“Una fuerte competencia le hará bien al sistema financiero”, aseguran. Según la entidad, al no haber “intermediación financiera” no son necesarias normativas similares a las que regulan a los bancos. El riesgo de los créditos impagos quedará exclusivamente como responsabilidad del prestamista.
Para el Gobierno es cosa juzgada: no está hoy en carpeta ni habrá ninguna regulación para las fintech que se dediquen a prestar dinero al público. Al menos mientras el macrismo esté en el poder. El criterio oficial es que la actividad facilita la competencia y, con su desarrollo futuro, presionarán para una baja en las tasas de interés para el consumo interno primario; con lo cual, estiman en el Gobierno, favorecerán la economía real. No se les dará el gusto a los bancos que presionan para que se les aplique algún tipo de regulación similar a la que tienen las entidades financieras para operar; pero, a cambio, continuará el permiso para que puedan, si quieren abrir sus propias fintech o asociarse con las que ya existen en el mercado.
«No hay ninguna regulación en marcha, ni la habrá. Para nosotros es una fuerte competencia que le hará bien al sistema financiero». Una alta fuente del Banco Central fue ayer terminante con este diario sobre el futuro que tendrá el, de alguna manera, flamante negocio de las fintech, entendido como la apertura para la creación de empresas que presten dinero a través de páginas de internet. Según el criterio de la entidad que maneja Federico Sturzenegger, al no existir «intermediación financiera» no se deben aplicar las normativas de derechos y obligaciones con las que se regula al resto del sistema financiero. Siguiendo la lógica, las regulaciones con las que deben operar bancos y compañías financieras no se extenderán a las nuevas empresas de créditos por internet ya que la naturaleza y esencia de la actividad sería distinta. Mientras los bancos y financieras realizan actividades de intermediación, las fintech ejecutarían operaciones de préstamos comerciales en contratos de uno que vende y otro que compra un servicio. Sólo si estas últimas comenzaran a tomar y administrar dinero para depósitos a la vista la naturaleza de la actividad cambiaría y así se modificarían las regulaciones. Mientras tanto, la situación actual se mantendrá inalterable y sin nuevos controles en estudio para su aplicación cercana o lejana en el tiempo. Al menos mientras Sturzenegger esté al frente del BCRA y Lucas Llach (el principal impulsor de este nuevo negocio desde su sillón en el directorio de la entidad) no habrá nuevas normas, más allá de las ya establecidas y de las que, en general, controlan cualquier actividad comercial ya existente.
La decisión del BCRA de aplicar un criterio amplio y libre para la creación y desarrollo de las fintech obedece a la convicción de que el crecimiento de este tipo de prestamistas favorecerá la aparición de una mayor oferta de préstamos y, como consecuencia casi inevitable, en una caída en los niveles de tasas. Si bien se reconoce desde el Gobierno que actualmente los intereses pueden llegar en algunos casos a situaciones cercanas al absurdo y a la usura (hay casos en los que los créditos se ofrecen al 1,5% diario) se tiene la convicción de que en el mediano plazo la misma competencia hará que estos comiencen a bajar. Incluso se especula con que en pocos años, y con la ayuda de la caída de la inflación, las fintech sean competencia directa y presionen a la baja a los intereses de los créditos personales de los bancos y de los préstamos que aplican las tarjetas de crédito cuando un cliente no liquida todo el saldo mensual.
El BCRA no está así dispuesto a aceptar las presiones directas que los bancos están ejerciendo para que se apliquen las mismas regulaciones con las que deben operar. Ante la consulta sobre si la situación no generaba una «competencia desleal» (tal como afirma el sistema financiero tradicional), desde el Central se asegura que esta no existiría ya que «los bancos tienen garantías de depósitos», cuestión de las que carecen las fintech.
El BCRA aclara que el dinero que prestan estas compañías proviene de sus propios activos, y no de terceros y que no hay ni habrá ningún tipo de garantía oficial en el caso de que una fintech tenga problemas de continuidad por la caída de los pagos de las cuotas de los créditos. «Si una fintech quiebra, es su propia responsabilidad», afirmaban ayer desde el Central. Incluso se mencionaba que los deudores o morosos que se vayan registrando por las operaciones impagas, no formarán parte de los listados habituales del sistema registral de la entidad. Tampoco figurarán en el Veraz o en el resto de los sistemas de bancos de datos de deudores financieros. Sólo aparecerán en este tipo de registros, luego de la aplicación de un juicio comercial que la fintech eventualmente le haga al cliente que no cumple con sus compromisos; y con el mismo mecanismo legal que cualquier persona física o jurídica que no cumpla con sus compromisos comerciales. Esto es, al perder un juicio y con la posterior presentación de la documentación que el prestamista haya recogido como garantía para otorgar el préstamo. Fuera de esto, la decisión de dar o no el crédito y la manera de cobrarlo o ejecutar cuando no se cumple con la obligación formará parte del contrato que establezcan la fintech y su cliente. Y si la compañía quiebra por sus altos saldos impagos, no tendrá cobertura del sistema de «garantía de depósitos» e ingresará directamente en situación concursal. El dinero que se presta desde las fintech es así 100% riesgo del dueño de la empresa.
Las fintech podrán aplicar así sus propios criterios de «scoring» personal sobre los tomadores de los créditos que ofrecen. Mercado Crédito, la fintech de Mercado Libre, tiene su propio sistema, a partir de la fidelidad y comportamiento de los clientes que operan desde hace tiempo a través de la plataforma de la empresa de Marcos Galperín. Si la persona es habitual operadora y tiene un nivel de calificación alto, la tasa será menor que otro que recién comienza a operar.
El BCRA aclara, además, que no pondrá trabas a que los propios bancos quieran competir de igual a igual con las fintech en ese mismo mercado, ya que habilitó a las entidades financieras a abrir de cero una compañía de este tipo, o a comprar o asociarse con alguna que ya está operativa.
Aclara la entidad que dirige Sturzenegger que en el caso de los nuevos bancos que operan sólo por internet, la regulación y los derechos son los mismos que para el resto de las entidades financieras. Incluyendo el servicio de garantía de depósitos. Y que en el caso que posteriormente quieran abrir sucursales, no tendrán problemas, más allá de las habilitaciones edilicias correspondientes. Es el caso del banco que comenzará a operar desde enero próximo, el Wanap, propiedad del empresario Eduardo Eurnekián y que tendrá la dirección de Guillermo Francos, y cuya operatoria fue aprobada por el BCRA el junio pasado. Wanap, en su primera etapa al menos, operará 100% de manera digital, sin sucursales ni cajeros físicos, utilizará la red Link y las transacciones se realizarán únicamente vía internet.
Fuente: http://www.ambito.com/900920-decision-definitiva-no-habra-regulacion-del-bcra-para-las-fintech