Qué factores pueden colaborar para que la calma cambiaría regrese en las próxima semanas
Tras una “paz cambiaria” cuyo origen se remonta a principios de octubre, el dólar se fortaleció. La semana pasada, pese a haber sido corta, terminó con un billete mayorista en $ 41,20 que trepó 3,5% frente al valor del viernes 1 de marzo. Sin embargo, lo importante fue velocidad y la volatilidad.
Ahora bien, en medio del mal humor del mercado existen argumentos positivos para ser optimistas como la fuerte suba del tipo de cambio real multilateral, el esperado ingreso de capitales por la cosecha gruesa y el ingreso de fondos del Fondo Monetario Internacional (FMI) que deberían llenar la plaza de dólares.
Jose Echague, jefe estratega de Consultatio Investments, sostuvo que el temor a una nueva corrida sobre el tipo de cambio está muy latente.
“Dado que venimos de un año muy movido en términos de tipo de cambio, donde la economía sufrió una crisis de balanza de pagos que hizo saltar al tipo de cambio en más de un 100% y llevó al Gobierno a recurrir al financiamiento del FMI, la sociedad en general y los inversores en particular están muy sensibles a los movimientos de la divisa. A esto se suma que nos estamos acercando a las elecciones presidenciales, que definirán (nada más y nada menos que) el set de políticas que regirán por los próximos cuatro años”, afirmó.
Pese al mal humor del mercado, desde la consultora se mostraron con cierto optimismo sobre el tipo de cambio y destacaron que desde el punto de vista técnico, no hay condiciones dadas para que la depreciación del peso se profundice.
“En primer lugar los dólares que aporta el agro deberían comenzar a liquidarse a partir de fin de mes. La cosecha va a ser muy buena y creemos que los productores deberían vender: no hay mucha razón para no hacerlo”, sostuvo Echague
Por otro lado, destacó que el Gobierno tiene dólares por u$s 6.300 millones en el BCRA y a fin de mes llegan u$s 11.000 millones de un nuevo tramo del préstamo stand-by del FMI, que el gobierno deberá salir a vender al mercado (aparentemente vía subastas diarias) entre el segundo y tercer trimestre de 2019 para financiar gastos en pesos.
Finalmente, agregaron que la reacción rápida de la autoridad monetaria, que absorbió base monetaria a un ritmo considerable en las últimas tres ruedas, por casi $130.000 millones (10% de la base monetaria); y además ya se había autoimpuesto un compromiso explícito de sobre cumplimiento de $ 40 mil millones en la meta de base monetaria para los próximos meses.
Por su parte, el economista y gerente de inversiones en GMA Capital Nery Persichini también se mostró con cierto optimismo pese al afirmar que la calma cambiaria desapareció.
Una de las razones que alimenta el optimismo de Persichini es el movimiento que tuvo el Índice de Tipo de Cambio Real Multilateral (ITCRM), una medida de la competitividad precio de la Argentina frente a sus socios comerciales.
“Tras la depreciación del peso del jueves, el ITCRM alcanzó 123,90, un nivel que no veía desde octubre y noviembre. Ese nivel parece difícil de superar en el corto plazo ya que luce competitivo. Es un 29% superior al de un año pero no luce como un valor insostenible de “overshooting” como en octubre (142)”, sostuvo.
Para el especialista, un tipo de cambio real más alto atenta severamente con las posibilidades electorales de Cambiemos.
“El votante piensa con el bolsillo. Por eso es deseable una caída del ITCRM. Creemos que un clima externo más benévolo podrá colaborar con la tarea del BCRA y generar una nueva apreciación real. Es decir, la inflación, en el corto plazo podría volver a ganarle al ritmo devaluatorio”, comentó.
Yendo a la parte operativa, desde Grupo SBS afirmaron que, respecto de los activos en moneda local, “la decisión del BCRA reforzar su señal de política monetaria es positiva y debiera calmar la volatilidad cambiaria, por lo que vemos espacio para llevar la exposición a pesos hasta un máximo de 30% de la cartera de renta fija”.