para el ingreso de inversiones de cartera de no residentes desde la salida de la convertibilidad. Vienen atraídos por acciones que rindieron 77%, altos spreads de bonos y el atractivo del carry trade que ofrecen las altas tasas en pesos. La inversión extranjera en la economía real cayó un 6% frente al año anterior, mientras que la de cartera se disparó 550%
La lluvia de inversiones con la que se ilusionaba el Gobierno en sus primeros años de mandato puede no haber llegado a la economía real, pero sí al mercado de capitales. Las inversiones de no residentes en activos financieros locales saltaron 545% en 2017 en comparación con el año anterior, mientras que la inversión extranjera directa se mantuvo prácticamente estable con una caída del 6%. Los casi u$s 10.000 millones que ingresaron para invertir en acciones, bonos y letras del Banco Central a lo largo del año pasado marcan un récord desde la salida de la convertibilidad.
Según un informe del Banco Central (BCRA) «por el lado de las inversiones de no residentes, se registraron ingresos netos por u$s 873 millones, como resultado de inversiones de cartera por u$s 605 millones y directas por u$s 271 millones. Con este total, las inversiones de no residentes mostraron un aumento de u$s 757 millones en términos interanuales».
Las inversiones de cartera son las que tienen por destino activos financieros, mientras que las directas tienen por destino la economía real. El Merval local rindió 77% el año pasado, los bonos en dólares ofrecieron rendimientos de hasta el 8% anual y las tasas de interés en pesos rozaron el 30% en algunos momentos del año.
En diciembre, mientras el tipo de cambio daba su mayor salto del año, los inversores optaron mayormente por colocarse en activos en pesos, probablemente apostando a que después de la suba el carry trade volviera al centro de la escena.
«En el caso de inversiones de cartera de no residentes, es importante aclarar que, si bien a priori no es posible identificar el destino que tendrían dichos fondos, sí es posible diferenciar entre aquellos que se mantienen inicialmente en moneda extranjera y aquellos que, tras ingresar al país, fueron convertidos inmediatamente a pesos», explica el informe del BCRA.
«En este sentido, en diciembre, las inversiones de cartera de no residentes destinadas inicialmente a pesos resultaron en ingresos netos por u$s 562 millones, reduciéndose a la mitad de lo observado el mes previo. Por su parte, las inversiones de cartera de no residentes que fueron acreditadas directamente en una cuenta en moneda extranjera registraron ingresos netos por u$s 42 millones», detalló el informe.
La tendencia a colocarse en pesos no fue estable en todo el año, pero sí fue prácticamente estable la aceleración en el ingreso de inversiones financieras, sobre todo tras las primarias de agosto que señalaron la posibilidad de un resultado electoral mejor al esperado para el oficialismo.
En 2016, primer año de Macri, el ingreso de capitales financieros había sido todavía tímido, unos u$s 1539 millones. Por caso, la inversión extranjera directa «productiva» había superado en casi u$s 1000 millones esa cifra: ingresaron u$s 2523 durante ese año. En 2017 las inversiones en economía real se mantuvieron prácticamente estables respecto al año anterior, entraron u$s 2362 (un 6% menos) mientras que las apuestas por activos locales se multiplicó por 4: ingresaron u$s 9933 millones.
«La entrada de apuestas en activos financieros es la contrapartida del gradualismo fiscal y las metas de inflación. Porque el gradualismo con baja deuda y tasas altas de endeudamiento en un mundo de bajos rendimientos es una señal muy buena para los prestamistas. Argentina ofrece 350 puntos básicos de spread de tasa, 150 puntos básicos más que Brasil. Y la otra cara son las metas de inflación que te sostienen una tasa en pesos muy alta con un tipo de cambio más bien tranquilo», dijo Federico Furiase, economista de EcoGo. «A diferencia de 2016 tuviste una economía que creció y un Gobierno que probó su sustentabilidad política. En economía real, las decisiones de inversión son más lentas y necesitan de más certidumbre de largo plazo, mejoras de competitividad y un tipo de cambio real más competitivo, que se logra reduciendo la inflación y el déficit fiscal además de otros ítems», agregó.