Por Claudio Zuchovicki.
Es muy importante tener idea si el fruto de nuestro esfuerzo le sirve o hace feliz a alguien. Esto nos hace sentir que «trascendemos». Distinto es saber que nuestro esfuerzo no es valorado o si simplemente somos un eslabón más de un proceso. En ese caso, aunque nos paguen un salario, solo percibimos que «perduramos».
Para demostrarlo voy a utilizar un ejemplo del gran Dan Ariely. A un grupo de personas les dan legos (Rasti) y les ofrecen ensamblar castillos y por cada uno que terminen les pagan 10 dólares.
La gente, obvio, dice que sí y arma los legos. Y cuando terminan, los organizadores reciben los castillos y los desarman delante de ellos y les vuelven a ofrecer hacer de nuevo otra figura, siempre por 10 dólares. Saben una cosa: la mayoría va desistiendo. Tienen la paga, pero no la motivación de seguir.
Con otro grupo de gente repiten el proceso y les dan los legos (rasti) para ensamblar castillos y le pagan 7 dólares por cada uno que arman. En la medida que los organizadores reciben las obras las colocan en vitrinas con el nombre de cada participante y los exponen para que se luzcan. Ante la oferta de seguir, incluso por un monto menor, la mayoría aceptaba con mucho placer. Saben una cosa: estaban motivados, aunque no bien pagos.
Tenelo en cuenta para tus colaboradores, matrimonio, amigos, hijos, padres, etc; va para todo el mundo: el reconocimiento reconforta.