Es la línea en la que están trabajando el equipo económico y el FMI. Ya se negocia con los gobernadores
Las negociaciones al más alto nivel político apuntan a dar una señal contundente al mercado, tras el estrepitoso fracaso del anuncio realizado por Mauricio Macri de tener asegurado el anticipo de la asistencia financiera del FMI. Se trata de avanzar en serio en el camino que reclaman los inversores para volver a creer en la Argentina y para eso se considera que la única forma es adelantar el compromiso de equilibrio fiscal al 2019.
«Déficit cero», es lo que en las últimas horas vienen reiterando en reuniones secretas los principales integrantes del equipo económico, compartido además por el ala política del Gobierno. Pero más allá del eslogan, ya hubo negociaciones avanzadas con varios gobernadores peronistas para acelerar el ajuste.
Las provincias son socias del gobierno en esa búsqueda del equilibrio fiscal. La gran mayoría tiene deuda emitida en dólares, que ante la disparada del tipo de cambio se vuelve impagable. Además, muchas de ellas ni siquiera tienen generación de divisas ni posee respaldo de regalías hidrocarburíferas, como sucede por ejemplo con Neuquén o Salta.
Por lo tanto, también las provincias precisan salir al mercado a refinanciar sus vencimientos de deuda, incluso conseguir dinero fresco para pagar los futuros cupones de vencimientos en dólares. En algún punto, los gobernadores están incluso más apurados que la Nación para regresar a los mercados, porque no tienen detrás los recursos del FMI, cuyos desembolsos van directamente al Tesoro nacional.
Necesidades compartidas
Ante la evidencia de que no alcanzó con la promesa de adelantar los desembolsos del Fondo al 2019, los mercados ahora le reclaman al Gobierno más pruebas sobre la búsqueda del equilibrio presupuestario. Y lo más contundente es el compromiso de pasar de un déficit de 1,3% primario que está previsto para el año próximo directamente a una situación de equilibrio.
El ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, dejó trascender algo a las apuradas en un breve contacto con el periodismo: «El 1,3% de déficit fiscal es un techo, pero se puede mejorar y lo vamos a hacer». Al mismo tiempo, se conocía el comunicado del FMI en el que hablaba de «fortalecer las metas fiscales», una forma bastante directa de reclamar un mayor compromiso de ajuste si deberá desembolsar casi USD 30.000 millones todos juntos el año próximo.
Más allá de las declaraciones públicas, todo el Gabinete reconoce ya la gravedad de la crisis y la necesidad de adoptar medidas urgentes para bajar el pánico, reflejado tanto en la escalada del dólar como en el derrumbe de bonos y acciones. Con un riesgo país en torno a 780 puntos, las posibilidad de recuperar acceso a los mercados crediticios prácticamente se esfumó. El ministro del Interior, Rogelio Frigerio, es quien actúa como nexo entre el ala económica y tanto los gobernadores como los legisladores de oposición más dialoguistas.
La incógnita es, por supuesto, cómo se logrará ese equilibrio fiscal y de qué manera podrá conseguirse una votación en el Congreso. La respuesta es con un mix de políticas, que incluyan un gran esfuerzo de baja del gasto público, pero al mismo tiempo aumentos de impuestos. Ya desde la oposición se habló de aumentar Bienes Personales al 1% para las cuentas de argentinos en el exterior. Y se da por descontado que se frenará la baja de alícuotas que establecía la reforma tributaria, lo que dará recursos extras tanto a Nación como provincias en 2019.
Además, se agregaría la suspensión del cronograma de rebaja mensual de todas las retenciones del complejo sojero, no sólo para los derivados, como los subproductos y aceites.
La fuerte suba del dólar complica los planes, porque impacta directamente en el salario, baja el consumo y por ende afectará la recaudación, tanto en lo que resta de 2018 como en 2019. El esfuerzo presupuestario deberá ser por ende aún mayor.
En esa línea se trabajará ahora y seguramente el fin de semana serán febriles las negociaciones técnicas pero sobre todo políticas en busca de un verdadero milagro: ir hacia el equilibrio fiscal nada menos que en un año electoral.