Hasta 2015 se pagaba un 35% adicional, que era considerado como adelanto de Ganancias. La medida tendría dos objetivos simultáneos: recaudar más y cuidar los dólares que entran por superávit comercial
Los controles cambiarios en la Argentina suelen ser un camino de ida: una vez que se empiezan a aplicar se endurecen progresivamente, con el objetivo de reducir las “filtraciones” de divisas. Teniendo en cuenta la experiencia del cepo que estuvo vigente entre fines de 2011 y 2015, el único rubro que hasta ahora quedó al margen de las mayores restricciones cambiarias es el turismo: tanto la compra de pasajes al exterior, paquetes y todo tipo de gasto con tarjeta de crédito en el exterior continúan manejándose según la cotización del tipo de cambio oficial y sin límite alguno.
El interrogante es si esto quedará así a partir del 10 de diciembre o hay alguna posibilidad de que se aplique algún costo adicional. En la experiencia anterior, se llegó a pagar 35% adicional en relación al tipo de cambio oficial. Esa alícuota era considerada un adelanto a cuenta del impuesto a las Ganancias, que el Estado devolvía a cuentagotas cuando lo hacía. Posteriormente fue el gobierno de Cambiemos, bajo la gestión de Alberto Abad en la AFIP, el que terminó devolviendo los millonarios saldos que se habían acumulado.
Un informe elaborado por el banco de inversión JP Morgan plantea la posibilidad concreta de que vuelva el impuesto para el uso de tarjeta en el exterior. Y asegura que sería una de las opciones que podría elegir el próximo presidente, Alberto Fernández, para achicar el agujero fiscal. Es más, la entidad señala que es posible que en 2020 se busque ir al equilibrio primario, pero para eso habría que aumentar diversas alícuotas, entre ellas Bienes Personales y restituir el gravamen sobre gastos en el exterior. Pero obviamente el grueso de la recaudación adicional saldría de un aumento de las retenciones a las exportaciones.
El saldo de la cuenta de turismo sigue siendo deficitario, aunque cayó de manera importante luego de las sucesivas devaluaciones. No obstante, en octubre se registró un egreso de dólares 14% superior al del mismo mes del año anterior. El rojo de la cuenta “turismo” fue de USD 372 millones el mes pasado, según se desprende del balance cambiario divulgado la semana pasada por el Banco Central.
Proyectando ese volumen a los próximos doce meses y teniendo en cuenta que en verano la cifra aumenta significativamente, es razonable estimar que el piso del rojo turístico se ubicaría en USD 5.000 millones. Pero el riesgo es que aumente significativamente, si el tipo de cambio oficial se va atrasando en relación a la inflación. Además, no sería extraño que la brecha cambiaria se amplíe, con lo que la única manera de acceder a dólares “baratos” sea a través de los gastos con tarjeta o compra de pasajes.
Las agencias de turismo ya están en alerta ante esta posibilidad y también aprovechan el argumento del posible impuesto para apurar las ventas, tanto para el verano como para Semana Santa de 2020. Además, como hay cuotas sin interés incluso para vuelos al exterior también representa una ventaja. Los turistas no sólo consiguen “congelar” así el valor del dólar, sino que además le ganan a la elevada inflación.
En caso de que el próximo gobierno decida imponer algún tipo de alícuota adicional debería resolverse si es sólo para compra con tarjeta utilizada en el exterior, o también para la adquisición de pasajes o paquetes turísticos efectuados a través de una agencia local. En la anterior experiencia, todos estos conceptos se regían por la misma lógica.
Por otra parte, en la medida que el dólar oficial tiende a “plancharse” -como suele ocurrir cuando hay controles cambiarios más rígidos- aumenta la diferencia con el tipo de cambio “libre” también con el Contado con Liquidación. Al existir un límite rígido de hasta USD 200 mensuales para comprar dólares oficiales, la única forma de seguir accediendo a un tipo de cambio barato es utilizando la tarjeta para realizar compras en el exterior. Esto es posible tanto para las operaciones que se efectúan directamente al viajar, pero también para operaciones on line efectuadas en la Argentina con sitios web que permiten comprar afuera y luego ingresar los productos en el país.