En octubre de 2011, durante las últimas elecciones presidenciales, nacieron los controles que fueron escalando hasta crear el cepo. En ese entonces las reservas estaban en u$s 47.800 millones, el dólar oficial en $ 4,26 y el dólar paralelo en u$s 4,52
Con el dólar a $ 4,26, el informal en $ 4,52 y las reservas en u$s 47.806 millones hace cuatro años nacía el cepo que buscaría evitar una devaluación y cuidar las arcas del Central. Las elecciones presidenciales de ayer, encontraron a las trabas en vigencia, al dólar oficial en $ 9,42, el blue en $ 16,06 y las reservas u$s 20.506 millones abajo.
El 23 de octubre de 2011 casi 23 millones de argentinos fueron a las urnas en una elección que arrojó como resultado la contundente reelección de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner con el 54% de los votos. Dos días antes policías e inspectores del Banco Central (BCRA) salían a la calle a desincentivar la venta de divisas, el lunes 25 se sumaron sabuesos de la AFIP y sólo seis días después la dependencia que conduce Ricardo Echegaray establecía la necesidad de autorización previa para concretar operaciones cambiarias.
Desde la imposición de consulta previa en la AFIP antes de la compra de divisas se sucedieron una veintena de medidas entre las que se destacó la prohibición de comprar dólares para ahorro en julio de 2012, ocho meses después de las elecciones. En septiembre de ese mismo año nació el anticipo a cuenta de impuestos del 15% a compras en el exterior, que luego fue elevado al 35%, y en enero de 2014 nació el dólar ahorro.
«Lo que empezó como una restricción a la compra de privados hoy es un pulpo: cepo a las importaciones, a las compras por Internet, a los pasajes, a las compras en el exterior, al giro de utilidades. Pasó a ser la medida definitoria del segundo mandato de Fernández de Kirchner», dijo Juan Manuel Pazos, analista del Estudio Broda.
Las trabas cambiarias que empezaron en octubre de 2011 pretendieron ser la respuesta del Gobierno a una corrida cambiaria que le había costado u$s 4.384 a las reservas de la autoridad monetaria hasta el momento de las elecciones. La caída, en los años siguientes, resultó ser aún peor. En 2012 la caída de reservas fue de u$s 3.086 millones y en 2013 triplicó el número original, cayeron u$s 12.691 millones ese año. Sólo en 2014 las reservas se mantuvieron estables con una suba de u$s 843 millones, devaluación mediante en enero y con la incorporación de yuanes del swap con China. Este año las reservas pierden u$s 5942 millones en el año ?más que nada por el pago del Boden 2015? aunque los cálculos que hablan de reservas netas y brutas señalan números más grandes al restar el swap y otros préstamos.
«Ese año perdíamos u$s 4000 millones de reservas, este año no menos de u$s 8000 millones de reservas netas y para colmo tenemos un dólar paralelo que te revienta la inversión», dijo Pazos.
«Es una medida que en su momento, cuando se la tomó, era la menos mala frente a las alternativas», dijo el economista Agustín D’Atellis. «Se asomaba la restricción externa y había un ataque especulativo importante. Tenías que optar entre ceder a la presión devaluatoria, defenderte vendiendo reservas o implementar restricciones. Decidiste esto último para asignar prioridades a esa escasez de divisas, con claros efectos colaterales en la inversión y en los tipos de cambio paralelos», comentó.
«El cepo cambiario admite dos lecturas. El cepo como esquema para frenar la caída de reservas fracasó, porque fue eficaz para frenar la salida de divisas, pero también frenó de forma muy ostensible el ingreso», dijo el economista Federico Muñoz. «La otra lectura es que fue un fracaso que duró cuatro años y ni el más optimista de los analistas creía que llegaba», agregó.