A pesar de todo, el interés de los inversores internacionales se mantiene firme con estos mercados y en particular con Latinoamérica. Lástima que Argentina, sin el FMI, sigue estando fuera del radar.
Los inversores internacionales han vuelto a incursionar, con cierta cautela pero con firmeza, en los mercados emergentes y en particular en la región latinoamericana. Es así como se viene observando un creciente flujo de capitales de no residentes particularmente hacia el mercado de bonos de la región. Según el último monitoreo del Institute of International Finance (IIF) los mercados emergentes atrajeron alrededor de u$s13.800 millones en mayo pasado, donde la dinámica de estos flujos estuvo apoyada principalmente hacia el mercado de deuda que canalizó aproximadamente u$s9.800 millones.
A nivel regional, los datos del IIF muestran que los países con mejor desempeño fueron los de América Latina con entradas netas por u$1.700 millones el mes pasado. Además, hay un dato no menor y es que de acuerdo a estimaciones del IIF el posicionamiento está menos estirado y es probable que sea menos vulnerable a los choques externos. Es decir que las carteras de los fondos globales no están tan cargadas y tienen espacio. Por lo que el riesgo de contagio es menos severo que durante la masiva liquidación de posiciones emergentes de 2018 o durante la histeria del 2013 (“taper tantrum”). Claro que en los próximos meses será primordial la importancia de la credibilidad de la política de los emergentes, especialmente dado el aumento de las tasas de interés, a medida que mejore el entorno para el carry en moneda local.
Con relación a la renta variable, el monitoreo registra salidas netas, sobre todo en China. Es que como producto de una mayor incertidumbre en torno a las perspectivas de inflación, los flujos de acciones sufrieron salidas durante el mes pasado. Sin embargo, en la región hubo un flujo neto hacia las acciones de u$s6.200 millones.
De modo que mientras se desarrolla el segundo año de la pandemia global, que azota ahora con dureza a la región, los países siguen encontrando financiamiento para cubrir sus déficits vinculados con los mayores gastos de la crisis sanitaria. Lo que hace pensar en la oportunidad que se viene perdiendo Argentina al tener vedado el acceso a los mercados de capitales globales, pese a haber reestructurado la deuda externa, y al no haber cerrado aún un acuerdo con el FMI. Porque a lo que apunta todo programa del Fondo es brindar al país auxiliado la oportunidad de volver a los mercados voluntarios de crédito. De forma tal que pueda refinanciar los vencimientos, como hacen todos los países, y solo preocuparse por el pago de intereses, o buscar nuevo financiamiento.
Más allá de las posturas ideológicas, el haber perdido la bala de plata del Fondo a manos del gobierno de Macri y encima haber quedado fuera del radar de los inversores, hoy el país lo está pagando caro, además en medio de una pandemia. Distinto hubiera sido enfrentar todo esta crisis con la capacidad de poder recurrir al salvataje del Fondo y a los mercados de crédito, para cubrir los déficits y los nuevos gastos pandémicos como vienen haciendo varios países de la región.
Cicatrices fiscales
Bajo el análisis del IIF el conglomerado de los emergentes se encuentra en un proceso de lenta recuperación, dado que si bien muchos países ven una esperanza renovada con la apertura parcial de sus actividades, algunos nuevos bloqueos están imponiendo un retroceso amplio y duradero. “La acumulación de presiones inflacionarias en el mercado ha perjudicado las perspectivas, especialmente en las acciones, y ha puesto el foco en la respuesta de los responsables de la formulación de políticas. Las persistentes cicatrices fiscales han aumentado la carga de la deuda en todo el complejo de mercados emergentes, aumentando el déficit fiscal y presentando nuevos desafíos”, señala Jonathan Fortun, economista del IIF. Sin embargo, si bien el riesgo de un nuevo berrinche (taper tantrum) junto con los acontecimientos idiosincrásicos han influido en las perspectivas, no obstante, las condiciones iniciales para la mayoría de los emergentes son más favorables que antes de la taper tantrum de 2013, destaca el influyente think tank de la banca internacional. Considera además que el entorno propicio para los activos de riesgo está impulsando el repunte de la deuda local de los mercados emergentes y ayudando a que se recuperen los rendimientos totales.
Con respecto al resto de los mercados emergentes, el IIF destaca que los países de Europa y África / Oriente Medio registraron u$s6.500 millones de entradas, mientras que los emergentes de Asia sufrieron salidas netas de u$s 500 millones.