Tras el primer día de reuniones de las autoridades económicas en Washington, ya trascendieron algunos datos sobre lo que se está negociando con el FMI. Según dejaron saber desde el Ministerio de Hacienda, se negocia un stand by, que es el tipo de línea más básica del organismo, pero al mismo aclarando que se trata de un programa de «alto acceso».
De esta forma, la intención es concretar un acuerdo con un desembolso superior al habitual pero que además se defina de manera rápida. Desde el propio Palacio de Hacienda aclararon, de todas maneras, que la negociación podría demorar seis semanas.
Analistas económicos y bancos de inversión que mantienen además contactos con el FMI consideraban ayer que efectivamente el organismo será más blando que en anteriores ocasiones con la Argentina. Al menos toda la expectativa apunta en esa dirección. «Hay elecciones en toda la región, especialmente en países muy sensibles como México y Brasil. A nadie le conviene que se agudicen los problemas de la Argentina», señalaba ayer a Infobae el economista de un banco internacional. Otro factor que juega a favor es que hay muy pocos países hoy endeudados con el Fondo, por lo cual tiene mayor margen para responder a los requerimientos de las autoridades económicas.
El anuncio de que se estaba negociando una línea stand by, que se conoció luego del cierre de los mercados, impactó en forma negativa ni bien se conoció la noticia. Se trata de programas que habitualmente incluyen desembolsos en forma periódica (usualmente en forma trimestral) y atados al cumplimiento de metas fiscales, monetarias, como también el compromiso de avanzar con reformas estructurales.
Se esperan menos exigencias
Pero ya después de la crisis de 2009 se ablandó mucho este tipo de exigencias. Muchos países recibieron créditos por montos excepcionales y rápidos desembolsos en aquel momento. Y para la Argentina podrían tener la misma contemplación.
Sin embargo, la expectativa de acceder a una línea de «Crédito Flexible» se evaporó rápidamente. El motivo es que la economía no presenta la solidez que requiere este tipo de programas. Además, países que la suscribieron como México y Colombia nunca gatillaron el desembolso.
Los préstamos stand by, en cambio, son para países que presentan más vulnerabilidad ante cambios en las condiciones internacionales. Y además incluyen exigencias por parte del organismo. La gran incógnita, en todo caso, pasa por cuáles serán esas condiciones. Ese fue el tema que ya abordaron ayer los técnicos de Hacienda y del FMI en el primer encuentro en Washington. Y la discusión será profundizada hoy por el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, y la titular del fondo, Christine Lagarde.
¿Pero cuáles son las exigencias, o condicionalidades, que pondría el FMI para realizar los desembolsos? Aunque no hay muchos datos concretos, lo lógico es recurrir a las conclusiones de la revisión que hizo el organismo bajo el Artículo IV. Tuvo poca repercusión porque fue divulgado a fin de año, pero surgen algunas pistas interesantes sobre lo que viene. En resumen, allí se plantean las siguientes cuestiones:
– El elevado déficit fiscal llegó a un fuerte aumento en el endeudamiento externo, un aumento del rojo de cuenta corriente y presiones sobre a la baja sobre el tipo de cambio real.
– Es necesaria una disminución más contundente del déficit fiscal para aliviar los problemas que van surgiendo. Esto requerirá un esfuerzo para reducir el gasto en salarios, pensiones y las transferencias discrecionales a las provincias.
– Estas medidas de reducción del déficit deben, sin embargo, mitigar el impacto entre la gente de menores recursos. Tendrán que contemplarse transferencias de fondos sociales, proteger el valor real de las jubilaciones y reducir las cargas laborales para los trabajadores de menos recursos (algo que de hecho ya comenzó a implementarse con la reforma tributaria).
-Lo que se requiere es recalibrar el mix de políticas: una reducción más rápida del déficit fiscal, bajar impuestos y una política monetaria menos restrictiva. Esto permitiría bajar las tasas de interés, anclar mejor las expectativas inflacionarias, reducir la apreciación del peso y un camino más sustentable para la deuda pública.
– Las reformas estructurales son indispensables. Mejorar las condiciones para la oferta, incrementar la productividad, incentivar la inversión privada y dar vuelta la sobrevaluación del peso (era el escenario de fines del año pasado). Estas reformas son necesarias para asegurar que el crecimiento se extiende a toda la sociedad.