Es lo que estiman las grandes compañías que, en promedio, aún no traspasaron a sus listas. Si bien el clima no es de lo mejor, los principales CEO que operan en el país reconocen no estar preocupados por la actual crisis. Saben que lo que viene no es bueno, pero confían en 2019.
La economía no está todavía valorizada a $28. Se estima que, en promedio, hay entre un 15% y un 20% de la devaluación aún sin trasladar. Esta fue una de las principales conclusiones que surgieron de una informal cumbre entre los CEO de las principales multinacionales y grandes compañías locales días atrás, que representan casi el 30% del PBI.
Si bien ninguno de los presentes esquivó la realidad, reconociendo que la caída del nivel de actividad era casi generalizado, sobre todo por el lado de las ventas, el consenso desdramatizó la actual crisis. Esto no significa que no están preocupados por lo que viene, sino que no consideran que estén frente a una crisis terminal. Aunque saben que lo peor no pasó. Al respecto, y a diferencia de algunos sondeos oficiales y privados, el espíritu reinante es que se está ya en una fase recesiva que, si todo sale bien, durará unos tres trimestres. A pesar que, como machaca el economista Juan Carlos De Pablo, es imposible saber cuánto durará este ciclo, existe cierta presunción de que esta recesión insumiría dos trimestres y así lo han transmitido desde el propio Gobierno. Sin embargo, este crisol de CEO de multis y empresas líderes se prepara para más de 9 meses malos. Para estas compañías si fueran solo 6 meses, mejor, lo que sería una agradable «sorpresa».
Se escucharon obvias quejas sobre la tensión en la cadena de pagos, principalmente, entre sus clientes pymes (que descuentan en el mejor de los casos cheques al 55% anual). Destacan que la banca está bien y eso se traduce en niveles de morosidad aceptables. Pero el tenor de la crisis tiene ribetes transversales ya que en un mismo sector hay empresas o marcas que están vendiendo más frente a otras que sufren fuertes caídas en los volúmenes, incluso en sectores sensibles como calzado y textil. De todos modos el clima es mejor de lo esperado.
Claro que a la hora de hablar del temible «pass through» (traspaso de la devaluación a precios) el consenso es que aún la economía no está valorizada a un tipo de cambio nominal de $28. En promedio, estiman que todavía resta trasladar entre un 15% a un 20% de la devaluación. Es más, aquellos con un mayor sesgo al retail, o sea, a bienes de consumo masivo dan cuenta que el pass through pendiente en los actuales precios de las góndolas está entre 12% y 20%. Para estas compañías el tipo de cambio nominal deambulará entre $28 y $32, y contemplan una inflación para este año en torno del 32% y 34%.
Pese a la heterogeneidad transversal de la producción y las ventas sectoriales, la caída generalizada del consumo es el principal dique de contención, por ahora, para el mayor ajuste de precios. Dado que pronto entrarán a terciar quienes se proveen de insumos, materias primas o semielaborados importados y tienen stock valuados a un dólar de $22 y $25. A la hora de reponer stock deben convalidar un dólar de $28. Por ello están mejor posicionados quienes se nutren del mercado doméstico para satisfacer la demanda de sus fábricas.
Para estos ejecutivos la extensión del ciclo recesivo vendrá principalmente de la mano de la desaceleración del gasto público, en particular, de la obra pública y de las contrataciones. Y es en estos temas que vislumbran un álgido período de renegociaciones. Ocurre que hay muchas obras entre adjudicadas y a ejecutar que fueron otorgadas bajo un esquema de precios de un dólar a $20, y desde el Gobierno avisaron que se prepararan para recibir un ajuste de no más del 5%. Por ende va a comenzar una temporada de idas y vueltas sobre los contratos ya celebrados y a rubricar.
En síntesis, el «optimismo» empresario se sustenta en que consideran a las políticas públicas, normales por lo que se sienten «obligados» a colaborar con el Gobierno. Además, como viejos conocedores y sobrevivientes de los ciclos recesivos de las últimas décadas entienden que no se está frente a 2001 o 2008 ni a 1989 o 1994. Consideran que la desfavorable coyuntura es superable. Claro que detrás de este buen humor, está la apuesta a que el Gobierno y sobre todo el equipo económico no cometerán más errores de diagnóstico ni de praxis. O sea, que en el camino de recuperar la confianza pérdida, en su expertise de gestor, el Gobierno no la pifiará. Por lo menos, que «no metan en el arco las pelotas que van afuera», como dice el expresidente del BNA, Carlos Melconian.
Fuente: http://www.ambito.com/927867-devaluacion-resta-pasar-a-precios-hasta-un-20