Por la fuerte devaluación del peso y la brusca caída de sus acciones en el índice Merval, las empresas argentinas perdieron hasta casi el 72% en dólares de su valor de mercado desde febrero pasado, momento en el que habían tocado sus máximos históricos.
Con la excepción de Tenaris y Petrobras Brasil, cuyas principales operaciones se materializan fuera de Argentina, desde el 1 de febrero hasta el 3 de julio pasado, las compañías locales sufrieron una importante destrucción de riqueza en moneda dura por el contexto adverso para los mercados emergentes, particularmente para el equity argentino, pero fundamentalmente por la disparada de casi 44% en ese período de la divisa estadounidense frente al peso en el mercado mayorista de cambios, con la consecuente pérdida de confianza de los inversores.
Entre las 10 más perjudicadas, aparecen seis empresas del sector energético impactadas en gran medida por la discusión política sobre las tarifas de servicios públicos, dentro del panorama adverso en general para los activos domésticos de renta variable.
Así, por ejemplo, la capitalización de mercado (market cap) de Metrogas cayó un 71,7% en los últimos seis meses, al pasar de u$s 946 millones a u$s 267 millones. Fue la que sufrió el mayor deterioro bursátil, de acuerdo al informe elaborado por MB Inversiones. Completan el podio la cementera Holcim (-69,4%) y la energética Central Costanera (-69,3%). Luego aparecen la fabricante de celulares Mirgor (-65,7%); Distribuidora de Gas Cuyana (-63,9%); Cablevisión (-58,8%); Transportadora de Gas del Norte (-57,9%); Grupo Financiero Valores (-56,1%); Transener (-52,8%); y Central Puerto (-49,5%).
«Claramente la destrucción de riqueza en moneda dura fue grandísima. Las empresas argentinas fueron sobre castigadas. Todo es un tema de expectativas desde ya», afirma a ámbito.com Diego Martínez Burzaco, director de MB Inversiones.
Para tomar dimensión del fuerte deterioro, Rafael Di Giorno, director de Proficio Investment, se basa en la performance de los ADR argentinos, que «registran bajas de hasta el 55% desde los máximos de principios de febrero. Contra sus pares regionales también vemos un deterioro, y se ve hasta en las empresas más grandes como YFP y Galicia, que son las que más miran afuera por tamaño y liquidez».
La capitalización de mercado de éstas últimas se redujeron un 39,1%, y un 34,2%, respectivamente, por debajo de la media, de -44,3% que registra el Merval.
Desde fines de enero y principios de febrero, los inversores extranjeros comenzaron a salir de los mercados emergentes hacia plazas más seguras en términos de riesgo. Fue producto de la suba de la tasa estadounidense a 10 años, el fortalecimiento del dólar en el mundo, y por ende, de la depreciación de monedas en el resto del mundo, fundamentalmente en países emergentes. Claro que en aquellos más expuestos al financiamiento externo, como la Argentina, sentirían aún más el proceso denominado «fly to quality».
«Los inversores vendieron Argentina, y hoy tampoco vuelven, porque cuando empezás a ver las empresas una por una, aparecen riesgos latentes que pueden afectar sus utilidades futuras», comenta Di Giorno. Toma el ejemplo de YPF, y cómo el mercado salió a desprenderse de sus acciones luego de que el Gobierno volvió a controlar el precio de la nafta, tras liberar el mercado en octubre de 2017. A principios de mayo, el ministro de Energía de aquel entonces, Juan José Aranguren, acordó con las petroleras moderar la suba de precios de las naftas cuando el petróleo acentuaba su tendencia alcista, mientras comenzaba a devaluarse fuerte el peso. «Al inversor no le gustó esto y lee la medida como un regreso a los controles a los precios de la energía», sostiene el director de Proficio.
• Qué esperar en el corto-mediano plazo.
En el mercado entienden que lo primordial para que las acciones argentinas recuperen algo del terreno perdido, es que el Gobierno logre estabilizar el tipo de cambio. Claro que son conscientes de los efectos que ya dejó la pérdida de confianza, la devaluación, y el remedio para controla ésta: las altas tasas en pesos. Estos factores se traducen en un posible período recesivo, algo que impacta directamente en la rentabilidad de las empresas. «Hacia adelante, no sabemos cuánto dura la recesión, cómo se resuelve el tema político y dónde frenan el dólar y la inflación», señala Martínez Burzaco.