Buena parte del descalabro reciente es atribuible a errores propios. Pero el entorno externo es uno de los más adversos en los últimos años
La devaluación que ha sufrido el peso argentino tiene tanto causas propias como ajenas. Es cierto que el gobierno de Macri cometió errores en cadena desde el 28 de diciembre de 2017 y a lo largo de los primeros 6 meses del año. Pero a su vez la evolución de los mercados emergentes refleja que están transitando su año más difícil en los últimos 3 años. Pero la magnitud del castigo local es tal que resulta claro que lo que han sufrido los activos locales tiene que ver fundamentalmente con errores propios.
Así y todo, las condiciones internacionales que enfrenta la gestión de Macri son una de las más difíciles en al menos una década.
1) Materias primas
Uno de los factores que se encuentra jugando en contra al gobierno de Macri es el precio de las materias primas. La soja cae más del 25% desde marzo pasado y se ubica un 5% debajo de los mínimos registrados en 2016. Actualmente la soja cotiza en el nivel más bajo desde 2008 y 54% debajo de los máximos de 2012. Por su parte el trigo opera en niveles de 2009-2010 y 2014 y se ubica un 47% debajo de los máximos registrados en 2012.
Por último, el maíz también opera en zona de mínimos históricos. Se ubica un 16% debajo de los máximos de mayo y 60% de los máximos de 2012. Además de que los precios estén deprimidos, el gobierno enfrenta una de las peores sequías en décadas, quitándole u$s 4200 millones en recaudación por exportación.
2) Trump y tensiones políticas
Desde el lado de la política internacional, la actual gestión de Macri enfrenta el riesgo Donald Trump. Si bien en los primeros dos años de gestión, el efecto Trump no ha generado pánico en los mercados (únicamente un ajuste brutal que duró horas, posteriormente a conocerse el resultado electoral), el riesgo permanece latente y han existido un sinfín de amenazas internacionales activadas y desactivadas por la gestión de la primera potencia mundial producto de los tweets de Trump y sus conflictos internacionales.
La batalla que libró con México por el muro en la frontera, las tensiones geopolíticas con Siria y Corea del Norte, con Rusia y la guerra comercial que ha decidido emprender contra China son algunas de las amenazas que sobrevuelan los mercados y que antes, en la era Obama, no existían. Sin dudas que la existencia de este escenario genera un contexto más adverso para los emergentes en general y Argentina en particular.
Sobre este punto, desde GMA Capital se detalla que «si la guerra comercial continúa, podría tener un impacto duradero en la economía global. Los mercados fueron sacudidos y las empresas se vieron obligadas a reconfigurar sus operaciones. Estos movimientos aumentan la posibilidad de que haya precios más altos para las empresas y los consumidores. Un eventual rebrote inflacionario es un escenario que podría alterar el plan de suba gradual de tasas de la Fed y precipitar mayores costos financieros para los países emergentes y caídas en los precios de los activos. Movimientos de flight to quality o vuelo a la calidad acelerarían la reversión de flujos a emergentes y le darían todavía más robustez al dólar. En simultáneo, las crecientes tensiones comerciales entre las dos economías más grandes son drivers negativos para el crecimiento económico de EE.UU., China y el resto de las economías que dependen de ingresos por commodities».
3) Suba de tasas en EE.UU.
Uno de los factores que naturalmente tiende a afectar a los mercados emergentes es la tasa de interés internacional determinada por el mercado, a través de las tasas de las letras del tesoro americano a 2, 5, 10 y 30 años y a través de la tasa de interés de política monetaria de la Fed, determinada por la misma Reserva Federal.
Las tasas de la Fed ha estado planchada desde 2009 hasta 2015 en el rango del 0% al 0,25%, es decir, el nivel más bajo en la historia y por el período más prolongado de la historia. Sin dudas que el hecho de que la tasa haya estado en niveles tan deprimidos por tanto tiempo jugó un rol fundamental para la bonanza de los emergentes.
Por cuestiones propias, los emergentes no han sabido aprovechar del todo ese escenario monetario favorable pero el riesgo tasa estaba cuasi borrado del mapa. A partir de diciembre de 2015, la Fed inició su política de normalización monetaria y un ciclo de suba de tasas, lo que representa un riesgo para estos mercados.
El riesgo se explica por el hecho de que, al subir la tasa de referencia en EE.UU., los capitales internacionales se ven más atraídos a regresar a EE.UU. y desarmar posiciones de emergentes, que naturalmente representan una inversión de mayor riesgo. Para justificar que los capitales permanezcan, los emergentes deberán pagar más para mantener cautivos a los fondos de inversión, esto es, una tasa adicional.
Por otro lado, a medida que los capitales internacionales salen de emergentes (como se ha visto últimamente), provocan un desarme de posiciones de moneda local, se dolarizan y regresan a Wall Street. De esa forma, las monedas de emergentes se devalúan y el dólar a nivel global tiende a fortalecerse. Dicho desarme de posiciones genera distorsiones cambiarias primero y económicas luego, empujando a que los emergentes entren en un entorno de debilidad económica. Por ello es que los riesgos se activan cuando sube la tasa de interés.
Sobre este punto, los analistas de GMA Capital señalan que «con la mirada en el mediano plazo, una normalización de los niveles de tasas de interés luce como algo inevitable si la Fed quisiera tener al alcance una herramienta monetaria en el caso que el crecimiento de la economía se resintiera en el futuro. Adicionalmente, según la famosa Regla de Taylor, la tasa de los Fed Funds debería ser de 4,93%, 293 bps más alta que el actual rango de 2%. Como correlato, mayores tasas de referencia deberían conducir a mayores rendimientos en los bonos del Tesoro norteamericano para evitar que la curva de tasas quede invertida y alimente la probabilidad de una recesión. En los mercados emergentes, la velocidad del alza de las tasas, tanto cortas como largas, es un factor crucial en tanto moldea el apetito por el riesgo y afecta el costo financiero de emitir nueva deuda en el mercado internacional».
4) Crisis en Brasil
Otra de las causas que ha afectado a la actual gestión de Mauricio Macri es la situación económica y política del principal socio comercial argentino, Brasil. La situación política afecta a la economía y al tipo de cambio de nuestro país vecino. Las elecciones en el último trimestre del año aún resultan una incógnita y son responsables de que el dólar haya subido alrededor del 25% desde septiembre pasado, rozando los 3,90 reales por dólar.
La perspectiva aún es incierta ya que el país se está recuperando de una de las crisis más profundas en sus últimos 50 años y desde el lado político, Lula ha sido condenado a 12 años de prisión y actualmente no se encuentra un líder político con ideas claras que logre encaminar a la economía.
Muy lejos ha quedado ese Brasil de Lula de los años 2005-2010 que era una aspiradora de inversiones, impulsando a la región a un sendero de potencial crecimiento.