Mientras crece la presión sobre las cotizaciones bursátiles, el Banco Central desacelera la devaluación, pero sigue sumando reservas
Aunque los eventuales movimientos del precio del dólar siempre traen consigo una incógnita, pues muchas veces suelen ser sorpresivos e imprevistos, componen una variable que preocupa a ahorristas, empresarios y analistas, quienes tratan de anticiparse a la reacción del mercado.
Para los próximos semanas pueden identificarse cuatro claves que determinan el comportamiento de los precios y que parecen mantener una continuidad que se avizora hasta mitad de año, supeditada al firme ritmo de liquidación de los agroexportadores.
1 – Presión sobre los dólar en la Bolsa. En las últimas jornadas cambiarias la demanda estuvo presente para los dólares que se obtienen a través de la compraventa de activos financieros en la Bolsa, con un “contado con liquidación” que cerró a $162,87 –llegó a pactarse a $165 el viernes–, un máximo desde el pasado 26 de octubre.
Las paridades bursátiles acumularon hasta el viernes una serie de ocho alzas consecutivas, con una brecha cambiaria con el oficial que supera el 70% en el caso del “liqui”, un número demasiado amplio y que alimenta las expectativas de devaluación, puntualmente cuando pasen las elecciones de medio término.
Esta paridad, que permite acreditar las divisas en una cuenta en el exterior, anota ocho ruedas seguidas en alza y marca un incremento de 16,1% en lo que va de 2021, un aumento que empieza a emparejarse con la elevada inflación del período. El dólar MEP, con el que las divisas quedan depositadas en una cuenta en el sistema financiero local- terminó a 158,42 pesos.
2 – Dólar libre en calma. El dólar paralelo atraviesa un período de llamativa estabilidad, al punto que pasó de s ser el más caro de todos a quedar debajo del dólar “ahorro” y de los dólares en Bolsa. A $153 para la venta, movimiento que recortó la brecha cambiaria con el dólar mayorista a un 62,3 por ciento.
Evidentemente, en este mercado marginal pega fuerte la recesión económica, con escasa demanda y una oferta que la supera y “pisa” los precios. Hay quienes advierten que particulares que se dolarizaron antes del “cepo” –establecido durante el tramo final del anterior Gobierno– en los últimos meses se viene desprendiendo paulatinamente de esas divisas atesoradas para afrontar gastos del día a día.
“Nuevamente notamos que si bien el aumento de la demanda de dólares en el mercado informal generó una brecha cambiaria respecto a la cotización formal efectiva, durante los últimos siete meses se evidencia una menor tensión cambiaria lo cual no indica que, en un año electoral, las presiones se disipen totalmente”, comentó Martín Calveira, economista e investigador del IAE Business School de la Universidad Austral.
3 – Se desacelera la devaluación oficial. Con el objetivo de ponerle un freno a la inflación a través de todos los instrumentos a su alcance, el Banco Central optó por permitir un deslizamiento cambiario muy gradual y debajo del ritmo general de los precios de la economía. En el mercado mayorista el dólar a $94,27 acumula una ganancia de 12% desde que empezó el año, frente a una inflación en torno al 18 por ciento.
“Si va a haber algún tipo de desborde, se va a ver en la brecha más que en el dólar oficial. Entre la soja y el cepo que hay, el control sobre el dólar oficial está bastante garantizado. El Gobierno entiende que, en cierta forma, su éxito en las elecciones está atado a eso, porque si vuela el tipo de cambio, se le va a complicar, y mucho”, afirmó Camilo Tiscornia, director de C&T Asesores Económicos, en el marco de la ExpoEFI 2021.
4 – Compras del BCRA por la cosecha gruesa. El Banco Central, con sus intervenciones diarias, anota hasta el momento el mejor mes de mayo en términos de adquisición de divisas desde que arrancó en 2003 el Mercado Único y Libre de Cambios (MULC), dado que lo que va del mes las compras superaron los USD 1.800 millones, por encima del anterior máximo de mayo de 2007.
Con una demanda privada reprimida, la racha de compras oficiales de divisas prácticamente se extiende por los últimos seis meses, pues desde diciembre pasado suma un saldo neto favorable por encima de los 6.000 millones de dólares.
Un equilibrio frágil
Por ahora, el frágil equilibrio cambiario va a mantenerse por el ingreso de divisas del agro, que este 2021 podría incrementarse en unos USD 10.000 millones extra en comparación al año pasado, aunque al mismo tiempo las reservas del Banco Central podrían recibir un fuerte golpe si no se arriba a un acuerdo satisfactorio con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Club de París, organismos con los que deberían cancelarse vencimientos por unos USD 6.000 millones hasta fin de año si el Gobierno no consigue reprogramarlos.
En el mismo sentido, la variable fiscal puede convertirse en otra amenaza para la “pax cambiaria”, pues en medio de la segunda ola de COVID-19, con récord de contagios y decesos, la necesidad de mayores medidas restrictivas sobre la actividad en simultáneo con una fuerte expansión monetaria para asistencia social generará un excedente de pesos cuya dimensión es imponderable y producirá una inevitable reacción en los precios del dólar en los distintos segmentos del mercado.
El asesor económico y financiero Salvador Di Stefano subrayó que “el Banco Central tiene una deuda explosiva que nos puede llevar a un fuerte ajuste en el precio de los dólares alternativos a corto plazo, y esto sentaría las bases para un ajuste del tipo de cambio oficial a mediano plazo”. Y agregó que “en la medida que el déficit fiscal total sea el equivalente al 10% del PBI es imposible que salgamos del círculo vicioso de inflación y devaluación”.
“Entre las consecuencias de la bimonetariedad de nuestra economía están las devaluaciones recurrentes, y también el actual cepo. La demanda de dólares para ahorro se suma a la de importaciones, pagos de deuda y giros de utilidades, provocando que la oferta de divisas no alcance, y traiga como resultado correcciones vía precio del tipo de cambio”, describió un informe de Ecolatina.