El indicador de JP Morgan trepó por la tarde a 1.015 enteros para la Argentina, la cifra más alta desde febrero de 2014
El Riesgo País de Argentina ascendió este lunes un 3% en forma intradiaria, hasta los 1.015 puntos básicos, en su nivel más alto en más de cinco años, debido a las deterioradas variables económicas domésticas, la indefinición política de cara a las elecciones presidenciales y también adversos factores externos.
El indicador de JP Morgan superó el anterior máximo intradiario de la era Cambiemos, en1.012 puntos el pasado 25 de abril, cuando el dólar en la City marcó una cotización récord, para aproximarse a los 1.018 puntos en los que cerró el 5 de febrero de 2014, durante la presidencia de Cristina Kirchner, cuando Argentina atravesaba un default «selectivo», por el impedimento para pagar vencimientos de deuda reestructurada.
A las habituales referencias de la economía y las finanzas, que determinan la brecha de tasa entre los bonos emergentes y sus pares de los EEUU –que es lo que mide el Riesgo País-, se suma la tensión política a poco más de cinco meses de las elecciones presidenciales en Argentina. Por eso la «sobretasa» argentina para emisiones soberanas multiplica por cuatro la de Brasil, en torno a los 270 puntos básicos.
La desconfianza de los agentes del mercado respecto del cumplimiento de los vencimientos de la deuda a partir de 2020 también produce una «grieta» entre el recorrido de las acciones y los bonos argentinos. Mientras que la renta variable -es decir, los títulos privados- recuperó 13% en dólares en el último mes, con el empuje del reingreso al índice emergente de MSCI, los títulos públicos no repuntaron a pesar de la estabilización del dólar.
Cuatro razones se combinan para esta percepción de «default» que aqueja la cotización y los rendimientos de los bonos argentinos, cuyas emisiones en dólares del tramo corto de la curva ya rinden un exorbitante 19% anual en dólares.
1) INCERTIDUMBRE ELECTORAL. La polarización prevista entre el candidato oficialista de Cambiemos -que sería el propio presidente Mauricio Macri– y la fórmula Alberto Fernández-Cristina Kirchner, de Unidad Ciudadana, en una definición electoral que se asume como muy cerrada, lleva a los inversores a salir de posiciones argentinas y buscar cobertura en otros activos más seguros, incluido el dólar al contado.
«El escenario electoral se ha vuelto menos predecible por errores no forzados del propio oficialismo, que llevaron al pico inflacionario de marzo. Del otro lado, hay visibles intentos de una agenda menos conflictiva con los mercados en el espacio político de la ex presidente, pero estas señales resultan insuficientes para generar una demanda sostenida de títulos públicos, pese al elevado rendimiento que ofrecen», puntualizó Jorge Vasconcelos, economista jefe del IERAL de la Fundación Mediterránea.
Para los expertos de Research for Traders, «continuó afectando la incertidumbre política local de cara a las elecciones presidenciales. A diez días del cierre de alianzas de los distintos frentes políticos, muchos partidos no definen aún los pre-candidatos. Esto generará una elevada volatilidad durante este mes y el Banco Central será puesto a prueba en un marco en el que tendrá que vender dólares para evitar que suba bruscamente».
2) DUDAS SOBRE LA CAPACIDAD DE PAGO. Argentina es el principal acreedor del Fondo Monetario Internacional (FMI). Sin la asistencia del organismo de crédito, Argentina estaría cerca de un default de su deuda en dólares. Como el stand by por USD 57.000 millones vencerá en 2020, prima la cautela de los inversores ante la falta de señales sobre lo que podría ocurrir, pues estos niveles de Riesgo País son prohibitivos para la Argentina.
Si el Gobierno electo a fin de año buscara financiamiento en los mercados de deuda con un Riesgo País como el actual, debería convalidar una tasa de retronó superior al 12% anual en dólares, imposible de asumir con las consabidas restricciones que atraviesa la economía doméstica.
«Los bonos en dólares, aunque más estables, siguen ‘pesados’ y los títulos ajustables por inflación rinden más de 35% real. Como resultado, las métricas del riesgo argentino continúan en niveles que no son sostenibles a mediano plazo», señaló Nery Persichini, gerente de Inversiones de GMA Capital.
«El aumento de los intereses por la deuda pública hará que deba apuntarse a obtener superávit primario para hacer frente a dichos compromisos y sostener la solvencia intertemporal del sector público», advirtió José María Segura, economista jefe de PwC Argentina.
3) GUERRA COMERCIAL. Desde el exterior se añade un factor adverso: la disputa comercial de los EEUU con China y otros países se profundizó con la aplicación de aranceles. Una desaceleración del intercambio comercial, mayor proteccionismo y una caída en el ritmo de crecimiento global también afectará a la Argentina y, probablemente, a los precios de los bienes y servicios exportables, fuente de divisas imprescindible para suplantar la ausencia de crédito.
«A nivel global, hay un cambio de escenario por el cual los capitales se refugian en títulos y monedas seguras por la dificultad para anticipar el desenlace del conflicto entre Estados Unidos y China y el temor a un freno significativo en el crecimiento mundial», expresó Jorge Vasconcelos.
4) RECESIÓN ECONÓMICA. La actividad económica argentina se contraerá cerca de 4%en el bienio 2018-2019. Mientras, el PBI per cápita acumula una variación negativa de 10% entre 2011 y 2019, según datos de Invecq Consultora Económica.
En los centros financieros se observa ese prolongado retroceso que, ante la profusa colocación de bonos en el exterior, llevó al ratio deuda/PBI de Argentina al 90%, máximo desde 2005, y refleja el peso de los vencimientos del sector público que recaerán en la próxima administración, más allá de su color político.
No obstante, el «componente» de recesión en el Riesgo País podría ser el que se revierta más rápido. «Para la Argentina, este deterioro se potenció en los primeros meses de 2019 por la recesión de Brasil y por la caída del precio de las commodities. Sin embargo, ambos factores apuntan a revertirse de cara al segundo semestre», comentó Vasconcelos.
«El ajuste de precios relativos en tarifas, la reducción de los déficit fiscal y externo, junto con el desarrollo de ciertas obras de infraestructura de relevancia que tienden a bajar los costos de oferta, representan una buena base de partida para que la nueva administración que asuma en diciembre pueda llevar adelante las correcciones que han quedado pendientes de la actual administración», refirió un informe de PwC Argentina.