En abril, el stock de financiamiento al sector privado subió por un doble impulso. El Gobierno lanzó líneas para pymes para paliar el parate económico. A los ya otorgados, les autorizó aplazar hasta el 30 de junio para abonar el vencimiento original
Durante abril el stock de préstamos bancarios al sector privado registró un fuerte crecimiento del 6,9%, que llega al 3,7% si se lo mide en términos reales, descontando el efecto de la inflación, respecto del nivel de marzo. Según datos oficiales, esa suba tan importante del crédito en un solo mes no se producía desde 2002 y tuvo como causas preponderantes dos grandes factores, ambos surgidos de la emergencia del coronavirus.
El stock de préstamos crece cada vez que se otorga un crédito nuevo y se reduce cada vez que alguien paga una cuota para devolverlo. Y en abril, las medidas tomadas para enfrentar el parate económico hizo que ambos factores jugaran a favor de la suba de ese stock. El Gobierno impulsó una línea de financiamiento a tasas subsidiadas del 24% para que las mipymes tuviesen capital de trabajo y fondos para pagar sus sueldos y, al mismo tiempo, permitió a los deudores retrasar el pago de las cuotas hasta el 30 de junio, incluyendo un plan específico para financiar las deudas por tarjetas de crédito con tres meses de gracia.
A esos dos factores se suma un tercero: la morosidad. Más allá de las facilidades que otorgó el Gobierno, es claro que muchas familias y empresas que no tenían excepciones para pagar sus cuotas igualmente dejaron de hacerlo por la crisis. Lo cierto es que en ambos sentidos, por el otorgamiento de créditos y por las demoras en abonar al vencimiento, hubo un crecimiento muy fuerte del stock de préstamos al sector privado.
“Los motivos del incremento de los saldos debemos buscarlos entre las directivas dictadas por el BCRA para que se asista al mercado con nuevas líneas por un lado y a las dificultades que enfrentan algunos actores económicos para abonar los vencimientos ante el deterioro de la cadena de pagos. También a que hubo normas para retrasar los pagos durante la emergencia”, aseguró el analista Guillermo Barbero, de First Capital Group.
El 1° de abril, el Banco Central dispuso a través de la Comunicación A 6949 que todas las cuotas por saldos impagos de préstamos bancarios (a excepción de las tarjetas de crédito) que debían pagarse hasta el 30 de junio, se paguen “en el mes siguiente al final de la vida del crédito”. Es decir: las cuotas a pagar durante abril, mayo y junio se agregarán una vez finalizado el plazo original del préstamo. Esa falta de repago también impulsó la suba del stock y seguramente lo haga en los próximos meses.
Las deudas por tarjetas quedaron excluidas de esa medida porque tuvieron un plan específico que se conoció el 10 de abril: todos los resúmenes vencidos entre el 20 de marzo y el 30 de abril fueron refinanciados en 9 cuotas, con 3 meses de gracia, a una tasa del 43% anual. Muchos usuarios de los plásticos pudieron refinanciar dos resúmenes juntos, incluyendo su pago mínimo en forma automática.
Los créditos a tasa 0, dispuesto por el Gobierno para monotributistas y autónomos con un tope de $150.000, se distribuyen a través de las tarjetas de crédito pero no aparecen en este cálculo. Su implementación se produjo sobre el final de abril, por lo que impactarán recién en las estadísticas de mayo.
Pymes y familias
Los préstamos crecieron impulsados por las financiaciones comerciales, que en el caso particular de la línea al 24% anual para mipymes y prestadores de servicios de salud alcanzaron los $140.000 millones. De ese monto, el 52% se destinó a capital de trabajo, el 31% al pago de sueldos y el 17% restante a otras necesidades.
El crédito total al sector privado subió en abril 34,3% en términos interanuales, por debajo de la inflación, empujado por el financiamiento comercial. «La mayor demanda estuvo vinculada a las necesidades de fondos por parte de las empresas en un contexto en el que gran cantidad de sectores no pudieron desarrollar su actividad. En efecto, las líneas comerciales registraron una expansión de 20,5% mensual sin estacionalidad, explicando prácticamente la totalidad del crecimiento mensual. Así estas líneas, acumularon un crecimiento de 85% en los últimos doce meses, siendo los adelantos y los documentos a sola firma los principales vehículos,” destaca el Informe Monetario del Banco Central.
La suba en la demanda, incentivada por las medidas oficiales como la reducción de los encajes para que los bancos dispongan de mayor fondeo, se combinó con las dificultades de la cuarentena que mantuvo las sucursales bancarias con una atención muy limitada por razones sanitarias.
“Tras el inicio de la cuarentena los adelantos fueron la línea más dinámica, debido, en parte, a que esta línea tiene montos preaprobados y su utilización es prácticamente automática. En la medida en que fueron transcurriendo los días, y con más intensidad una vez que se reanudó la atención al público por parte de los bancos, los documentos a sola firma presentaron un dinamismo creciente. Cabe señalar que, por tener estas líneas un plazo mayor que los adelantos (tienen una vida promedio cercana al año) parecerían adecuarse mejor a la situación actual de las empresas”, explicó el informe.
El segmento de la actividad crediticia que exhibe con mayor crudeza la recesión, agravada por la cuarentena, es el de los préstamos con garantía real: prendarios e hipotecarios. En el primer caso, cayeron un 2,2% en términos nominales, acumulando 20 meses consecutivos en descenso y con una baja interanual de 18,5%. Según la Asociación de Concesionarios de Automotores (Acara), en abril se patentaron solamente 4.385 vehículos, un 75% menos que en marzo. Por su parte, el stock de crédito hipotecario registró una leve disminución del 0,4% en el mes y un crecimiento nulo comparado con abril del año anterior.