Por la sequía, el alza de la inflación, y un ajuste fiscal más duro, los analistas redujeron a la mitad sus proyecciones de expansión del PBI para este año
Las variables económicas exhiben un inevitable deterioro en 2018, frente a condiciones más adversas para la Argentina. El salto cambiario de 30% en poco más de cinco meses, la histórica sequía y una inflación que se acelera respecto de 2017 degradaron las expectativas de crecimiento hasta llevarlas apenas por encima de 1% este año.
«La expansión del PBI que inicialmente se esperaba en un 3,3% interanual hoy se ubica en el 1,4% y la inflación, que rondaría el 20%, hoy la vemos más cerca del 26,5%», señalaron en Invecq Consultora Económica. «Es decir que el crecimiento será menor que el registrado por el INDEC durante el año pasado, y la inflación será mayor», agregó.
José María Segura, economista Jefe de PwC Argentina describió un panorama más hostil para el desempeño económico, con «la incipiente reversión en los flujos financieros internacionales a partir de la suba de tasas de interés en Estados Unidos, que se tradujo en un fortalecimiento del dólar a nivel global, es decir, en la devaluación de la mayoría de las monedas»
«A ello se sumaron una serie de condicionantes internos como el cambio de metas de inflación, la entrada en vigencia del impuesto a las ganancias de rentas financieras, la menor cosecha por la sequía y los ruidos políticos relacionados con jubilaciones y tarifas», acotó Segura.
A la vez, las actuales tasas de interés en pesos en torno al 40% anual, incluso por encima del 38% anual alcanzado en 2016, cuando la inflación se disparó a 40,3% y el PBI cayó 1,8%, obligan a prever un enfriamiento de la economía, con crédito más caro y menos inversión real.
Los expertos consultados por el Banco Central en su Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) de mayo redujeron a un promedio del 1,3% sus estimaciones de crecimiento para todo 2018, frente al 2,5% en el sondeo previo, y muy por debajo del 2,9% de expansión del PBI registrada en 2017.
Por otra parte observan una recesión de dos trimestres en 2018, pues las expectativas de crecimiento trimestral sin estacionalidad para el segundo trimestre de 2018 se redujeron a -1,0% y hasta -0,4% para el tercer trimestre.
«Producto de la sequía, la corrida cambiaria, la aceleración de la inflación y una política monetaria y fiscal más contractivas, esperamos una contracción del PBI desestacionalizado en los próximos meses», precisó Ecolatina, que también anticipó una «caída del nivel de actividad en el segundo y tercer trimestre del año».
El REM también reflejó que los analistas participantes prevén una expansión de actividad para el año 2019 de 2,2%, al tiempo que la expectativa relevada para 2020 se ubicó en 2,8 por ciento.
DÉFICIT, DEUDA Y DÓLAR
Acudir al FMI para asegurarse financiamiento, a cambio de un mayor compromiso para reducir el déficit fiscal, también ratifica que el gasto público no será un motor de la economía, en un año en el que la pérdida de cosecha, estimada entre 7.000 y 8.000 millones de dólares, restará al menos un punto porcentual de crecimiento de este año.
«La magnitud del déficit fiscal heredado y el alto desequilibrio externo en una economía que no crecía mostraban con claridad que era necesario mejorar las cuentas», expresó Daniel Artana, de FIEL. «Haber apostado a que ‘el crecimiento resolvería el problema por sí sólo’, era una música agradable para los oídos de la dirigencia política pero que, a la postre, resultó en un error grave de diagnóstico profesional que requirió emitir más deuda», apuntó.
El endeudamiento en dólares, por unos USD 80.000 millones en los últimos dos años, replicó en un atraso cambiario notorio, pero no fue pródigo para promover un crecimiento económico consistente.
La corrección cambiaria iniciada a mediados de diciembre, que puso a tiro al precio de la divisa a los niveles inflacionarios –un 100 por ciento acumulado desde que asumió Mauricio Macri-, podría contribuir a paliar el exorbitante déficit externo. Con datos a abril pasado, el déficit comercial acumuló un récord de casi USD 11.000 millones en doce meses. Similar es el monto por el déficit neto por servicios turísticos y consumos en el exterior.
Pero un dólar más alto también contribuirá a una inflación más alta, ya potenciada por tarifas y combustibles. Según el REM del BCRA la inflación será de 27,1%, frente a 24,8% de 2017.
«Con paritarias que cerraron en el orden del 20% (aunque se anuncien al 15% con la letra chica la gran mayoría están más cerca de 20%), esta aceleración inflacionaria hará disminuir el poder adquisitivo en el corto plazo por lo que el crecimiento del año 2018 se vería deteriorado vía un menor consumo», indicó el informe de Invecq.
Escenario similar aplica para las jubilaciones: con los incrementos aplicados en marzo y junio mejorarán 11,7%, tasa similar a la inflación de enero a mayo, pero no tendrán nueva actualización hasta septiembre.
«Al deterioro de los ingresos reales (la aceleración de la inflación superará por varios puntos a los aumentos de salario acordados por la mayoría de los gremios en paritarias), se le suma el fuerte incremento del costo del financiamiento, el deterioro de las expectativas (de inversión y del mercado laboral), y nuevos recortes en el sector público (obra pública y gastos de funcionamiento)», precisó un reporte de Ecolatina.
SIETE AÑOS DE ESTANCAMIENTO
Según los expertos de Invecq «el Gobierno aún podrá mostrar una promesa cumplida: terminar con el proceso de crecimiento en los años impares y caída en los pares. El bienio 2017-2018 todavía sería el primero en acumular crecimiento neto desde el año 2011».
Pero no son cifras para despertar el entusiasmo. Con estas proyecciones, en los primeros tres años de gobierno de Mauricio Macri (2016, 2017 y 2018) el PBI acumularía mínimo crecimiento de 2,4%, negativo en términos reales si tenemos en cuenta que el crecimiento de la población es cercano al 1% anual, lo que debería reflejar una caída del PBI per cápita.
A la misma conclusión se llega al analizar el crecimiento acumulado durante la segunda presidencia de Cristina Kirchner (2012-2015). En los cuatro años de vigencia del «cepo» cambiario la economía acumuló una expansión de 1,5%, frente a un crecimiento de la población cercano al 4 por ciento.
Con esta perspectiva, el PBI argentino habrá acumulado una expansión de 3,9% en siete años, frente a un 22,9% de crecimiento acumulado del PBI mundial, según datos del Banco Mundial y el FMI. Además, en el mismo período Argentina habrá acumulado una inflación de 532%, según datos del IPC Congreso y, a partir de mayo de 2016, del INDEC.