La falta de actualización de las escalas y del mínimo no imponible, así como los parches que introdujo el Gobierno en el impuesto al salario, generan situaciones de difícil explicación.
La gestión K acentuó las distorsiones, inequidades y la regresividad de la reforma del impuesto a las Ganancias de la Alianza, lo que no es poco. En el año 2000, la Alianza redujo en términos nominales el mínimo no imponible (de $4.800 a $4.020) y las deducciones personales (por hijo bajó de $1.200 a $1.020), elevó las alícuotas (la más baja subió del 6 al 9%) e introdujo una tablita por la que, a mayor ingreso, se reducían el mínimo no imponible y las deducciones. A partir de esa reforma, realmente el “salario pasó a ser ganancia”.
Eduardo Duhalde primero y luego los gobiernos K acentuaron esa reforma antisalarial. Mantuvieron las alícuotas, y a través del procedimiento de no ajustar por la inflación el minino no imponible y las deducciones, más trabajadores pasaron a estar alcanzados por el impuesto. Y lo hicieron más gravoso porque, con una inflación acumulada del 900%, mantuvieron sin cambios las escalas de ingresos sobre las que se aplican las alícuotas. Eso llevó a que el trabajador que pasa a estar alcanzado por Ganancias rápidamente pague las alícuotas más altas, anulando la progresividad del impuesto.
En septiembre de 2013 se aprobó otro cambio, que se mantiene vigente, por el que, para el cálculo del impuesto, se diferenciaron tres segmentos salariales imponibles, con mininos y deducciones más bajas para los mayores ingresos, en una nueva versión de la tablita de José Luis Machinea.
Veamos el impacto de este cambio en algunos ejemplos.
Actualmente, un trabajador que entre enero y agosto de 2013 ganaba menos de $15.000 de sueldo bruto no paga Ganancias, aunque gane ahora más de esa cifra. Para los solteros que ganaban en ese período entre $15.000 y 25.000, el minino no imponible es de $9.020 mensuales. Y para los que ganan más de $25.000, el minino no imponible baja a $7.517 mensuales.
De esta manera, trabajadores que están ganando ahora el mismo sueldo pueden pagar por Ganancias sumas muy distintas porque “lo que vale” para el cálculo del impuesto es la realidad salarial de enero a agosto de 2013.
Por ejemplo, los solteros con sueldos brutos en 2014 de $20.000 o $16.600 descontados el aporte jubilatorio y a la obra social, pueden no pagar el impuesto, pagar $1.621 por mes (un 9,8% del sueldo neto o más de un aguinaldo) o tributar $ 2.091 mensual o el 12,6% (un aguinaldo y medio).
Más grave es la situación de lo que estuvieron alcanzados por Ganancias entre enero y agosto de 2013 y ahora cobran menos incluso de $15.000. En ese caso tributan Ganancias si superan los mínimos no imponibles de sus niveles salariales anteriores.
Al fijar mínimos no imponibles diferentes por segmentos salariales, se produce una distorsión adicional entre quienes están en los límites de esas franjas. Por ejemplo, quienes ganan $15.000 de sueldo bruto no pagan Ganancias, en tanto los que perciben $15.001 sí están alcanzados. En el caso de los solteros, les retienen $564, pasando a recibir en mano menos que su colega que cobra menos. Lo mismo ocurre entre los que ganan $25.000 o $25.001.
Los autónomos son los más desfavorecidos, porque en el Impuesto a las Ganancias no es lo mismo obtener ingresos como asalariado que como monotributista o autónomo, aunque en todos los casos se trate de rentas del trabajo personal. Esto se debe a que los autónomos disponen de mínimos no imponibles más bajos. A igual ingreso que un trabajador en relación de dependencia, los autónomos pagan mucho más.
Así las cosas, a la hora de negociar un sueldo, la remuneración bruta dejó de ser una referencia válida para el empleado.
Supongamos que un trabajador sin cargas de familia acuerda un sueldo bruto de $30.000. Lo que debe saber es que a su bolsillo ingresarán $19.941, un 33% menos. Es que por aporte jubilatorio le descontarán el 11% y otro 6% por salud, en total $ 5.100. Y se agrega una deducción de $ 4.959 por Ganancias. En total, descuentos por $10.059.
En realidad lo que el empleado debe acordar es un sueldo de bolsillo. Y que la empresa calcule a cuánto debería ascender el sueldo bruto para cobrar el sueldo de bolsillo deseado.
Fuente: http://www.ieco.clarin.com/economia/Crecen-distorsiones-pago-Ganancias_0_1182481989.html