El clima adverso golpea con mayor fuerza al centro del país. El atraso de la siembra de maíz y soja mermará sus rendimientos y la ola de calor empezó a deteriorar los lotes ya sembrados
La sequía que afecta a gran parte del país no cesa; peor aún, se agravó con las altas temperaturas de los últimos días (en algunos casos por sobre los 40°C) que evaporan con rapidez la escasa humedad que pueden aportar las esporádicas lluvias en el mapa agrícola nacional.
Esta situación impacta todos los cultivos. En el caso del trigo ya se descuenta una producción un 50% menor y podría haber mayores recortes aún, como así también en soja y maíz, retrasando su siembra y dañando los lotes ya implantados y poniendo en serio riesgo la campaña gruesa.
Las más afectadas son las principales regiones agrícolas del país, con la zona núcleo como epicentro. el impacto se extiende a vastas zonas de Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos. A medida que pasan las semanas y continúa el deterioro del trigo y aumentan las complicaciones en soja y maíz, comienzan a proyectarse pérdidas que podrían superar los USD 12.000 millones en aporte de divisas de esos tres cultivos.
Retraso histórico
En soja, el retraso en la implantación ya es histórico; si bien avanzó 8 puntos durante la semana, las labores siguen mostrando un retraso en torno de 20 puntos porcentuales, que se reflejará en los rendimientos de los cultivos. Con el 37% de las 16,7 millones de hectáreas sembradas, según marcó la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA), hoy el 23% de los lotes plantados está en situación entre regular y mala, el 66% presenta condiciones normales y solo el 11% entre buena y excelente.
El responsable del Área de Estimaciones Agrícolas de la BCBA, Martín López, dijo a Infobae que las demoras en la implantación de soja que podrían afectar su potencial por falta de humedad en los suelos, algo que se está dando en Santa Fe, el este de Córdoba, Entre Ríos y el norte de Buenos Aires.
“La siembra de soja mantiene una importante demora en el centro del área agrícola ya que los niveles de humedad en los primeros centímetros del perfil se encuentran por debajo del óptimo”, dijo López, y puntualizó que los retrasos más marcados, entre 50% y 60%, se dan en el centro y norte de Santa Fe y en casi la totalidad de Entre Ríos, seguido por el centro y norte de Córdoba, entre el 40% y 50% y en norte de Buenos Aires y sur de Santa Fe, con atrasos que van a entre un 20% y 30%.
“A pesar de que contamos con un mes más de ventana de siembra, los cuadros incorporados más tardíamente poseen menor potencial de rendimiento. Hacia el norte del país, los productores se encuentran aguantando nuevas lluvias para iniciar la siembra de la oleaginosa”, completó López.
Por el lado del maíz, a la fecha se lleva implantado el 32,7% de las 7,3 millones de hectáreas estipuladas para el cultivo, lo que representa un atraso respecto a la campaña anterior en los trabajos de 9,2 puntos porcentuales. López, precisó que el 26% del cereal implantado se encuentra en estado entre regular y malo; el 56% normal y un 18% entre bueno y excelente.
“En el maíz temprano, las regiones que están siendo más afectadas por el estrés termo-hídrico, son las provincias de Santa Fe y Entre Ríos. En estás provincias gran parte de los cuadros comenzó a transitar el período crítico, y la falta de reservas hídricas genera una baja importante en los rindes potenciales”, alertó López y agregó que “los cuadros más afectados comenzaron a picarse a la espera de lluvias que permitan sembrar en estos lotes liberados, ya sea soja o maíz tardío”.
Trigo
En el caso del trigo, la suerte en gran parte del territorio nacional está echada. Se espera que, como mínimo, la producción caiga 10 millones de toneladas respecto del año pasado y ubicarse en torno a unas escuálidas 12,4 millones de toneladas. No obstante, este volumen se sabrá de manera cierta una vez que comiencen los trabajos de recolección sobre el centro y sur de Buenos Aires y se pueda tener seguridad sobre los rendimientos del cultivo.
A la fecha, se lleva cosechado el 42,1% de la superficie sembrada, con una producción acumulada de 4,5 millones de toneladas y un rendimiento promedio de 18,8 quintales por hectárea. No obstante, en áreas clave de la zona núcleo como Bigand en Santa Fe o Pergamino en Buenos Aires, los rindes se ubicaron en torno a los 7 u 8 quintales por hectárea, cuando el año pasado esos niveles llegaban a las 44,6 quintales.
En este sentido, López planteó que “gran parte de los cuadros tanto del norte como del sur del área agrícola transitaron el periodo de definición de rendimiento bajo condiciones de estrés hídrico. Sumado a esta realidad, una serie de heladas tardías, también afectaron el potencial de rendimiento en estas regiones. Particularmente en los Núcleos Norte y Sur, la cosecha de cuadros brinda rindes con una merma superior al 40 %, lo cual afectó la proyección a nivel nacional”.
Por último, el especialista de la Bolsa de Buenos Aires sostuvo que “hacia el sur del área agrícola, las labores de recolección comenzarán en las próximas semanas producto de las altas temperaturas relevadas que aceleran la pérdida de humedad de los granos. A diferencia del resto del país, está región vio menos afectada la expectativa de rinde relevada durante la primavera”.
Pérdidas
Ante este panorama ya empiezan a calcularse posibles pérdidas, en especial, en lo que respecta a soja y maíz. Según un informe del Centro de Negocios y Alimentos de la Universidad Austral, la falta de precipitaciones en los momentos críticos “podría conducir a pérdidas importantes en la producción de maíz que oscilarían entre las 6 y 10 millones de toneladas”. Esto es, el equivalente a unos USD 3.000 millones menos de exportaciones, “con el consiguiente impacto en la oferta de divisas de la Argentina y, fundamentalmente, en los ingresos de los productores agropecuarios”.
En el caso de la soja, teniendo en cuenta que las intenciones de siembra resultan superiores a las de la campaña anterior, los especialistas de la casa de estudios consideraron que “hay que esperar a si las últimas lluvias implican un cambio de tendencia para poder estimar mejor el impacto sobre los rendimientos”. No obstante, “algunos cálculos sostienen que la producción de soja podría resultar de 10 millones menos de toneladas que las estimadas, con un ingreso menor de divisas de US$ 5.000 millones a los precios de hoy y que, en primer lugar, serán menores ingresos de los productores”.
“En síntesis: sumadas las expectativas de cosechas e ingresos de trigo, soja y maíz; puede esperarse para el 2023 una caída en los ingresos de divisas de USD 10.000 millones a precios de exportación, lo que será una cantidad muy significativa de menores ingresos para los productores”, indicó el trabajo.
Ahora bien, si se tienen en cuenta que las pérdidas en soja podrían alcanzar los USD 5.000 millones y en maíz posicionarse en USD 3.000 millones, las mermas que arrojaría el trigo, según el cálculo de la Universidad Austral, sería de USD 2.000 millones. No obstante, un trabajo de la Escuela de Economía y Negocios de la Universidad Nacional de San Martín (UNSM) proyectó un panorama más oscuro para este último cereal y estimó que las pérdidas por exportaciones podrían alcanzar los USD 4.080 millones, por lo cual el menor ingreso de divisas por los principales tres granos combinando ambos informes podría escalar hasta los USD 12.080 millones.