Buscan fijar un objetivo para el año que viene y presentarlo en la mesa del acuerdo social de enero. Economistas creen que el éxito de la movida dependerá de achicar el rojo fiscal y evitar la indexación salarial.
El episodio II de la política económica macrista podría llamarse ‘La amenaza inflacionaria’. Tras el estreno de ‘Episodio I: el regreso del dólar libre’, el equipo económico trabaja en el montaje de tres piezas sobre las que echará a rodar la película económica de 2016. Estas son: un programa fiscal, un nuevo objetivo de inflación y un acuerdo económico-social.
El ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat-Gay, confirmó en la semana que no solo trabaja en medidas puntuales sino en la elaboración de un programa fiscal. Y que esto será clave para determinar el objetivo inflación 2016. En otras áreas del equipo económico apuntan, por ejemplo, a reemplazar de a poco los controles de precios. Y que el acuerdo social y la tarea del Banco Central cobrarán más relevancia. Por su parte, en la autoridad monetaria confirman que, tras una semana de trabajo dedicada casi por completo a las normativas para el levantar el cepo, ahora la prioridad estará sobre las herramientas para bajar la inflación.
Así, las definiciones más importantes que caben esperar son:
– Un plan fiscal. Prat-Gay adelantó que revisarán a fondo el estado de las cuentas públicas que cerrarían el año con un rojo superior al 7% del PBI. Y que presentarán un nuevo Presupuesto 2016. Funcionarios hablan de revisar subsidios aunque no dan detalles. Decían inversores a la salida de reuniones con funcionarios esta semana: “El tema fiscal está en el aire”. Un cálculo del Estudio Bein asegura que los subsidios representan el 80% del déficit fiscal primario y una parte considerable se indexa al tipo de cambio oficial. Tras de la devaluación, las correcciones requeridas podrían ser mayores.
– Un objetivo de inflación. El Gobierno planea reemplazar la herramienta que ‘dejó’ el kirchnerismo (controles de precios) por las que desenfundará el Banco Central (metas de inflación). “El cepo es una anécdota”, dijo en la semana Federico Sturzenegger, presidente del BCRA. “Ahora vamos por la inflación”, confirman desde la entidad tras la liberación del cepo.
– Un acuerdo económico-social. En el Gobierno reconocen que las medidas fiscales y monetarias no alcanzan para bajar la inflación. Y que la suba de salarios es una influencia clave en la suba de precios. Citan el ejemplo de Chile en los 90. Y que ese país empezó su reducción de la inflación desde el 26%, la misma tasa que Elypsis estima para este año en Argentina. En el equipo económico reconocen que el aspecto más difícil de estos acuerdos será lograr un cambio en la política salarial: que los sueldos sean ajustados según la inflación esperada y no por la inflación pasada. Y definir si los acuerdos son con topes prefijados o indexados por la inflación del nuevo INDEC. El acuerdo sería llamado a mediados de enero. Para entonces, Jorge Todesca adelantó que habrá un índice de precios “creíble”. Si el Gobierno y los sindicatos acuerdan paritarias indexadas, el foco sobre el Central aumentará.
Sturzenegger habló de precios en su discurso inaugural en el banco. Cita mediante a Javier Cercas, escritor español, rescató que por mandato de la Carta Orgánica su prioridad será bajar la inflación. Anunció un régimen de metas y en la licitación de Lebac del martes convalidó tasas de interés más bajas para los plazos de deuda más largos: el Banco Central paga menos rendimiento en un bono a casi un año porque espera que para entonces la inflación sea menor. Por otro lado, la entidad presentaría su programa monetario 2016 antes de fin de años según estipula la CO.
El ex presidente del Banco Central y ex ministro de Economía Roque Fernández opina que el éxito para bajar la inflación dependerá de achicar el défici fiscal más que del acuerdo de precios y salarios. “Tienen que cortar el financiamiento del BCRA al Tesoro”. Opina que si lo logran “la tasa de interés descontando la inflación será positiva y el tipo de cambio real mejorará. A este BCRA le gustaría un dólar más alto pero no se animan a hacerlo por el impacto de la inflación”.
Por su parte, el macroeconomista José María Fanelli (UBA) cree que no se puede ganar competitividad sólo devaluando y sin cambiar la indexación de la economía. “El gran desafío es que los sindicatos dejen de mirar para atrás y miren para adelante. Hay que desindexar y para eso hay que convencer que la inflación será más baja”.
La amenaza inflacionaria asomó en diciembre y recrudecería en enero que podría ser 5% mensual. La pregunta de los analistas es cuál será la inflación de los 12 meses anteriores al momento que arranquen las paritarias de marzo. O cuando se negocie el acuerdo económico social. Si hay un Episodio III el título podría ser: “El sindicalismo contrataca”.