La decisión se tomó, como contó Ámbito, con la premisa de no sobrerreaccionar al shock generado por el salto del IPC. Con todo, en las próximas semanas el equipo económico mantendrá un «monitoreo permanente» de las distintas variables nominales para definir si se avanza o no con algún eventual movimiento extra de los rendimientos en pesos.
Ayer debutaron las nuevas tasas de interés fijadas por el Banco Central para sus instrumentos de política monetaria en la subasta programada de Leliq y Notaliq destinada a los bancos. Ocurrió luego de la suba anunciada la semana pasada por la entidad que preside Miguel Pesce, que dio una respuesta moderada al dato de inflación de marzo que publicó horas antes el INDEC. La decisión se tomó, como contó Ámbito, con la premisa de no sobrerreaccionar al shock generado por el salto del IPC. Con todo, en las próximas semanas el equipo económico mantendrá un “monitoreo permanente” de las distintas variables nominales para definir si se avanza o no con algún eventual movimiento extra de los rendimientos en pesos.
En la subasta de este martes, el BCRA adjudicó $368.456 millones (a valor nominal) en Leliq a 28 días. El monto se colocó a la nueva tasa de referencia del 47% nominal anual (tras la suba de 2,5 puntos porcentuales) y del 58,7% efectiva anual. El ofrecimiento de Leliq a 183 días al 52% de TNA se declaró desierto. Además, se adjudicaron $23.570 millones con un spread del 5%. Fue en una jornada en la que vencían $243.095 millones en Leliq.
Las tasas efectivas ahora vigentes, si bien se encuentran relativamente alineadas con la expectativa de inflación del mercado a 12 meses vista reflejada en el último sondeo del Central, sí continúan desfasadas respecto de la dinámica de corto plazo. Así lo reconocen los funcionarios. Por caso, el rendimiento mensual se ubica más de 2 puntos por debajo del 6,7% que marcó el IPC de marzo y es apenas inferior al ritmo de depreciación del tipo de cambio oficial, que en lo que va de abril se aceleró al 4% mensualizado para cumplir con objetivo de sostener el nivel de competitividad de fines de 2021, como se acordó con el FMI.
La intención es alinear lo más posible estas variables para aplacar el riesgo de fomentar maniobras especulativas que (vía apalancamiento en pesos) retrasen la liquidación de exportaciones, aun en un contexto de regulaciones que dificultan estas operaciones. Pero las fuentes del equipo económico señalan que la idea es moverse con cautela y evitar sobrerreacciones que pudieran transmitirle al mercado que la expectativa oficial es que el pico inflacionario se mantenga en los próximos meses.
Todos los funcionarios del área coinciden en que la inflación seguirá en niveles muy elevados en el corto plazo y apuestan a una desaceleración gradual. Esperan que el IPC quede por debajo del 6% en abril y verían como alentador un índice cercano al 5%. Aunque en el equipo económico analizan que el fogonazo inflacionario actual responde a un shock externo (la guerra), cuyo impacto en los commodities tendrá alguna reversión cuando termine el conflicto bélico.
Como adelantó este diario antes del último aumento de tasas, la premisa de no recalentar expectativas y el debate acerca del impacto en el costo de financiamiento a la producción y al consumo (y por ende en la actividad) fue lo que inclinó la balanza hacia un alza del tipo de interés más acotada de lo que parte del mercado preveía.
Pero hacia delante no hay una decisión férrea de plantarse en el nivel actual. Según supo Ámbito, el equipo económico evaluará de forma permanente los rendimientos en pesos, principalmente en función de cómo evolucione la inflación. Así, no está descartada ni confirmada una próxima suba. En cualquier caso, se analizará con las mismas premisas. En lo que va del año hubo cuatro incrementos, uno por mes, que llevaron la tasa de política monetaria del 38% al actual 47% TNA. Presumiblemente, la próxima evaluación se realizará en mayo tras la publicación del IPC de abril.
Por lo pronto, las fuentes destacan que los movimientos de tasas en el actual contexto no apuntan a atacar la inflación con una fuerte contracción monetaria (como se hizo durante el Gobierno de Mauricio Macri), sino que procuran acotar la pérdida de valor de los activos en pesos para no incentivar la dolarización. Hacia delante, como ya señaló el BCRA y como se acordó con el FMI, el objetivo es propender gradualmente hacia una remuneración real positiva para el ahorrista en pesos.